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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Lunes, Noviembre 8 de 2004[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Tiempo Ordinario, Año Par,
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Lectura: |
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1a. |
Establece presbíteros en cada ciudad, como te lo ordené (Tito 1, 1-9) |
Salmo |
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor. (Salmo 23 ) |
Evangelio |
Si tu hermano te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo (Lucas 17, 1-6) |
Núm. |
Datos |
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1996/11/11 |
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2002/11/11 |
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2014/11/10 |
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2016/11/07 |
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2018/11/12 |
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2024/11/11 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1 |
1. La primera generación declina1.1 La primera lectura nos permite asomarnos a un momento muy singular de la vida de la Iglesia primitiva. Una primera generación de testigos declina y es preciso que el mensaje sea custodiado en su pureza y ofrecido con vigor a todos y en todas partes. Semejante coyuntura no podía escapar a la preocupación del apóstol que, precisamente porque no ha vivido para sí mismo sino para el Evangelio, escribe con rasgos vigorosos y profundos para definir en cuanto le es posible el cauce de la obra de la gracia en favor del pueblo santo. 1.2 Es hermoso percibir el alto sentido de responsabilidad que siente el apóstol. Sabe que la predicación es el gran instrumento querido por Dios para la realización de un designio antiguo y maravilloso, como no hay otro: la vida eterna. Este es el telón de fondo de toda su reflexión sobre la vida y el ministerio de los pastores al servicio de la Iglesia de Cristo. 1.3 Esta vida, por lo demás, no es una pura promesa, ni apunta sólo hacia el futuro. Tiene ya su expresión en la concreción de la fe. La fe es la circulación vital que liga a Pablo con Tito, a quien escribe, y por eso lo llama "verdadero hijo en la fe que compartimos". Así como en un organismo animal todo se pierde si deja de circular la sangre, así también, en este organismo vivo que es la Iglesia todo depende de la circulación vital de la fe. 2. El perfil de un pastor2.1 Después de estas consideraciones nobles y profundas, que son el contexto irrenunciable para toda reflexión sobre la naturaleza de un genuino servidor del evangelio, Pablo señala algunas notas propias del "epíscopos", a veces llamado "obispo" en las traducciones. 2.2 Lo fundamental puede resumirse en el título que le da: "administrador de la casa de Dios". Su ser irreprochable, su capacidad de acogida, su rectitud moral y su eficacia en la predicación brotan de esta fuente: es el encargado de custodiar y acrecentar bienes que no son suyos. Lo que es suyo es la salvación que él mismo acoge, como todos los demás, en virtud de la fe que se abre la gracia. No es dueño de nada sino del amor que lo llena; nada posee sino la vida que anuncia, porque la ha recibido como regalo y como regalo la entrega en sus palabras y obras. 3. La altura del amor cristiano3.1 En este punto podemos relacionar sin violencia las recomendaciones de Pablo y la enseñanza del Señor Jesucristo. ¡Ay de aquel que provoca escándalos, ay del que es ocasión de pecado!, advierte severamente Cristo a sus discípulos. San Carlos Borromeo hablaba de modo semejante a sus presbíteros, invitándoles a meditar siempre en el precio de sangre que cada alma tiene ante Dios. Es la misma idea del "administrador": la gente sencilla, que por eso mismo puede defenderse menos, vale Sangre y amor de Cristo. No eres dueño de esa Sangre, luego no eres dueño de esos corazones ni de esas almas. "Tengan cuidado", nos amonesta el Señor. 3.2 Y de aquí entendemos por qué esa generosidad sin límites para el perdón. No se agota el bien de la sangre, ni en favor tuyo ni en favor de quien te ha ofendido. Poner un límite al perdón es poner un límite a la Sangre, y esto no es otra cosa sino renegar de la salvación que esa Sangre trajo a todos por dignación piadosa de Dios. 3.3 ¡Qué bello acercarnos así al altar, y saborear con el paladar de la mente y con la luz de la fe estas verdades! Ese sacrificio único y sin embargo infinito, inagotable, es el que se realiza en nuestro altar, y es el que llega a nosotros con la comunión eucarística. |
-Fr. Nelson Medina, OP
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