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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Martes, Septiembre 4 de 2007[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Tiempo Ordinario, Año Impar,
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Lectura: |
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1a. |
Murió por nosotros para que vivamos con él (1 Tesalonicenses 5,1-6.9-11) |
Salmo |
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. (Salmo 26) |
Evangelio |
Sé quién eres: el Santo de Dios (Lucas 4,31-37) |
Núm. |
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1997/09/02 |
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2009/09/01 |
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2011/08/30 |
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2015/09/01 |
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2017/09/05 |
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2017/09/05 |
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2019/09/03 |
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2019/09/03 |
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2021/08/31 |
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2023/09/05 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1. Vivir en la luz1.1 Un gran predicador, el P. Tomas Forrest, ha escrito una hermosa reflexión sobre el tema de las lecturas de hoy, es decir, el contraste y la lucha entre la luz y las tinieblas, entre el espíritu de Jesús y el espíritu del engaño. Adaptando a nuestra numeración lo ofrecemos aquí. 1.2 Queridos hermanos en Cristo, hay muchísima gente, por millones, que se pasan la vida entera en la oscuridad. ¿Por qué? Porque viven sin la Luz que vino al mundo hace 20 siglos, aquella Luz que se llama Jesucristo. 1.3 No me refiero a lugares como África o China, donde la tradición cristiana ha sido muy débil; me refiero al Occidente, a países de Europa y del Continente Americano, en los que pareciera irse apagando la luz de Jesucristo. En Irlanda, por ejemplo, es la primera vez en su historia que se oye decir que los jóvenes no están viniendo a Misa. Y en los Estados Unidos, se puede demostrar estadísticamente que las personas que van a la iglesia a ofrecerle a Dios al menos una de las 168 horas que Él nos da en la semana son relativamente pocas. 1.4 Es hora de reconocer este hecho porque nosotros o mejor dicho, ustedes tienen la tarea de volver a encender la luz. No basta con decir, "Bueno, tenemos a Jesús en nuestra historia, en el arte, en la música, en la literatura." No, es preciso actuar para que la luz de Cristo vuelva a brillar con todo su esplendor en el corazón de los seres humanos. ¿Por dónde hemos de empezar? Por nosotros mismos. 2. La vida sin luz.2.1 Vivir en la oscuridad espiritual es mucho peor que vivir sin luz física. Sin la luz de Cristo, quedamos desamparados, porque al diablo le gusta mucho la oscuridad, al punto de que le llaman "el príncipe de la oscuridad". Sin la luz de Cristo, este "príncipe" tiene plena libertad para destruir toda esperanza y dominar a los humanos valiéndose del miedo. Sin la luz de Cristo, no podemos avanzar ni crecer en la santidad que Dios ha previsto para todos; sin la luz de Cristo quedamos espiritualmente paralizados, tal como quedó el avión en la pista cuando yo iba a viajar, y los carros en las calles, los trenes en la ciudad y los ascensores en los edificios: ¡paralizados por falta de la energía de la luz! 2.2 Cuando falta la luz de Cristo, no tenemos semáforos para dirigir las acciones. No hay luz roja que nos diga "pare" cuando surgen las pasiones egoístas, las emociones negativas y el afán individualista. Tampoco hay luz verde que nos diga "siga adelante" para realizar las buenas obras que Dios creó y dispuso para sus hijos. No tenemos luz roja que ponga atajo al mal, pero tampoco luz verde que nos dé la pasada para hacer el bien y dar fruto en abundancia. 2.3 Cuando las personas no están iluminadas por la luz de Cristo, se encuentran envueltas en las densas tinieblas del egocentrismo y el egoísmo. ¿Y qué es lo que quiere el que es egoísta? Quiere tener el derecho de ser la única persona egoísta en el mundo. No quiere a su lado a nadie que sea egoísta, porque considera que ser egoísta es derecho suyo y de nadie más. ¿Hay algo más espantoso que esto? 2.4 Otra oscuridad es el resentimiento. Si tú tienes algún resentimiento en el corazón, por favor decide ponerle fin y busca la sanación, porque es mucho más perjudicial para ti mismo que para la persona contra quien sientes antipatía o rechazo. Es algo que envenena la vida. Los recuerdos ingratos y las amistades traicionadas son tinieblas en las que mucha gente vive día a día. La codicia es otro ejemplo: el afán de querer más y más bienes materiales. Decían que Imelda Marcos tenía 3.000 pares de zapatos. Un día se me ocurrió calcular que, si ella hubiera sido un cienpiés, podría haberse puesto un par distinto todos los días durante dos meses sin repetir ninguno. También está la oscuridad de las adicciones. ¡Una realidad horrible en nuestro mundo! Hay gente adicta al alcohol, a las drogas, a la comida. ¿De qué quieren huir? De la oscuridad, pero se hunden cada vez más profundo en ella. 3. El anhelo de paz3.1 La oscuridad que prevalece en el corazón de muchísimas personas les impide decir, "Me siento en paz. Ya tengo suficiente." ¡Qué bendicióón es la paz! Esta es la razón de la evangelización. San Juan decía que Jesús es la luz que brilla en la oscuridad, y luego añadía que Jesús es aquella luz que las tinieblas no pueden apagar (Juan 1,5). Jesús es el único que puede llenar de luz la vida del ser humano. 3.2 ¿Te has encontrado alguna vez en medio de un huracán? A mí me sucedió varias veces cuando vivía en el Caribe. Cuando viene el huracán, todo el mundo se llena de oscuridad, de viento y de lluvia y pareciera que no hay nada más. Pero cuando ha pasado, desaparecen las nubes del cielo y el sol vuelve a brillar; así también pasan el miedo y la preocupación, y el mundo se llena de luz nuevamente. Así debería llegar Cristo a nuestra vida, brindando belleza, color y bondad. Pues bien, cada uno de nosotros debería ser como San Juan Bautista, testigo de la luz verdadera que alumbra a todo hombre. En efecto, nuestro cometido es encender la luz en este mundo, para que la gente viva en la luz y nunca regrese a las tinieblas. 3.3 Zacarías, padre de San Juan Bautista, profetizó lo que sucedería cuando viniera el Mesías: Que haría brillar su luz sobre los que vivían "en tinieblas" y "en la sombra de la muerte" (Lucas 1,79 BL). Esta no es la muerte que pone fin a nuestra vida en la tierra; es la muerte que se llama "pecado", la muerte que se llama "miedo". Esto es lo que cada evangelizador debe estar haciendo, y si no se dedica a esto, está cometiendo error y pecado. Luego, Zacarías nos dice qué hacer: Dirigir los pasos de las personas por el camino de la paz. Esto es lo que hacemos cuando ayudamos a que se haga la luz en la vida de alguien. Ahora bien, cuando alguien está en la oscuridad absoluta no puede ver dónde pone el pie; no puede caminar; en cambio la luz ilumina el camino, y la Escritura dice que este camino lleva a la paz. 3.4 ¿Cuánta gente hay en el mundo que anhela encontrar la paz? Todos los alcohólicos, los drogadictos, los que compran y compran cosas materiales creyendo que les van a dar paz y contento no la encuentran . . . No, porque el que da la paz es el Príncipe de la Paz. Jesús mismo dice que Él es "La luz del Mundo", la Luz de la Vida (Juan 8,12). El Señor no alumbra las calles, pero hace brillar la luz, el color, la alegría, la felicidad y el sentido correcto en la vida de sus fieles. 4. Vivan como hijos de la luz4.1 ¡Qué bueno es Jesús! Él mismo explica su propia misión: "El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha consagrado para . . . dar vista a los ciegos" (Lucas 4,18). ¿Quiénes son los ciegos? Son aquellas personas a quienes nos referíamos: las que son espiritual, emocional y psicológicamente ciegas; las que no saben de dónde vienen, dónde están ni adónde deberían dirigirse; están emocionalmente paralizadas. Pero Jesús dijo, "He venido al mundo para que los que crean en mí no se queden en la oscuridad" (Juan 12,46). 4.2 ¡Qué hermosa, qué espléndida, qué bondadosa es esta labor! Para definirla usamos una palabra llamativa evangelización pero lo que realmente significa es dar vista a los ciegos. ¡Qué incomparable acto de amor y bondad es iluminar el camino de alguien que se encuentra perdido en las tinieblas! ¡Qué inmenso acto de amor es proclamar junto con San Pablo: "Ustedes antes vivían en la oscuridad, pero ahora, por estar unidos al Señor, viven en la luz" (Efesios 5,8)! 4.3 Pero no es solamente el haber pasado de la oscuridad a la luz. Es más que eso. Es haber dejado de ser oscuridad para empezar a ser luz en este mundo. San Pablo añade: "Pórtense como quienes pertenecen a la luz. Despiértate, tú que duermes; levántate de entre los muertos y Cristo te alumbrará" (Efesios 5,8.14). 4.4 Esta es la razón por la cual decimos que el Evangelio es una buena noticia. Porque ahora podemos vivir en la luz. No hay la menor duda de que la evangelización es el supremo servicio cristiano de enseñar, a los que estáán espiritualmente ciegos, a suplicar al Señor tal como el ciego del Evangelio: "Señor, quiero recobrar la vista" (Lucas 18,41). ¡Si le pidieran al Señor con estas palabras, cuántos ciegos empezarían a ver! |
-Fr. Nelson Medina, OP
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