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En 1815 nació en Piamonte, Italia. A los dieciséis años ingresó en el Seminario de Chieri y era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y los vestidos indispensables.
Después de haber recibido el Diaconado, Juan Bosco pasó al Seminario Mayor de Turín. Ahí empezó a reunir todos los domingos, -con la aprobación de sus Superiores-, a un grupo de chiquillos abandonados de la ciudad en una especie de escuela y lugar de recreo, al que llamó "Oratorio Festivo".
El primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de Capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas que había fundado la Marquesa di Barola.
Tiempo después, acabó una escuela nocturna. Y como el oratorio estaba lleno, abrió dos centros en otros tantos barrios de Turín.
Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Poco más tarde, había ya cuarenta chicos, la mayoría aprendices que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de Valdocco.
Cayó pronto en la cuenta de que todo el bien que hacía por sus chicos, se perdía con las malas influencias del exterior. Decidió, entonces, construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros fueron inaugurados en 1853.
Para el año 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran 500.
En diciembre de 1859, Don Bosco y sus 22 compañeros decidieron finalmente organizar la Congregación, cuyas reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero, la aprobación definitiva no llegó sino hasta 15 años después.
La Orden creció rápidamente. En 1863 había 39 salesianos, y a la muerte del Fundador, eran ya 768.
El siguiente paso del Santo fue la fundación de una Congregación femenina. Ésta quedó inaugurada en 1872 con la toma del hábito de 27 jóvenes, a las que llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos.
Don Bosco realizó uno de sus sueños al enviar los primeros misioneros a la Patagonia. Poco a poco los salesianos se extendieron por toda América del Sur. Tenían 36 casas en el Nuevo Mundo y 38 en Europa.
Las instituciones salesianas en la actualidad, comprenden escuelas primaria y segunda enseñanza, seminarios, escuelas para adultos, escuelas técnicas y de agricultura, talleres de imprenta y librería, hospitales, etc. , sin omitir las misiones y el trabajo pastoral.
San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888. Su canonización tuvo lugar en 1934.
Bogotá, Colombia - Hijo mío: en este y todos los días te recuerdo, siempre; viajarás en mi mente, eres ejemplo de disciplina, dedicación, honestidad y grandeza... que siempre tu carrera retribuya éxitos y el reconocimiento de quienes te amamos!!! Feliz día mi capitán!
Cuando llegue hasta ti este mensaje, añoro estes más tranquilo. Se muy bien como nos duele la partida de tu mamita... ella está en la presencia de Dios nuestro Padre y se regocija del bien que pasó haciendo por nosotros... desde allí nos acompaña! Animo hijo mío... estoy contigo!
Laboulaye, Argentina (1970) - Ruego con todo el corazón al Señor bendiga a la familia y recompense a mi esposo por su amor, paciencia, comprensión, solidaridad
Hermanos: Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos (Hebreos 12,1-4)
Salmo
Cumpliré mis votos delante de sus fieles. / Los desvalidos comerán hasta saciarse, / alabarán al Señor los que lo buscan: / viva su corazón por siempre. R.
Lo recordarán y volverán al Señor / hasta de los confines del orbe; / en su presencia se postrarán / las familias de los pueblos. / Ante él se postrarán las cenizas de la tumba, / ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R.
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá, / hablarán del Señor a la generación futura, / contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: / todo lo que hizo el Señor. R.
Te alabarán, Señor, los que te buscan. (Salmo 21 )
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva." Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?" Los discípulos le contestaron: "Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"" Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud."
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: "Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?" Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas; basta que tengas fe." No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: "¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: "Talitha qumi" (que significa: "Contigo hablo, niña, levántate"). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
La vida de fe es carrera que nos lanza hacia adelante, y batalla para la que es necesario prepararse. ¿Tú qué estás haciendo para lograr la victoria? 4 min. 21 seg.
Cuidado con el alboroto exterior, de llenarnos de tantas voces; pero sobre todo cuidado con el alboroto interior, con esa guerra contra la Palabra que entra en tu corazón y puede hacer muy difícil la fe. 6 min. 43 seg.
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1.1 ¡Qué duro pero qué elocuente es el testimonio de la sangre! Ella habla de la vida arrancada y de la vida ofrecida; de la crueldad espantosa y de la misericordia sublime. Donde hay sangre la vida se está perdiendo o se está recuperando. La circulación de la sangre es el ritmo primero y más evidente de ese hilo de tiempo que hemos heredado entre dos eternidades.
1.2 Cristo nos amó hasta la sangre. Su perdón nos llegó en un discurso de sangre. El pecado quedó denunciado con caracteres de sangre. El amor quedó declarado en sus gotas. La cruz que da la gracia está empapada en sangre. Y la alianza fue sellada del único modo que entienden todos los pueblos y todas las culturas: con sangre.
1.3 Por eso es hasta cierto punto natural lo que hoy nos dice la Carta a los Hebreos. Si hemos amado con medida de sangre, la medida del amor que palpita en nosotros es la de la sangre. Hermosa y valiente consigna: amar hasta la sangre.
2. Cristo soportó contradicción
2.1 Una buena parte del éxito consiste en algo tan sencillo y tan poco ruidoso como saber soportar. Revisemos las vidas de los héroes, de los genios, de los santos, o incluso de los grandes artistas. Hay un denominador común: supieron soportar; supieron resistir; no se doblegaron, aunque a veces tuvieran que doblarse.
2.2 No todo puede resolverse con razones ni todas las contiendas se dirimen con argumentos y palabras. Pasa muchas veces que mostrar quién está en lo correcto es un asunto de tiempo, de fecundidad, de dejar que los frutos y las obras hablen.
3. ¡Levántate!
3.1 En el evangelio vemos el poder de la palabra de Jesús: "¡levántate!". Yo necesito esa palabra. Necesito escuchar que Jesús me dice esa palabra porque él, que es capaz de vencer a la muerte, puede superar lo que ha muerto en mí. Si mis proyectos, si la gracia preciosa, si mis esperanzas, si mi confianza en un mañana han muerto, hay uno que tiene una voz poderosa, una voz que, adentrándose en la caverna de la noche, arranca su presa a la muerte.
3.2 La palabra de Jesús causa un hecho extraordinario: ¡ha resucitado a una muerta! Y sin embargo lo que sigue es de lo más común y natural: hay que dar de comer a la niña. En esto hay una enseñanza que debemos recoger. Cristo no viene a introducirnos en la Isla de la Fantasía, como si por el solo hecho de creer en él tuviéramos que vivir como en circo, espectáculo tras espectáculo. Muchas veces el propósito de una sanación es restaurar el orden primero, el orden del Creador, y esto implica una existencia que puede ser de lo más normal y común. Tal vez sea ese un motivo para aquella advertencia de no contar a otros lo sucedido.
3.3 Cristo hizo el milagro de esta resurrección en una casa de familia. Y Cristo sigue visitando casas. La niña no estaba en la sala de recibo ni en la puerta de afuera; estaba adentro, muy adentro en el amor y en el dolor de esa familia. Cristo quiere llegar así a las casas: hasta dentro de su amor y su dolor, para también allí pronunciar su palabra hermosa y potente: "¡levántate!".