La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
La Santa fue sometida a muchos tormentos y finalmente decapitada en Roma, bajo el régimen del emperador Alejandro (Severo, 222-235).
Según algunos, existía en esta ciudad una Capilla consagrada a Santa Martina, a la que los peregrinos acudían con gran devoción en el siglo VII.
Las reliquias de Martina fueron descubiertas en una bóveda en ruinas de su antigua iglesia. En el año de 1634, las trasladaron a la nueva iglesia que el Papa Urbano VIII había construido en su honor.
Asimismo, compuso los himnos de Santa Martina para el breviario, y se dice que la ciudad de Roma la considera como una de sus Patronas particulares.
A pesar de estas afirmaciones, la existencia histórica de la Santa es dudosa. Los documentos más antiguos sostienen que fue martirizada en Roma, pero no hay ninguna tradición primitiva que mencione ese hecho.
Asunción, Paraguay - Siempre vivirás en nuestros corazones, por ser un ejemplo de esposa, madre y abuela. Te amamos por siempre, guíanos desde donde estés.
En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: "Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré:
Te nombré profeta de los gentiles.
Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país:
Frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo.
Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte." Oráculo del Señor.
A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.,
Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.
Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír."
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían: "¿No es éste el hijo de José?"
Y Jesús les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún."
Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, mas que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, mas que Naamán, el sirio."
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Jesús, como Elías y Eliseo, no es enviado sólo a los judíos (Lucas 4, 21-30)
La firmeza que brota de la convicción en la verdad, y el amor que brota de la experiencia de la misericordia: pilares de la vida cristiana. 19 min. 17 seg.
Nuestro Dios es un Dios que sale de sí, por eso es necesario preguntarnos cómo llegamos a quienes aún no creen, no aceptan y no saben del amor de Dios, para ser una Iglesia en salida. 5 min. 33 seg.
No nos fiemos de la opinión pública porque abunda la mentira y el engaño, tampoco vivamos esclavos del miedo y siempre encontremos oportunidades en las dificultades. 5 min. 41 seg.
1.1 Es paradójico en la vida de los profetas que ellos anuncian un bien, la voluntad de Dios, y son tratados como malhechores. Esto llega a convertirse en un sello característico de la vida de ellos, hasta el punto que en algún pasaje Nuestro Señor anuncia: "Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros" (Mateo 5,11-12).
1.2 Por supuesto, esa dureza que enfrentan los profetas es una dura prueba que implica soledad, burlas, y en los casos peores, persecución, tortura y muerte. Es bueno recordar que al frente de toda esa lista de testigos insignes va precisamente Jesucristo, a quien la iglesia saluda como Rey de los Mártires, y que en su ministerio es sin duda primero entre todos los Profetas de Dios.
2. Dura Oposición para un Muchacho
2.1 Jeremías trata de rehuir su vocación. Dios le llama y él se siente pequeño, se achica ante un encargo que sabe difícil y que presiente que habrá de adueñarse de toda su vida y de todo en su vida. Su disculpa es sencilla: "¡Soy un muchacho!" Pienso que es la misma reacción que muchos jóvenes tendrían hoy, considerándose muy pequeños para servir en las filas del dios altísimo. lo curioso es que ya no sienten tan "pequeños" cuando se trata de aprender a fumar, emborracharse o disfrutar del sexo.
2.2 Dios no le recibió la disculpa a Jeremías (y probablemente tampoco se la recibiría a nuestros jóvenes hoy). Más bien, lo empujó a seguir su camino con fidelidad. Mas lo interesante es la manera de crear esa fidelidad. La base de la fidelidad es creer. Dios lo invita a creer en Aquel que lo envía, porque si Jeremías le cree a Dios será capaz de apostar hasta la propia vida por Dios.
3. ¿Todavía Alguien le Cree a la Opinión Pública?
3.1 Una de las torturas de los profetas es la variabilidad de la opinión de la gente. Ya Luis de Granada decía que la opinión pública era como un monstruo de muchas cabezas o en todo caso monstruo. Y así es: la lectura del evangelio de hoy es, aun cuando no lo parece la estricta continuación de la lectura de la semana pasada, allí donde Jesús usa las palabras de Isaías para definir su misión en términos de liberar a los cautivos y sanar a los ciegos. Pues bien, hoy leemos cómo la gente le muestra primero admiración, luego extrañeza y luego aborrecimiento. Los mismos que le aplauden luego le insultan: así será la vida de Cristo, hasta el final: admirado y buscado, olvidado y desechado.
3.2 La gente trata así a los enviados de Dios porque trata así a Dios. Admiramos y buscamos a Dios, buscando en Él más bien sus favores; luego lo olvidamos y desechamos, apartándonos de sus mandatos. Queremos a un dios-marioneta, que haga lo que queremos y no pida nada. Un dios que esté a nuestro servicio y que sólo nos hable para decirnos: "Como tú digas." El Dios verdadero no es así. Para darnos bienes de su tamaño muchas veces tiene que negar los de nuestro tamaño.