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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Domingo, Noviembre 28 de 2027[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Ciclo C, Adviento,
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Lectura: |
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1a. |
Suscitaré a David un vástago legítimo (Jeremías 33, 14-16) |
Salmo |
A ti, Señor, levanto mi alma. (Salmo 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14) |
2a. |
Que el Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva (1 Tesalonicenses 3, 12-4, 2) |
Evangelio |
Se acerca vuestra liberación (Lucas 21, 25-28. 34-36) |
Núm. |
Datos |
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Más... |
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1997/11/30 |
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2000/12/03 |
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2006/12/03 |
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2006/12/03 |
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2009/11/29 |
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2009/11/29 |
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2012/12/02 |
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2012/12/02 |
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2015/11/29 |
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2018/12/02 |
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2021/11/28 |
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2021/11/28 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1 |
1. "Vienen Días...", el Ejercicio de la Esperanza1.1 Con la celebración de hoy iniciamos el tiempo litúrgico del Adviento. Las lecturas de este domingo, así como todas las de este tiempo, son una enseñanza profunda, coherente y bella sobre la esperanza en su sentido más alto y más vigoroso. Hemos de prepararnos entonces para descubrir la riqueza que se anuncia en eso que parece tan sencillo a veces y tan difícil otras veces: esperar. 1.2 La primera lectura nos da una clave: "vienen días." Hay adviento allí donde hay una mirada al futuro. Cuando nos quedamos mirando sólo al tiempo pasado llegamos a volvernos incapaces de dar un rumbo a nuestra vida, como también sucede al manejar un auto: no es posible conducir hacia delante mirando sólo el espejo retrovisor. Y la vida, queramos o no, sigue, va hacia delante. El adviento es mirada hacia lo que viene. 1.3 Pero no esperamos cualquier clase de día. Los días no vienen por sí solos. Hay Alguien que nos envía los días que vienen, hay Alguien que le da color y calor a la Historia. Tal es el núcleo de la fe judía y de la fe cristiana en cuanto ancladas en un mundo real y humano: hay Alguien que anuncia los días, pues hemos escuchado: "Vienen días, dice el Señor." 1.4 Podemos decir más: Aquel que con su palabra que anuncia un futuro es Aquel que con su palabra selló con su promesa nuestro pasado. La Historia, pues, tiene una cadencia, una dirección que va de la promesa al cumplimiento. La promesa está en el pasado; el cumplimiento está en el futuro. ¿Y en el presente? El presente se posa en la cuerda tensa que va de la promesa al cumplimiento, y cuando se ha posado en esa línea de fuerza y de vida se llama ESPERANZA. 1.5 ¿Y qué anuncia Dios para ese tiempo nuevo? Con ser tan breve el texto de la primera lectura, hay por lo menos cuatro cosas que encontramos ahí. Dios anuncia el restablecimiento de la Casa de David, la práctica de la justicia en la tierra, la paz para Jerusalén y la llegada de la salvación. Estas cuatro claves, que conforman como un "programa", nos orientan también sobre lo que será el tiempo del Adviento, desde estos anuncios más generales hasta la concreción en Cristo de toda nuestra esperanza y nuestra alegría. 2. Aprender a Esperar2.1 La segunda lectura está tomada de uno de los primeros documentos del Nuevo Testamento, tal vez el primero de todos en ser redactado. Y este dato es importante, porque sabemos bien que aquella primera generación de cristianos vivió de un modo singularmente intenso la esperanza. Aguardaban ellos el pronto, casi inmediato retorno de Cristo. Tal es el clima en el que surge esta Primera Carta a los Tesalonicenses. 2.2 En ese sentido, la segunda lectura de este domingo nos ofrece un perfil interior del alma cristiana en actitud de genuina esperanza. Entresaquemos algunos rasgos que servirán para nuestra propia preparación espiritual en este adviento. 2.3 Pablo insiste en primer lugar en el amor mutuo. Y esto es interesante, porque de entrada quita la idea de una esperanza individualista, que sólo puede ser hija de una falsa idea de la salvación como un acto que sucede en solitario, aislado de la comunidad: "Dios y yo en una botella." Toda esperanza genuina brota del deseo de un bien que nos llega de la Comunidad y apunta a un bien que se anhela para la Comunidad. Lo demás, no viene del Espíritu de Jesús. 2.4 La segunda enseñanza del apóstol es la sobriedad. La conciencia del retorno del Señor es una invitación a tomar en serio toda su palabra, todo su legado, toda la fuerza de su luz. Es hacer conciencia de la gracia que ha bendecido nuestro pasado y la gloria que él anuncia para nuestro futuro. 3. Oración y Vigilancia3.1 El evangelio, por su parte, nos trae el llamado apremiante de Cristo, en el contexto de la conmoción universal que habrá de preceder a su retorno glorioso. 3.2 De ahí aprendemos varias cosas. Primero, que el adviento es algo más que la preparación para recordar la Navidad. De hecho, el tiempo litúrgico del adviento tiene dos fases bien diferenciadas, como hemos comentado en otras ocasiones: la primera, que empieza este domingo, en realidad mira al retorno de Cristo, es decir a su llegada definitiva; la segunda, que empieza en la semana anterior a la Navidad, sí se centra en las circunstancias propias del nacimiento de Nuestro Señor, como una "prenda" que afianza nuestra esperanza en el cumplimiento definitivo de las promesas. 3.3 Aprendemos también en este evangelio que, así como hay una historia marcada por la esperanza, que es la de los genuinos creyentes, hay también "historias", en un plural de disolución y confusión, que van selladas por la distracción y la dispersión. Cristo es claro: "el exceso de comida, las borracheras y las preocupaciones de la vida" pueden atontarnos, dispersarnos, distraernos hasta un punto en que ya no reconocemos ni la presencia de sus bendiciones ni la promesa de su salvación. Para quienes llegan a este estado, el retorno de Cristo será como una "trampa." 3.4 De ahí los dos grandes consejos que protegen el don de la esperanza: orar y vigilar. Si recordamos, fueron también las dos recomendaciones de Cristo en el Huerto de Getsemaní. Aquella ocasión nos decía: "vigilad y orad" (Mc 14,38); hoy nos dice: "estén atentos, pues, y oren en todo tiempo" (Lc 21,36). Hay algo profundo aquí: el adviento de la Iglesia, aunque marcado con una alegría inmensa, tiene también su aspecto de "Getsemaní." Mientras aguardamos al Señor, de algún modo hemos de recorrer el camino que él anduvo y participar de su pasión para acoger con pleno corazón su pascua. |
-Fr. Nelson Medina, OP
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