|
Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Viernes, Octubre 27 de 2006[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Tiempo Ordinario, Año Par,
|
Lectura: |
Haz click en la referencia bíblica: |
---|---|
1a. |
Un solo cuerpo, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (Efesios 4, 1-6) |
Salmo |
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor (Salmo 23) |
Evangelio |
Si saben interpretar el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los signos del tiempo presente? (Lucas 12, 54-59) |
Núm. |
Datos |
Escuchar |
Más... |
---|---|---|---|
1 |
1998/10/23 |
|
|
2 |
2000/10/27 |
|
|
3 |
2012/10/26 |
|
|
4 |
2012/10/26 |
|
|
5 |
2014/10/24 |
|
|
6 |
2016/10/21 |
|
|
7 |
2018/10/26 |
|
|
8 |
2020/10/23 |
|
|
9 |
2020/10/23 |
|
|
10 |
2022/10/21 |
|
|
11 |
2024/10/25 |
|
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
Versión |
Homilía para leer: |
---|---|
1 |
1. El Camino Hacia la Unidad1.1 La primera lectura, de la Carta a los Efesios, nos recuerda que, si bien es cierto que Cristo ya derribó el muro de división entre judíos y gentiles, nuevos muros están siempre pronto s a levantarse y por ello la unidad es siempre don y siempre tarea. 1.2 De modo hermoso el documento conciliar Unitatis Redintegratio hace un balance esperanzador del camino hacia la unidad visible de los cristianos. Hoy es oportuno recordar algunas de aquellas palabras, tomadas de su n. 1: "El Señor de los tiempos, que prosigue sabia y pacientemente el plan de su gracia para con nosotros pecadores, últimamente ha comenzado a infundir con mayor abundancia en los cristianos separados entre sí el arrepentimiento y el deseo de la unión. Muchísimos hombres, en todo el mundo, han sido movidos por esta gracia y también entre nuestros hermanos separados ha surgido un movimiento cada día más amplio, con ayuda de la gracia del Espíritu Santo, para restaurar la unidad de los cristianos. Participan en este movimiento de unidad, llamado ecuménico, los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesús como Señor y Salvador; y no sólo individualmente, sino también reunidos en grupos, en los que han oído el Evangelio y a los que consideran como su Iglesia y de Dios. No obstante, casi todos, aunque de manera diferente, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible, que sea verdaderamente universal y enviada a todo el mundo, a fin de que el mundo se convierta al Evangelio y así se salve para gloria de Dios." 1.3 En tono semejante nos enseñan también las palabras del Papa Juan Pablo II cuando destaca la importancia de mantener abiertas las puertas del diálogo: "En el ámbito del movimiento ecuménico, el diálogo teológico es el modo apropiado de afrontar juntos las cuestiones por las cuales los cristianos han estado divididos, y de construir juntos la unidad a la que Cristo llama a sus discípulos (cf. Jn 17, 21). En este diálogo aclaramos nuestras posiciones respectivas y examinamos las razones de nuestras diferencias. Así, nuestro diálogo se convierte en un examen de conciencia, una llamada a la conversión, en la que ambos interlocutores examinan en presencia de Dios su responsabilidad con el fin de hacer todo lo posible para superar los conflictos del pasado. El Espíritu nos infunde el deseo de confesar juntos que hay "un solo cuerpo y un solo Espíritu, (...) un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Un solo Dios, Padre de todos, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo" (Ef 4, 4-6). Sentimos esto como un deber, como algo que debe hacerse para que "el mundo crea" (Jn 17, 21). Por esta razón, el compromiso de la Iglesia católica en favor del diálogo ecuménico es irrevocable" (Alocución a la Comisión Mixta Internacional de Diálogo entre la Iglesia Católica y la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas, Lunes 18 de septiembre de 2000). 1.4 Ya en tono de profeta había escrito en el n. 102 de su Encíclica sobre el Ecumenismo, Ut Unum Sint: "La fuerza del Espíritu de Dios hace crecer y edifica la Iglesia a través de los siglos. Dirigiendo la mirada al nuevo milenio, la Iglesia pide al Espíritu la gracia de reforzar su propia unidad y de hacerla crecer hacia la plena comunión con los demás cristianos. ¿Cómo alcanzarlo? En primer lugar con la oración. La oración debería siempre asumir aquella inquietud que es anhelo de unidad, y por tanto una de las formas necesarias del amor que tenemos por Cristo y por el Padre, rico en misericordia. La oración debe tener prioridad en este camino que emprendemos con los demás cristianos hacia el nuevo milenio. [ ] ¿Cómo alcanzarlo? Con la esperanza en el Espíritu, que sabe alejar de nosotros los espectros del pasado y los recuerdos dolorosos de la separación; El nos concede lucidez, fuerza y valor para dar los pasos necesarios, de modo que nuestro empeño sea cada vez más auténtico. Si nos preguntáramos si todo esto es posible la respuesta seria siempre: sí. La misma respuesta escuchada por María de Nazareth, porque para Dios nada hay imposible." 2. Los Signos de los Tiempos2.1 Las palabras acres del Señor en el evangelio de hoy nos apremian a descubrir los "signos de los tiempos". Es una exhortación que nos envía a leer la vida, es decir, a no limitarnos a "escribir" cada día una página de ese libro que es vivir: antes de escribir, ¿por qué no leer un poco? 2.2 Kant dijo que el mundo, básicamente gracias a la Ilustración, había llegado a su mayoría de edad. Parece que Jesucristo se le adelantó unos siglos. La pregunta de Jesús en el texto de hoy nos llama a madurez, a edad adulta: "¿Por qué, pues, no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer ahora?". 2.3 Hay en esto una apelación a la propia conciencia, pero no sólo a ella. Bernard Lonergan, eminente teólogo de la segunda mitad del siglo XX, hablaba de los cuatro preceptos trascendentales, y creo que cabe citarlos aquí, como un modo de disponernos a leer la vida. En ellos se trata básicamente de la decisión de hacerse más atento, más inteligente, más razonable, más responsable. Es decir: despertar y enriquecer nuestra atención, inteligencia, razón y responsabilidad. |
-Fr. Nelson Medina, OP
Suscríbete gratis a mi Boletín de Evangelización Católica |
|