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Etelberto, rey de Kent, se casó con una princesa cristiana llamada Berta, que era hija única de Chariberto, rey de París. Etelberto concedió a su esposa plena libertad para participar de su religión, y Berta llevó a Inglaterra a Liudardo, un Obispo francés.
La tradición habla de la piedad y las amables virtudes de Berta, que indudablemente impresionaron mucho a su marido. Sin embargo, el rey no se convirtió hasta la llegada de San Agustín y sus compañeros.
Los misioneros enviados por San Gregorio, el Grande, desembarcaron en Thanet, desde donde se comunicaron con el rey, anunciándole su llegada y las razones de su viaje. El rey les rogó que permanecieran en la isla, y pocos días más tarde, fue personalmente a escucharlos.
Luego de este encuentro, San Etelberto les concedió permiso para predicar en todo el pueblo, convertir a cuantos pudieran, y les entregó la iglesia de San Martín para que pudiesen celebrar la Misa y otras Liturgias.
Las conversiones empezaron a multiplicarse. Pronto, el rey y su corte fueron bautizados en Pentecostés del año 597. El rey, además, les dio permiso para reconstruir las antiguas iglesias y construir otras nuevas.
Su gobierno se distinguió por el empeño que puso en mejorar las condiciones de vida de los súbditos. Sus leyes le ganaron el aprecio de Inglaterra en épocas posteriores, y su apoyo a la fe católica permitió que se construyesen muchos templos, monasterios y algunas diócesis, como la de Rochester.
El Santo rápidamente se convirtió en un modelo por la nobleza de su conversión. La acogida que dio a los misioneros y su gesto de escucharles sin prejuicios, son un caso extraordinario en la historia. Con su actitud de no imponer la fe en los súbditos a pesar de su celo por propagarla, favoreció enormemente la obra de los misioneros.
Después de cincuenta y seis años de reinado, falleció en el año 616. Fue sepultado en la Iglesia de San Pedro y San Pablo, donde descansaban los restos de la reina Santa Berta y San Liudardo.
Lima- Canete, Perú - Que tengas un día lleno de felicidad con toda la familia. En este día tan special para ti que el Señor y la Virgen te colmen de bendiciones todos los días de tu vida. Feliz día desde Sydney Australia. José, Elva, Jessica p.
Bogotá, Colombia (1991) - Me cuidaste como tu hijo a pesar de que era tu sobrino, Dios te perdone y te reciba en su seno, lo que soy te lo debo a tí. Amén.
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Hoy te manda el Señor, tu Dios, que cumplas estos mandatos y decretos. Guárdalos y cúmplelos con todo el corazón y con toda el alma. Hoy te has comprometido a aceptar lo que el Señor te propone: Que él será tu Dios, que tú irás por sus caminos, guardarás sus mandatos, preceptos y decretos, y escucharás su voz. Hoy se compromete el Señor a aceptar lo que tú le propones: Que serás su propio pueblo, como te prometió, que guardarás todos sus preceptos, que él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y que serás el pueblo santo del Señor, como ha dicho."
Dichoso el que, con vida intachable, / camina en la voluntad del Señor; / dichoso el que, guardando sus preceptos, / lo busca de todo corazón. R.
Tú promulgas tus decretos / para que se observen exactamente. / Ojalá esté firme mi camino, / para cumplir tus consignas. R.
Te alabaré con sincero corazón / cuando aprenda tus justos mandamientos. / Quiero guardar tus leyes exactamente, / tú, no me abandones. R.
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor. (Salmo 118)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."
La perfección es ser completo. La santidad consiste en completarse a lo largo de la vida y poder decir que la misión se completó, sin haberse quedado a medio camino. Si Dios cumple su voluntad en nosotros, la santidad se va a realizar en nuestras vidas. 10 min. 32 seg.
La conversión debe sacarnos al fin de la mentalidad de transacción en nuestra relación con Dios, para llevarnos a la lógica de la comunión y la gratuidad. 5 min. 3 seg.
Tanto la ley antigua, de Moisés, como mucho más la Ley Nueva, fundada en Cristo, consolidan la libertad fruto de la liberación que solo Dios trae a su pueblo. 8 min. 33 seg.
Para crecer en la perfección del Padre Celestial comienza por sonreír, ser amable, escuchar al que está triste, acompañar al que está solo, dar una mano al que está caido. 5 min. 57 seg.
Dios nos invita a ser santos como Él; démosle lugar a la oración, a la esperanza y a la respuesta a la gracia divina para ser como el Señor quiere que seamos. 5 min. 40 seg.
El llamado a la perfección comienza por no creernos buenos y más bien debemos crecer todos los días, y aunque no lleguemos a la meta el Señor nos guía si nos abrimos a su gracia. 5 min. 59 seg.
Acojamos la llamada de Jesús a la santidad, no como algo imposible, sino como una oportunidad maravillosa, como la puerta que nos abre hacía la mejor versión de nosotros mismos. 6 min. 43 seg.
Imitar al Padre Celestial no está absolutamente fuera de nuestro alcance: sí se puede amar con generosidad y gratuidad como Él lo hace ¡Arriésgate a hacerlo! 7 min. 58 seg.
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1.1 "Hoy has oído al Señor declarar que él será tu Dios" nos dice el Deuteronomio. ¡Qué cosa admirable! ¡Cuánto pasma ver a Dios buscando alianza con el hombre!
1.2 Es bueno y santo ejercicio preguntarse por qué nos ama Dios. Supe de un sacerdote que transformó su vida a partir de una hermosa reflexión: "hay un hombre en una cruz...". El hombre en busca de Dios es un despliegue de sinceridad y una aventura de audacia y grandeza. Dios en busca del hombre es un espectáculo de piedad y un camino de gracia y misericordia sin límites.
1.3 Los términos de la invitación que hace Dios al hombre llevan un tono que nos puede parecer extraño: son los mandamientos. Hay dos modos de entender esto: primero, pensar que Dios es un ser fastidioso que pone demasiadas condiciones para dar su amistad; segundo, Dios ha pensado en nuestro bien antes que nosotros mismos lo hayamos hecho, y esos mismos mandamientos son señal de su búsqueda de nuestro bien.
1.4 Ahora bien, lo primero es imposible porque Dios no tiene ninguna necesidad de poner condiciones sencillamente porque no necesita de nosotros. No le agregamos nada. Nos ha creado, como dice hermosamente la liturgia, "para tener en quien depositar sus bendiciones", así que no tiene necesidad de poner condiciones a quienes no le hacen falta. Sólo su amor por nosotros hace que le hagamos falta y que se interese por nosotros, y eso, con otro lenguaje significa: nos manda lo que nos manda porque nos ama, sólo porque nos ama y piensa en nuestro bien.
2. "Amen a sus enemigos"
2.1 Ama a tu enemigo: es el único modo de mostrar que no padeces su misma enfermedad.
2.2 Ama a tu enemigo: así separarás a tu enemigo de su enemigo, que es también tu enemigo, y se llama pecado.
2.3 Ama a tu enemigo: construye con él una historia que les permita mirar en la misma dirección y decir un día: "eso" pretendía destruirnos, pero "nosotros" vencimos.
2.4 Ama a tu enemigo: es muy feo que las garras peludas del demonio te muevan como se mueve un peón en el ajedrez. No des espacio al odio.
2.5 Ama a tu enemigo: muestra que eres mayor y mejor que lo que se dice de ti. Y luego, guarda silencio para que la Verdad grite la verdad.