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Nació en Mayorga, España, en 1538. Los datos acerca de este Arzobispo, personaje excepcional en la historia de Suramérica, producen asombro y maravilla.
El Santo era graduado en derecho y había sido nombrado Presidente del Tribunal de Granada, España, cuando el emperador Felipe II, al conocer sus grandes cualidades, le propuso al Sumo Pontífice que lo nombrara Arzobispo de Lima.
En 1581 llegó Toribio a Lima como Arzobispo, dedicándose con todas sus energías a obtener el progreso espiritual de sus súbditos.
La ciudad estaba en una grave decadencia espiritual. Los conquistadores cometían muchos abusos, y los sacerdotes no se atrevían a corregirlos.
Muchos, para excusarse del mal que estaban haciendo, decían que ésa era la costumbre. El Arzobispo les respondió que Cristo es verdad y no costumbre, empezando a atacar fuertemente todos los vicios y escándalos.
Las medidas enérgicas que tomó contra los abusos que se cometían, le atrajeron muchas persecuciones y atroces calumnias. Él callaba y ofrecía todo por amor a Dios.
Tres veces visitó completamente su inmensa Arquidiócesis de Lima. La primera vez gastó siete años recorriéndola. La segunda vez duró cinco años, y la tercera empleó cuatro.
La mayor parte del recorrido era a pie; esporádicamente en mula, por caminos casi intransitables, pasando de climas terriblemente fríos a climas ardientes. Logró la conversión de un enorme número de indios.
Santo Toribio se propuso reunir a los sacerdotes y Obispos de América en Sínodos, o reuniones generales, para dar leyes acerca del comportamiento que deben tener los católicos.
Cada dos años congregaba a todo el Clero de la Diócesis para un Sínodo, y cada siete años a los de las Diócesis vecinas.
Fundó el primer Seminario de América. Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en sitios supremamente pobres. Casi duplicó el número de ellas, o centros de evangelización en su Arquidiócesis. Cuando él llegó, había 150, y cuando murió, ya existían 250 parroquias en su territorio.
La generosidad lo llevaba a repartir a los pobres todo lo que poseía. El 23 de marzo de 1606, un Jueves Santo, murió en una Capillita de los indios, en una lejana región, donde estaba predicando y confirmando a los indígenas. Se encontraba a 440 kilómetros de Lima.
Santo Toribio tuvo el gusto de administrarle el Sacramento de la Confirmación a tres Santos: Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano y San Martín de Porres.
El Papa Benedicto XIII lo declaró Santo en 1726. En el Perú, se celebra litúrgicamente su fiesta el 27 de abril.
Bogotá, Colombia - Fabiolita, te pongo en oración en este día tan especial, Dios te bendiga y prodigue lo mejor que tenga para tu bienestar y felicidad. Martha Rocío
Cali, Colombia - Eres fuente de amor y mucha alegría para todos en la familia... Dios te bendiga y mamita María te conserve siempre bajo su santo manto. Te amamos.
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
-"Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza."
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: "Moisés, Moisés."
Respondió él: "Aquí estoy."
Dijo Dios: "No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado."
Y añadió: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob."
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel."
Moisés replicó a Dios: "Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros."
Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?"
Dios dijo a Moisés: "Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: " Yo-soy me envía a vosotros"."
Dios añadió: "Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación"."
El Señor es compasivo y misericordioso. (Salmo 102)
2a.
No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquéllos.
No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador.
Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús contestó:
-"¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera."
Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas"."
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera (Lucas 13, 1-9)
Cristo nos invita a quitarnos la idea de que las tragedias son el pago por las malas obras pasadas; y a aprovechar la infinita ternura, paciencia y misericordia de Papá Dios. 5 min. 51 seg.
Escuchemos la llamada a la conversión del Señor sin angustia sino con gratitud y esperanza, avanzando en la Cuaresma para que el amor de Dios de su fruto en nosotros. 3 min. 55 seg.
Todos vamos a morir en algún momento y por consiguiente lo verdaderamente grave es no estar preparados para ello, para presentarnos ante el Rey Eterno. 5 min. 27 seg.
1.1 El tiempo de cuaresma es como una peregrinación hacia la gran luz de la Pascua. Durante este tiempo nos reunimos como pueblo de Dios y avanzamos tras las señales de esperanza y las voces de conversión y compasión que la Iglesia nos regala.
1.2 De hecho, hoy escuchamos una gran voz en la primera lectura: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para librarlo del poder de los egipcios. Lo sacaré de este país y lo llevaré a una tierra nueva y espaciosa." Dirijamos nuestra atención a este pasaje, y en especial a los verbos que contiene.
1.3 El Señor está presente, aunque hubiera parecido escondido o lejano. Él ha visto; ha oído; él conoce. Cada vez que sentimos que resbalamos hacia la depresión o la angustia tenemos el derecho de creer y de afirmar: "Él lo ha visto todo; Él todo lo ha escuchado; Él ya lo sabe."
1.4 Un paso más. Dios dice: "Voy a bajar para librarlo del poder de los egipcios." Usando el lenguaje de la Biblia, diremos que Dios "baja" porque desde la altura ha visto y ha oído. Ese esquema visual "arriba - abajo" es un modo de traducir a lo gráfico la potestad divina, que no está bajo ninguna otra autoridad o poder. Su "descenso" entonces no es un modo de comprobar los hechos sino más bien una manera de describir su acción imparable, fruto y consecuencia de su absoluta majestad.
1.5 Y un paso más. Dios dice: "Lo sacaré de este país y lo llevaré a una tierra nueva y espaciosa." El objetivo de la intervención divina es no es solamente arrancarnos del poder de los enemigos sino llevarnos a vivir bajo su poder. Con otras palabras: nuestra liberación no es para que hagamos lo que nos apetezca. Ello conduciría a una nueva esclavitud. El verdadero sentido de nuestra libertad es, según la Biblia, seguir las sendas que Dios nos muestra y vivir en amistad y gozo en su presencia. Alegría, libertad y obediencia no riñen en este mensaje sino que son en el fondo una y la misma cosa.
2. Llamado a la Conversión
2.1 El evangelio, por su parte, nos llama a conversión. Es propio de cuaresma y de toda la vida cristiana. Tomemos hoy algunas palabras del magisterio de Juan Pablo II, en su Exhortación Apostólica "Reconciliatio et Poenitentia," en el número 10. Nos habla el Papa.
2.2 Dios es fiel a su designio eterno incluso cuando el hombre, empujado por el Maligno y arrastrado por su orgullo, abusa de la libertad que le fue dada para amar y buscar el bien generosamente, negándose a obedecer a su Señor y Padre; continúa siéndolo incluso cuando el hombre, en lugar de responder con amor al amor de Dios, se le enfrenta como a un rival, haciéndose ilusiones y presumiendo de sus propias fuerzas, con la consiguiente ruptura de relaciones con Aquel que lo creó. A pesar de esta prevaricación del hombre, Dios permanece fiel al amor.
2.3 Ciertamente, la narración del paraíso del Edén nos hace meditar sobre las funestas consecuencias del rechazo del Padre, lo cual se traduce en un desorden en el interior del hombre y en la ruptura de la armonía entre hombre y mujer, entre hermano y hermano. También la parábola evangélica de los dos hijos -que de formas diversas se alejan del padre, abriendo un abismo entre ellos- es significativa. El rechazo del amor paterno de Dios y de sus dones de amor está siempre en la raíz de las divisiones de la humanidad.
2.4 Pero nosotros sabemos que Dios "rico en misericordia" a semejanza del padre de la parábola, no cierra el corazón a ninguno de sus hijos. El los espera, los busca, los encuentra donde el rechazo de la comunión los hace prisioneros del aislamiento y de la división, los llama a reunirse en torno a su mesa en la alegría de la fiesta del perdón y de la reconciliación. Esta iniciativa de Dios se concreta y manifiesta en el acto redentor de Cristo que se irradia en el mundo mediante el ministerio de la Iglesia.
2.5 En efecto, según nuestra fe, el Verbo de Dios se hizo hombre y ha venido a habitar la tierra de los hombres; ha entrado en la historia del mundo, asumiéndola y recapitulándola en sí. El nos ha revelado que Dios es amor y que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, comunicándonos al mismo tiempo la certeza de que la vía del amor se abre a todos los hombres, de tal manera que el esfuerzo por instaurar la fraternidad universal no es vano. Venciendo con la muerte en la cruz el mal y el poder del pecado con su total obediencia de amor, Él ha traído a todos la salvación y se ha hecho "reconciliación" para todos. En Él Dios ha reconciliado al hombre consigo mismo.