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Este Santo ha sido considerado como una de las mayores glorias de la Iglesia de España, la cual le honra como Doctor de la misma.
El Santo era sobrino de San Eugenio, Obispo de Toledo, a quien debía suceder en el cargo. A pesar de la oposición paternal, San Idelfonso tomó los hábitos religiosos desde temprana edad en el Convento de Agalia, muy cerca de Toledo, del cual resultó ser más tarde Abad.
Fue ordenado diácono en el 630, y posteriormente, siendo todavía un monje, fundó un Convento de religiosas en los alrededores. Como Abad, asistió al séptimo y octavo Concilio de Toledo en los años 653 y 655, respectivamente.
Uno de los rasgos más característicos de la obra literaria de San Idelfonso, es el entusiasmo casi exagerado con que el Santo habla de la Santísima Virgen, lo que se debe, fundamentalmente, al lenguaje mariano que se impuso en Toledo por aquella época.
Bogotá: Enero 24. Coliseo el Salitre. Tel:2219831 - 2219550 Bucaramanga: Enero 25. Estadio Alfonso López. Tel:6341029 - 6347211 Medellin: Enero 27. Coliseo Colegio Palermo San José. Cel:312 3783807
El Grupo Horeb te invita a conocer del Amor de Dios. Se llevará a cabo los días Viernes 22 y Sábado 23 de Enero de 2010 Lugar:St. Edith Stein Catholic Church 3311 North Fry Rd. Katy, Tx, 77449. Horario: Viernes 6:00PM a 9:00PM Sábado 8:30AM a 4:00PM. Predicador: Padre Said León desde Colombia. Informacion: LiLy Perlaza Tel:281-345-1632
Hermanos: Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día -como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
Esto es lo principal de toda la exposición: Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también éste tenga algo que ofrecer. Ahora bien, si estuviera en la tierra, no sería siquiera sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la Ley. Estos sacerdotes están al servicio de un esbozo y sombra de las cosas celestes, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la tienda: "Mira -le dijo Dios-, te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña." Mas ahora a él le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores.
Ofreció sacrificios de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo (Hebreos 7,25-8,6)
Salmo
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído; / no pides sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy." R.
"-Como está escrito en mi libro- / para hacer tu voluntad." / Dios mío, lo quiero, / y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los labios: / Señor, tú lo sabes. R.
Alégrense y gocen contigo / todos los que te buscan; / digan siempre: "Grande es el Señor" / los que desean tu salvación. R.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. (Salmo 39)
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacia, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Los espíritus inmundos gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios", pero él les prohibía que lo diesen a conocer (Marcos 3,7-12)
El sacerdocio de Cristo es en todo superior al de la Antigua Alianza, porque es superior su templo, que es el cielo mismo; y es superior el sacrificio, que logra la perfecta reconciliación que no podía conseguirse con la Ley de Moisés. Nuestro reconocimiento de Cristo ha de ir marcados por la sinceridad de corazón. 4 min. 8 seg.
El mensaje de la Carta a los Hebreos: el valor permanente de la sangre de Cristo; la necesidad de la constancia en la vida cristiana; y el Cielo como horizonte nuestro. 25 min. 10 seg.
Cristo es manantial de bondad que así atrae a todos a que reconozcan sus propias dolencias y necesidades. Las divisiones entre personas y pueblos caen entonces. 11 min. 53 seg.
Los discípulos de Cristo dejan que sea Él quien dirija sus vidas, que sea Él quien llegue a sus corazones en necesidad para recibir no un perdón barato sino una conversión verdadera. 7 min. 6 seg.
El Evangelio de Marcos nos muestra cómo Cristo pasa, a lo largo de su ministerio, de tener multitudes que le aclaman, a la soledad de Getsemaní. ¿Seremos nosotros discípulos que abandonan o discípulos de todas las horas? 6 min. 12 seg.
Cristo se presentó con la ofrenda de su sangre en el santuario del cielo y desde ahí media por nosotros, por esto su sacrificio es real, eficaz y permanente. 7 min. 0 seg.
Los sacrificios del Antiguo Testamento se repetían siempre con otras víctimas, mostrando así que no eran eficaces para darnos la verdadera purificación y la completa reconciliación con Dios; el sacrificio de Cristo, el cordero inmaculado, sí logra esta redención y sí trae esta paz. 18 min. 31 seg.
Un cristiano es quien hace de la tierra, cielo; hacer que en este mundo con la gente que vivimos el trato, el perdón, la misericordia, el servicio y la dulzura tengan sabor de cielo. 7 min. 3 seg.
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1.1 Hay algo extraño en el corazón humano; algo que no debería ser pero que de hecho se da: la inocencia suele ir unida a la dureza. No debería ser así, repito, pero así es. Así era también en tiempos de Jesús. Los que se sentían más limpios y puros eran duros, a veces incluso crueles, con sus hermanos pecadores. El ejemplo típico son los fariseos, pero la cosa va más allá de una opción religiosa o de un modo de mirar la Ley.
1.2 Jesús es una maravillosa excepción a esa regla fastidiosa, gracias a Dios. Inocente como ninguno, puro y alejado de todo pecado, no por ello se distancia de los impuros, ni de los enfermos, ni de los marginados. Casi uno diría que son sus predilectos. Y eso es maravilloso: he aquí a la inocencia, no vestida de petulancia ni rodeada de la típica coraza de juicios fulminantes hacia el resto del universo, sino ungida de compasión.
1.3 La Carta a los Hebreos lo expresa de modo sencillo y elocuente. Cristo es "el sumo sacerdote que nos hacía falta: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos" (Heb 7,26), pero a la vez "puede obrar con benignidad para con los ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a flaquezas" (Heb 5,2). Separado de los pecadores por la santidad está cerca de los pecadores por la benignidad, o si mejor decimos, por la exquisita ternura de su compasión inagotable.
2. Los falsos "evangelizadores"
2.1 El evangelio de hoy nos presenta una escena de lo que podríamos llamar los "falsos evangelizadores". Los demonios gritan algo que es cierto pero que Jesús no quiere que sea dicho, o por lo menos no de esa forma. Su aullido asustado es: "Tú eres el Hijo de Dios" (Mc 3,11). Varias cosas podemos aprender de esta escena tenebrosa, pues ningún versículo sobra en la Escritura Santa.
2.2 Creo que ante todo podemos aprender que la verdad es más que un enunciado. O dicho de modo más profundo: la verdad no es solamente un "contenido". Decir la verdad es más que decir algo cierto. En esta escena el demonio decía cosas ciertas, pero de algún modo no estaba diciendo la verdad. ¿Por qué? Miremos un ejemplo. Supongamos un empleado en una empresa. El jefe le dice: "necesito que hoy no salgas antes de las cinco de la tarde". A las cuatro y media el empleado pasa por el frente del escritorio del jefe, de camino a la puerta de salida. El jefe lo mira. El empleado empieza a hacerla una tonta canción de burla: "¡tú eres el jefe!, ¡tú eres el jefe de esta gran empresa!", mientras se ríe y sigue de salida. ¿Dijo la verdad ese empleado? La carga de desobediencia y de burla quita todo el sentido de verdad que las palabras, es decir, el contenido en cuanto tal, tenía. Algo así sucede con las palabras del diablo. La acción de Cristo no frena un testimonio ni detiene a un evangelizador, sino que reprime la venganza del enemigo que, aun diciendo la verdad, pretende herir, desconcertar, burlarse, destruir.
2.3 Alabemos, pues, a Cristo Señor, y reconozcamos en él, con conciencia sincera y humilde, a nuestro Salvador.
En aquel tiempo el SEÑOR apartó la tribu de Leví para que llevara el arca del pacto del SEÑOR, y para que estuviera delante del SEÑOR, sirviéndole y bendiciendo en su nombre hasta el día de hoy. Por tanto, Leví no tiene porción o herencia con sus hermanos; el SEÑOR es su herencia, así como el SEÑOR tu Dios le habló.
Confía en el Señor y haz el bien, / habita tu tierra y practica la lealtad; / sea el Señor tu delicia, / y él te dará lo que pide tu corazón. R.
El Señor vela por los días de los buenos, / y su herencia durará siempre; / no se agostarán en tiempo de sequía, / en tiempo de hambre se saciarán. R.
Apártate del mal y haz el bien, / y siempre tendrás una casa; / porque el Señor ama la justicia / y no abandona a sus fieles. / Los inicuos son exterminados, / la estirpe de los malvados se extinguirá. R.
El Señor es quien salva a los justos, / él es su alcázar en el peligro; / el Señor los protege y los libra, / los libra de los malvados y los salva / porque se acogen a él. R.
Encomienda tu camino al Señor, y él actuará. (Salmo 36)
Evangelio
Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni dejéis que os llamen preceptores; porque uno es vuestro Preceptor, Cristo. Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor. Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que se humille, será ensalzado.
1.1 Todo en nuestra fe apunta finalmente hacia la unión con Dios. En ese sentido hay que afirmar que todo en nuestra fe apunta hacia la vida mística, porque no es la mística otra cosa sino el anhelo consecuente y absorbente de la plena unión con Dios.
1.2 La palabra mística está emparentada con misterio. Y "mysterion" es la palabra griega que fue traducida al latín como "sacramentum." La vida mística, según eso, es aquella que toma en serio lo que acontece en los sacramentos. Si, por ejemplo, sabemos que la Eucaristía contiene la promesa de darnos la vida de Cristo, los místicos han dado plena fe a esa afirmación y han abierto su corazón para que Cristo viva en plenitud su vida en ellos.
1.3 La vida en el "misterio" y en el "sacramento" implica también descubrir que a través de las cosas más sencillas Dios sigue hablando, persuadiendo, bendiciendo, sanando. Los místicos no han creído que Dios está lejos sino que han educado sus ojos para leer las mil señales sencillas pero elocuentes que Dios nos da cada día.
2. Los místicos del Rin
2.1 Durante su segundo siglo de existencia la Orden de Predicadores experimentó una expansión que puede calificarse de milagrosa. Se cuenta que el segundo maestro de nuestra Orden, el Beato Jordán de Sajonia, dio el hábito dominicano a cerca de mil novicios. Esto significó la fundación de decenas de "casas de predicación" por toda Europa. Un número notable de ellos se agruparon a lo largo del río Rin. La seriedad propia del alma nor-europea entró con fascinación en el mundo de la mística y así surgieron varias corrientes espirituales, una de ellas, la dominicana.
2.2 Enrique Seuze o Suzón es uno de los representantes de esta escuela mística renana, cuya nota más sobresaliente es la unión entre lo místico y lo intelectual. Estamos hablando de una espiritualidad exigente, que busca la purificación del corazón a través del desprendimiento de las cosas temporales. La valoración del conocimiento y de la sabiduría, por encima de lo lucrativo, lo sensible y lo placentero, sirven de paso previo para el abandono de todo lo que no es Dios. Luego el conocimiento mismo es llevado a su límite a través de la paradoja de la Cruz: allí donde nada parece comprensible se revela la luz ma´s perfecta y durable.
2.3 Enrique Seuze es un exponente sobresaliente de la mística renana y una muestra del alcance inmenso del carisma de santo Domingo de Guzmán. Su amor apasionado hacia Jesucristo, contemplado como la Sabiduría de Dios, es un punto de referencia para todo cristiano y un modelo de vida interior para los frailes de su Orden.