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Sebastián, hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana.
Respetado por todos y apreciado por el emperador que desconocía su cualidad de cristiano, cumplía con la disciplina militar, mas no participaba en los sacrificios idolátricos.
Además, como buen seguidor de Cristo, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a los encarcelados por causa de Jesús. Esta situación no podía durar mucho. Lo denunciaron al emperador Maximino, quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.
El Santo escogió la milicia de Cristo. Desairado el emperador, lo amenazó de muerte. Sin embargo, San Sebastián, siendo soldado de Jesús por la confirmación, se mantuvo firme en su fe.
Enfureciéndose Maximino, lo condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto.
No obstante, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, quien lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Varios amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma. El Santo se negó rotundamente, pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor.
Se presentó con valentía ante el emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el Santo le reprochó con energía su conducta de perseguir a los cristianos.
Maximino mandó, entonces, que lo azotaran hasta morir. Esta vez se cumplió sin errores la misión, echando el cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre Catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.
El culto a San Sebastián es muy antiguo. El Santo es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión. Por otro lado, ha sido llamado el Apolo cristiano, ya que se trata de uno de los Santos más reproducidos por el arte en general.
Jesús naria/Lima, Perú - Saludos a una gran amiga y compañera de trabajo, dandole las gracias por el apoyo que recibí de parte de ella durante el tiempo que tuve la suerte de compartir su amistad. Tus amigos Juan y Germán
San José, Costa Rica (1976) - Jesús, Rey Celestial, te pido por mi hijo, tuyo es también Señor, que se cumpla tu plan divino en él. Por todas sus necesidades espirituales y temporales. Vos conoces su corazón y sabes que necesita mejor que yo. Gracias Jesús
Ahora a nuestro sumo sacerdote le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores. En efecto, si la primera hubiera sido perfecta, no tendría objeto la segunda.
Pero a los antiguos les echa en cara: "Mirad que llegan días -dice el Señor-, en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos fueron infieles a mi alianza, y yo me desentendí de ellos -dice el Señor-. Así será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -oráculo del Señor-: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "¡Conoce al Señor!", porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados."
Al decir "alianza nueva", dejó anticuada la anterior; y lo que está anticuado y se hace viejo está a punto de desaparecer.
Muéstranos, Señor, tu misericordia / y danos tu salvación. / La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan; / la fidelidad brota de la tierra, / y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia, / y nuestra tierra dará su fruto. / La justicia marchará ante él, / la salvación seguirá sus pasos. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran. (Salmo 84)
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.
Fue llamando a los que él quiso y los hizo sus compañeros (Marcos 3,13-19)
Cristo es mediador de la Nueva Alianza, que es superior a la Antigua. Tal es una de las afirmaciones centrales de la Carta a los Hebreos. La superioridad de la alianza en Cristo se demuestra en que ya la Antigua hablaba de la necesidad de una nueva alianza que escribiera los preceptos en los corazones. 4 min. 10 seg.
La Nueva Alianza estaba ya anunciada en la Antigua, allí donde se reconoce que, a menos que Dios escriba su ley en los corazones, la ley tiene sabor de muerte. 22 min. 4 seg.
La vida cristiana no es una guerra de poderes, es un crecimiento en dones, talentos y carismas distintos en cada persona, que surgen para dar testimonio del Único Dios. 6 min. 55 seg.
La sangre de la Nueva Alianza es la del Único cordero, el cordero de Dios; su promesa es que la ley es escrita en nuestros corazones y su novedad es el Espíritu Santo. 7 min. 45 seg.
Tres graves límites tenía el régimen de la Ley de Moisés: difícil de comprender para el común de las personas; ardua de practicar sobre todo en medio de la persecución o la tentación; incapaz de un perdón transformante. Estos límites vence la Nueva Alianza en Cristo, que nos da el don por excelencia: el Espíritu Santo. 15 min. 9 seg.
La Nueva Alianza nos da la gracia del Espíritu Santo quuien no solo ilumina nuestra conciencia, sino que nos da la fuerza para preferir el bien aunque sea arduo y evitar el mal aunque sea atrayente. 7 min. 44 seg.
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1.1 La antigua alianza era imperfecta; la nueva es perfecta. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia? Ambas son alianzas entre Dios y el hombre. ¿Qué hace perfecta, y por lo tanto eterna, a la alianza en la Sangre de Cristo?
1.2 La antigua alianza resultó imperfecta, dice Dios, porque "ellos no fueron fieles a mi alianza y por eso los rechacé" (Heb 8,9). Todo en una alianza radica en la palabra "fidelidad"; destruida la fidelidad poco o nada queda de la alianza. Así entendemos qué fallaba en el antiguo pacto: aunque señalaba apropiadamente los términos, no podía hacer nada frente al problema de la infidelidad. Sólo podía señalar y condenar el mal, pero no sanar las heridas que causa ni dar la gracia necesaria para destruir su encanto y su fuerza.
1.3 Esto es lo nuevo que trae la nueva alianza. En el pacto nuevo, sellado en la Sangre de Jesucristo, encontramos por fin una respuesta al problema de la infidelidad humana. Jeremías, citado aquí por la Carta a los Hebreos, ya lo había explicado, aunque algo veladamente: "Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Nadie tendrá ya que instruir a su hermano diciendo: Conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor" (Jer 31,33-34).
1.4 La alianza perfecta está escrita "en el corazón". No es un precepto externo que tenga que ser intimado por una presión externa o por una exhortación continua. Las alianzas antiguas, hasta la de Moisés, indicaban exteriormente cuál es el bien y cuál el mal pero existían sólo como indicadores, y por lo tanto carecían de poder frente a las insinuaciones del mal. La alianza nueva, la perfecta, indica, pero sobre todo, mueve; impulsa interiormente; transforma el propio ser. Frente a esta novedad maravillosa entendemos por qué de la anterior alianza se dice: "lo que se vuelve viejo y anticuado, está a punto de desaparecer" (Heb 8,13), con lo cual el autor de esta Carta desea que sus lecotres comprendan los límites irreversibles de la alianza que hasta entonces conocían.
2. Los Judíos mesiánicos
2.1 Un tema un poco polémico relacionado con esta enseñanza radica en esta pregunta: ¿es lícito practicar los ritos de la antigua alianza dentro de la nueva? Existe un grupo religioso, los "Judíos Mesiánicos", que reconocen en Jesús al Mesías (Mashiaj) esperado por Israel, predican, como nosotros, que Él es el Hijo de Dios, y el que tenía que venir al mundo. Algunos de estos judíos mesiánicos se consideran "cercanos" o incluso "hermanos" con la Iglesia Católica, otros, en cambio, se ven y proclaman como hostiles a lo que ellos consideran engaños de esta misma Iglesia. Estamos, pues, ante una realidad compleja, de la que sin embargo hay que estar enterado, porque tarde o temprano aparecerá en el camino.
2.2 Utilizan sí, con preferencia los términos hebreos para referirse tanto a la Escritura como a los puntos centrales de nuestra fe: Jesús es Yeshúa, el Espíritu Santo es Ruaj haKodesh; el nombre de Dios lo suelen escribir omitiendo una vocal, para indicar que es un nombre impronunciable: Di-s. Un sacerdote es un cohén y un obispo es un bishof; la Eucaristía se llama Seudat y el bautismo tevilá; el Evangelio es la Besurá, mientras que el Antiguo Testamento es el Tanak y el Nuevo Testamento es B´rit Hajadashá. Conservan, sin embargo, prácticas judías como el servicio sinagogal, llamado Avodá y otras oraciones y bendiciones del judaísmo tradicional. ¿Qué decir de todo esto?
2.3 Por ahora nuestro propósito es más informativo que otra cosa. Creo que sí es importante no dejarnos seducir por el ambiente de misterio y del encanto de los nombres extraños. Buscar y amar nuestras raíces judías puede traer inmensos bienes y puede convertirse en un puente de diálogo con los actuales judíos, o mejor: con las diversas ramas del judaísmo no cristiano. Además, el amor a la lengua y las costumbres hebreas puede servir de "diccionario existencial" que nos ayuda a comprender los términos mismos de la Escritura desde una perspectiva distinta al marco demasiado conceptual y objetivante de nuestras tradiciones filosóficas occidentales.
2.4 Por otro lado, la práctica de tantos ritos hebreos y la cercanía racial y cultural con judíos indiferentes, suspicaces o adversos al cristianismo puede traer graves consecuencias, como por ejemplo, relativizar todo aquello que de modo más o menos arbitrario se estime como "demasiado católico"; por decir algo: el enunciado del dogma trinitario o de la explícita divinidad de Jesucristo.
2.5 Aún más: las severas advertencias de Pablo contra los Gálatas, que empezaban a dar grandísima importancia a la circuncisión y a la práctica de la ley, no han sido contradichas por la Escritura ni por la tradición centenaria de la Iglesia: " Mirad, yo, Pablo, os digo que si os dejáis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley. De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído" (Gál 5,2-4). El peligro de fondo entonces no está en la interpretación teológica ni en la celebración litúrgica, sino en el corazón mismo de nuestra fe, es decir, en el cimiento que nos permite reconocernos salvos por la sola gracia de Dios. Sobre este tema, que requiere más estudio, oración y caridad, tengamos prudencia y paciencia, sin buscar novedades sólo por ser novedades, y sin huir de nuestras raíces.