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Obispo, Fundador de la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús.
José Sebastián Pelczar nació el 17 de enero de 1842 en la pequeña ciudad de Korczyna, cerca de Krosno, al pie de los montes Cárpatos.
Pasó la niñez en su ciudad natal, creciendo en una atmósfera de fe profunda que sus padres, Adalberto y Marianna, le inculcaron. Éstos, viendo que su hijo tenía aptitudes extraordinarias, al terminar los dos años de escuela popular en Korczyna, lo enviaron a Rzeszów, para continuar sus estudios.
Ya de estudiante, tomó la decisión de entregar su vida al servicio de Dios, como lo expresa en el diario: Los ideales de la tierra palidecen, el ideal de la vida lo veo en el sacrificio, y el ideal del sacrificio en el sacerdocio.
Al terminar el sexto curso, entró al Seminario Menor, y en el año 1860 empezó los estudios de teología en el Seminario Mayor.
Después de la ordenación sacerdotal, el 17 de julio de 1864, trabajó en la Parroquia de Sambor durante año y medio, y luego fue enviado a Roma (1866-1868), donde estudió a la vez en dos universidades, Collegium Romanum, hoy Universidad Gregoriana, e Instituto de san Apolinar, hoy Universidad Lateranense. Allí profundizó conocimientos y fortaleció su gran amor a la Iglesia y a su cabeza visible, el Papa.
Al regresar a su patria, trabajó como profesor en el Seminario de Przemysl, y más tarde, durante 22 años, en la Universidad Jagelónica de Cracovia. Siendo profesor y decano de la Facultad de Teología, gozaba de estima y gran fama de hombre culto, buen organizador y amigo de los jóvenes.
En reconocimiento a sus valores, le confiaron la dignidad de Rector del Almae Matris de Cracovia (1882-1883).
Deseando realizar el ideal de sacerdote y polaco que trabaja con devoción por su pueblo, el sacerdote Pelczar no limitaba su actividad al campo de la ciencia, sino también al trabajo social y caritativo.
Fue miembro activo de la Asociación de San Vicente de Paúl y de la Asociación de la Educación Popular. Durante los 16 años que ejerció como presidente de la Asociación de la Educación Popular, fundó numerosas salas de lectura y bibliotecas.
Esta Asociación promovió numerosas charlas gratis, editó y distribuyó entre el pueblo más de cien mil libros, y abrió una escuela para las empleadas del servicio doméstico.
En 1891, por iniciativa suya, se creó La Fraternidad de la Inmaculada Virgen María, Reina de Polonia, que además de los fines religiosos, tenía una dimensión social: se ocupaba de la protección de los artesanos, de los pobres, de los huérfanos y empleadas del servicio doméstico, de las empleadas enfermas y las que no tenían trabajo.
Viendo en los problemas de su tiempo un signo de la voluntad de Dios, fundó en el año 1894 en Cracovia, la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, cuyo fin era la proclamación del Reino del Amor del Sagrado Corazón de Jesús.
Su deseo era que las Hermanas fueran signo e instrumento de este amor para con las jóvenes, enfermos y todos los que necesitasen cualquier tipo de ayuda.
En el año 1899 lo nombraron Obispo auxiliar, y un año mas tarde, tras la muerte de Monseñor Solecki, se convirtió en Obispo de la Diócesis de Przemysl. Durante los 25 años de su ministerio episcopal, se dio a conocer como un valiente pastor, celoso por el bien de las almas a él confiadas.
A pesar de su debilitada salud, Monseñor Pelczar seguía desempeñando actividades religiosas y sociales. Para animar a los fieles a mantener y renovar la fe, visitaba frecuentemente las parroquias, se preocupaba además por la dimensión moral e intelectual del clero, dando ejemplo de una profunda piedad que se expresaba en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la Madre de Dios.
Tenía gran veneración al Santísimo Sacramento e invitaba a los fieles a participar en las celebraciones eucarísticas. Gracias a sus diligencias, aumentó el número de nuevas iglesias y capillas. También fueron restaurados muchos templos.
No obstante las difíciles circunstancias políticas, realizó tres Sínodos Diocesanos, organizando en unas normas legislativas, diferentes iniciativas, dándoles mayor apoyo y asegurando su estabilidad.
El Obispo José Sebastián conocía las necesidades de sus fieles y rodeaba de cuidados a los más pobres de su Diócesis. Las guarderías para los niños, los comedores populares para los pobres, los refugios para los que no tenían casa, la preparación en las labores domésticas para las jóvenes, las becas para los seminaristas sin recursos económicos, son algunas de las obras existentes debidas a su iniciativa.
Se compadecía de las injusticias sufridas por los trabajadores, y se dedicó con empeño a solucionar algunos problemas de su tiempo, como la emigración y el alcoholismo.
En las cartas pastorales, en los artículos publicados y en otros escritos, subrayaba la necesidad de respetar estrictamente la enseñanza social del Papa León XIII.
Dotado copiosamente por Dios, no desperdiciaba los talentos recibidos, sino que los desarrollaba y multiplicaba. Una de las pruebas de su increíble laboriosidad son los numerosos escritos que contienen obras teológicas, históricas, libros sobre la ley canónica, manuales, devocionarios, cartas pastorales, charlas y homilías.
Monseñor Pelczar murió la noche del 27 al 28 de marzo de 1924. Quedó en la memoria de la gente como hombre de Dios, que a pesar de los tiempos difíciles que le tocó vivir, cumplió siempre su voluntad.
El profesor P. Antonio Bystrzonowski, discípulo y sucesor del profesor Pelczar en la cátedra universitaria, el día de su entierro, dijo: El difunto Obispo de Przemysl unía en sí las más bellas cualidades y talentos: un celo apostólico, un espíritu de iniciativa llevado a la práctica con energía, y la luz de gran sabiduría, tal vez más grande por sus virtudes. Monseñor José Sebastián brillaba como modelo y ejemplo de trabajo extraordinario unido a un entusiasmo juvenil.
El 2 de junio de 1991, durante su cuarta peregrinación a Polonia, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Monseñor José Sebastián Pelczar en Rzeszów. Las Reliquias del Beato se encuentran en la Catedral de Przemysl.
En Cracovia, el Beato José Sebastián es venerado de modo especial en la Iglesia de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, donde se encuentra la capilla a él dedicada. Su memoria se celebra el 19 de enero.
Fue canonizado por el Papa Juan Pablo II, el domingo 18 de mayo de 2003.
Hermanos: Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día -como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
Esto es lo principal de toda la exposición: Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también éste tenga algo que ofrecer. Ahora bien, si estuviera en la tierra, no sería siquiera sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la Ley. Estos sacerdotes están al servicio de un esbozo y sombra de las cosas celestes, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la tienda: "Mira -le dijo Dios-, te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña." Mas ahora a él le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores.
Ofreció sacrificios de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo (Hebreos 7,25-8,6)
Salmo
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído; / no pides sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy." R.
"-Como está escrito en mi libro- / para hacer tu voluntad." / Dios mío, lo quiero, / y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los labios: / Señor, tú lo sabes. R.
Alégrense y gocen contigo / todos los que te buscan; / digan siempre: "Grande es el Señor" / los que desean tu salvación. R.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. (Salmo 39)
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacia, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Los espíritus inmundos gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios", pero él les prohibía que lo diesen a conocer (Marcos 3,7-12)
El sacerdocio de Cristo es en todo superior al de la Antigua Alianza, porque es superior su templo, que es el cielo mismo; y es superior el sacrificio, que logra la perfecta reconciliación que no podía conseguirse con la Ley de Moisés. Nuestro reconocimiento de Cristo ha de ir marcados por la sinceridad de corazón. 4 min. 8 seg.
El mensaje de la Carta a los Hebreos: el valor permanente de la sangre de Cristo; la necesidad de la constancia en la vida cristiana; y el Cielo como horizonte nuestro. 25 min. 10 seg.
Cristo es manantial de bondad que así atrae a todos a que reconozcan sus propias dolencias y necesidades. Las divisiones entre personas y pueblos caen entonces. 11 min. 53 seg.
Los discípulos de Cristo dejan que sea Él quien dirija sus vidas, que sea Él quien llegue a sus corazones en necesidad para recibir no un perdón barato sino una conversión verdadera. 7 min. 6 seg.
El Evangelio de Marcos nos muestra cómo Cristo pasa, a lo largo de su ministerio, de tener multitudes que le aclaman, a la soledad de Getsemaní. ¿Seremos nosotros discípulos que abandonan o discípulos de todas las horas? 6 min. 12 seg.
Cristo se presentó con la ofrenda de su sangre en el santuario del cielo y desde ahí media por nosotros, por esto su sacrificio es real, eficaz y permanente. 7 min. 0 seg.
Los sacrificios del Antiguo Testamento se repetían siempre con otras víctimas, mostrando así que no eran eficaces para darnos la verdadera purificación y la completa reconciliación con Dios; el sacrificio de Cristo, el cordero inmaculado, sí logra esta redención y sí trae esta paz. 18 min. 31 seg.
Un cristiano es quien hace de la tierra, cielo; hacer que en este mundo con la gente que vivimos el trato, el perdón, la misericordia, el servicio y la dulzura tengan sabor de cielo. 7 min. 3 seg.
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1.1 Hay algo extraño en el corazón humano; algo que no debería ser pero que de hecho se da: la inocencia suele ir unida a la dureza. No debería ser así, repito, pero así es. Así era también en tiempos de Jesús. Los que se sentían más limpios y puros eran duros, a veces incluso crueles, con sus hermanos pecadores. El ejemplo típico son los fariseos, pero la cosa va más allá de una opción religiosa o de un modo de mirar la Ley.
1.2 Jesús es una maravillosa excepción a esa regla fastidiosa, gracias a Dios. Inocente como ninguno, puro y alejado de todo pecado, no por ello se distancia de los impuros, ni de los enfermos, ni de los marginados. Casi uno diría que son sus predilectos. Y eso es maravilloso: he aquí a la inocencia, no vestida de petulancia ni rodeada de la típica coraza de juicios fulminantes hacia el resto del universo, sino ungida de compasión.
1.3 La Carta a los Hebreos lo expresa de modo sencillo y elocuente. Cristo es "el sumo sacerdote que nos hacía falta: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos" (Heb 7,26), pero a la vez "puede obrar con benignidad para con los ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a flaquezas" (Heb 5,2). Separado de los pecadores por la santidad está cerca de los pecadores por la benignidad, o si mejor decimos, por la exquisita ternura de su compasión inagotable.
2. Los falsos "evangelizadores"
2.1 El evangelio de hoy nos presenta una escena de lo que podríamos llamar los "falsos evangelizadores". Los demonios gritan algo que es cierto pero que Jesús no quiere que sea dicho, o por lo menos no de esa forma. Su aullido asustado es: "Tú eres el Hijo de Dios" (Mc 3,11). Varias cosas podemos aprender de esta escena tenebrosa, pues ningún versículo sobra en la Escritura Santa.
2.2 Creo que ante todo podemos aprender que la verdad es más que un enunciado. O dicho de modo más profundo: la verdad no es solamente un "contenido". Decir la verdad es más que decir algo cierto. En esta escena el demonio decía cosas ciertas, pero de algún modo no estaba diciendo la verdad. ¿Por qué? Miremos un ejemplo. Supongamos un empleado en una empresa. El jefe le dice: "necesito que hoy no salgas antes de las cinco de la tarde". A las cuatro y media el empleado pasa por el frente del escritorio del jefe, de camino a la puerta de salida. El jefe lo mira. El empleado empieza a hacerla una tonta canción de burla: "¡tú eres el jefe!, ¡tú eres el jefe de esta gran empresa!", mientras se ríe y sigue de salida. ¿Dijo la verdad ese empleado? La carga de desobediencia y de burla quita todo el sentido de verdad que las palabras, es decir, el contenido en cuanto tal, tenía. Algo así sucede con las palabras del diablo. La acción de Cristo no frena un testimonio ni detiene a un evangelizador, sino que reprime la venganza del enemigo que, aun diciendo la verdad, pretende herir, desconcertar, burlarse, destruir.
2.3 Alabemos, pues, a Cristo Señor, y reconozcamos en él, con conciencia sincera y humilde, a nuestro Salvador.