En el prólogo de su Evangelio, Lucas nos dice que lo escribió para que los cristianos conociesen mejor las verdades en las que habían sido instruidos. Era ante todo un historiador y narraba, esencialmente, dirigiéndose a los griegos.
Como muchos relataban los sucesos tal como los habían oído contar de aquellos que fueron los primeros testigos y ministros de la Palabra, también a él le pareció, tras estudiarlos desde el principio, referirlos en una narración ordenada.
Lucas era muy cercano a San Pablo y se asegura que pasó junto a él los dos períodos en que este último estuvo en la cárcel.
El Santo era soltero. Escribió su Evangelio en Grecia y murió en Beocia, a los 84 años. Constantino, fallecido en el año 361, mandó trasladar de Tebas de Beocia a Constantinopla sus reliquias.
San Lucas es el Patrón de los médicos y de los pintores. Un autor del siglo VI, afirma que la emperatriz Eudoxia había enviado un siglo antes a Santa Pulqueria, una imagen de Nuestra Señora, pintada en Jerusalén por Lucas.
No cabe duda, además, que las descripciones de San Lucas han inspirado a muchos artistas, sobre todo a pintores.