La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
Después de tomar el hábito en la Orden Seráfica, estudió en la Universidad de París bajo la dirección del maestro inglés Alejandro de Hales.
De 1248 a 1257, enseñó en esta universidad teología y Sagrada Escritura. A su genio penetrante unía un juicio muy equilibrado, que le permitía ir al fondo de las cuestiones.
Así dejaba de lado lo superfluo, para discernir todo lo esencial y poner al descubierto los sofismas de las opiniones erróneas. El Santo se distinguió en filosofía y teología escolásticas.
San Buenaventura no veía en sí más que faltas e imperfecciones, y por humildad, se abstenía algunas veces de recibir la comunión.
Y en esas ocasiones no comulgaba, por más que su alma ansiaba acercarse a la Fuente de gracia. Pero, un milagro de Dios permitió a San Buenaventura superar tales escrúpulos.
Durante los años que pasó en París, compuso una de sus obras más conocidas, el "Comentario sobre las Sentencias de Pedro Lombardo", que constituye una verdadera suma de teología escolástica.
Guillermo de Saint Amour hizo en la obra titulada, "Los peligros de los últimos tiempos", un ataque directo a San Buenaventura.
Este ataque fue contestado por el Santo con un tratado sobre la pobreza evangélica, titulado, "Sobre la pobreza de Cristo".
En 1257, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino recibieron juntos el título de doctores. San Buenaventura escribió un tratado, "Sobre la vida de perfección", destinado a la Beata Isabel, hermana de San Luis de Francia, y a las Clarisas Pobres del Convento de Longchamps.
Otras de sus principales obras son el "Soliloquio" y el tratado, "Sobre el triple camino".
En 1257, Buenaventura resultó ser elegido Superior General de los frailes menores. No había cumplido aún los 36 años, y la Orden estaba desgarrada por la división entre los que predicaban una severidad inflexible y los que pedían que se mitigase la regla original.
El joven Superior General escribió una carta a todos los Provinciales, para exigirles la perfecta observancia de la regla y la reforma de los relajados.
El primero de los cinco Capítulos Generales que presidió San Buenaventura, se reunió en Narbona en 1260. Ahí presentó una serie de declaraciones de las reglas que fueron adoptadas y ejercieron gran influencia sobre la vida de la Orden.
San Buenaventura empezó a escribir la vida de San Francisco de Asís. El Santo gobernó la Orden de San Francisco durante 17 años, y por eso se le llama el segundo Fundador.
En 1265, el Papa Clemente IV trató de nombrar a San Buenaventura Arzobispo de York a la muerte de Godofredo de Ludham. Mas, el Santo consiguió disuadir de ello al Pontífice.
Sin embargo, al año siguiente, el Beato Gregorio X le nombró Cardenal Obispo de Albano, ordenándole aceptar el cargo por obediencia.
Se le encomendó la preparación de los temas que se iban a tratar en el Concilio ecuménico de Lyon, acerca de la unión de los griegos ortodoxos.
San Buenaventura se caracterizaba por la sencillez, la humildad y la caridad. Mereció el título de "Doctor Seráfico" por las virtudes angélicas que realzaban su saber.
Fue canonizado en 1482 y declarado Doctor de la Iglesia en 1588.
Puebla, México (2009) - ¡Felicidades a la generación 2006-2009 de la Escuela de Lideres de la casa de la Familia Juan Pablo ll! Suerte a todos para poder llevar la palabra de Jesús a los corazones de quienes más la necesiten.
Bogotá, Colombia (1995) - Dios bendiga este hermoso hogar por siempre y lo continue llevando de su mano aumentando la fé cada día más. Que sea lleno de amor, salud y prosperidad.
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas se cernían.
Y se gritaban uno a otro, diciendo: "¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!" Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije: "¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos." Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: "Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado."
Entonces escuché la voz del Señor, que decía: "¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?" Contesté: "Aquí estoy, mándame."
Yo, hombre de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos (Isaías 6, 1-8)
Salmo
El Señor reina, vestido de majestad, / el Señor, vestido y ceñido de poder. R.
Así está firme el orbe y no vacila. / Tu trono está firme desde siempre, / y tú eres eterno. R.
Tus mandatos son fieles y seguros; / la santidad es el adorno de tu casa, / Señor, por días sin término. R.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuanto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que pueda destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo no cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros, hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".
El verdadero realismo admite el poder del mal pero sabe que la victoria está del lado de la sabiduría, poder y bondad del Dios Bueno y Providente. 4 min. 17 seg.
El Señor nos llama a aprender a sentir asco, fastidio, a vivir el santo temor de Dios por eso que alguna vez hicimos mal y poder avanzar por el camino de la santidad. 6 min. 5 seg.
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
1.1 La primera lectura nos conduce de vuelta al sentido original de la palabra "santo." Isaías tiene una experiencia intensa de la grandeza, belleza y pureza de Dios, y frente a ese infinito de luz y de gloria se descubre pequeño e impuro. Es el descubrimiento del abismo que nos separa de Aquel que nos rebasa y envuelve, que nos abruma y maravilla, que nos fascina y hace estremecer. Todo esto es la experiencia de la santidad de Dios.
1.2 Algunos autores han descrito apropiadamente esta manera de percibir a Dios y lo divino como el "absolutamente Otro." Frente a los intereses, explicaciones, potestades o placeres que de algún modo están frente a nosotros o en nuestras manos, Dios es aquel que no podemos abarcar y del cual no podemos apoderarnos. Nos excede sin violencia y nos colma sin hastío.
1.3 Sin embargo, no todo queda en la distancia. En la visión que recibe Isaías hay un mensajero, un ángel de Dios, que trae fuego del cielo para purificar los labios del profeta. Este signo sencillo es en sí mismo toda la diferencia que hay entre nuestro Dios y el dios de un filósofo como Aristóteles, para el cual era impensable que la divinidad quisiera ocuparse de creaturas menos perfectas que él mismo. Nuestro Dios, en cambio, no disminuye su perfección al ocuparse de nosotros los imperfectos, sino que al abajarse nos levanta.
2. Valor y Empeño
2.1 El evangelio de hoy es como una pequeña colección de dichos de Jesús. Es probable que Nuestro Señor no haya dicho uno después de otro o ni siquiera en una misma ocasión todo lo que leemos de manera seguida en el texto que conservamos y proclamamos. Sin embargo, de una cosa estamos seguros: quien ha presidido y dirigido todo el proceso de memoria, recolección y redacción de los Evangelios es el Espíritu Santo, el mismo Espíritu que ungió a Cristo y le impulsó a hablar, sanar, padecer y levantarse de entre los muertos.
2.2 En el caso de los textos de hoy, destacamos una idea: vencer al miedo. Jesús lo dice de distintos modos: advirtiéndonos que seremos maltratados, y que no por eso debemos escandalizarnos o detenernos; invitándonos al coraje y empeño en la predicación, sin dejarnos amordazar por nada; mostrando que incluso la tortura y la muerte no son la última palabra; estando convencidos de cuánto nos conoce y ama el Padre del Cielo; anunciándonos, en fin, los grandes males de acobardarse y los inmensos bienes de dar testimonio aunque las circunstancias sean adversas. Todo apunta a una idea: vencer el miedo.
2.3 Puede parecer que estas palabras y recomendaciones de Cristo no son ya necesarias, o por lo menos, no lo son en la mayor parte del mundo, pues las religiones suelen ser respetadas por los Estados y la libertad de conciencia es uno de los derechos humanos suscritos por casi todas las naciones. Y sin embargo, hay muchos modos de persecución y muchos modos de exclusión. Ser de Cristo entraña muchos conflictos pequeños y grandes, unas veces más visibles que otros, y por eso la voz de Cristo llamándonos a la lucha de la fe nunca sobra y siempre hace falta.