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Nació en la Villa de Frómista, cerca de Palencia, por el año 1180, de padres muy cristianos y familia distinguida.
Fue bautizado en la Parroquia de San Martín y le dieron el nombre de Pedro González, aunque después sería cambiado por Telmo.
Esto último, debido a que todos los que de una u otra manera trabajan en el mar, lo tomarán como Patrón y poderoso Intercesor ante el Señor.
Estudió en la Universidad Palentina, -tan famosa entonces- ; y pronto llamó la atención por sus cualidades para los estudios, en los que se le veía progresar a pasos de gigante.
El mundo y el porvenir, digamos también la suerte, le acompañaban. Los honores y los honoríficos cargos van sucediéndose uno tras otro: Doctorado universitario, Canónigo, Deán del Capítulo de Palencia.
Parece que a la sombra de su tío, todo le sale bien. ¿No pensará también su tío en que sea su sobrino quien le suceda en el Obispado de Palencia?
Pero, otros eran los designios de Dios. El Señor se sirvió de un hecho, al parecer infantil y sin importancia alguna, para hacerle cambiar de ruta, como hizo cambiar a Saulo en Pablo, camino de Damasco.
También Telmo iba montado en un brioso caballo, cuando tratando de hacer una de sus gracias ante el público para llamar la atención, el caballo de un salto lo derribó bruscamente y cayó sobre un lodazal, manchando aquellos vistosos vestidos de rica seda que lucía vanidosamente.
Se avergonzó al verse hecho una calamidad ante toda aquella gente que reía, se burlaba y hacía chascarrillos a su costa.
"¿Cómo es posible esto?", se preguntó. Y allí mismo decidió cambiar de vida. Acudió presuroso a la puerta del Convento de religiosos dominicos que había en la ciudad, y pidió ser admitido en la Orden, tomando el nombre de Fray Pedro.
Con gran gozo de su alma hizo el noviciado y emitió los votos religiosos. Llamaba la atención por su humildad y celo apostólico. Parecía un niño, y encerraba un horno de fuego en su corazón.
La obediencia le destinó a misionar por los pueblos, a predicar con fuego la Palabra de Dios. Recorrió muchas ciudades de España y Portugal, dejando siempre atónitos a cuantos le contemplaban, por el fuego que brotaba de sus labios y la austeridad de vida que le acompañaba.
El Señor empezó a obrar por su medio toda clase de milagros en mar, tierra y aire. Cuantos se encomendaban a su poderosa intercesión, notaban muy pronto su valioso auxilio.
Parece ser que de aquí provino el Patronazgo sobre el mar y sus hombres, a pesar de que quizá nunca lo surcó, ni fue hijo de marineros.
Para el Santo, el mundo era un mar de calamidades, y había que trabajar para salir airosos de este mar embravecido, con el ejemplo de la vida, evitando el pecado y practicando la virtud. ¡Buen Patronazgo para los hombres de mar, tierra y aire!
Los grandes de su tiempo, reyes, Obispos, y otros príncipes, le invitaban a que les acompañase en sus correrías o misiones.
Fray Pedro,Telmo, para sus protegidos después, sólo deseaba hacer el bien a todos y gastarse por Dios y sus hermanos.
Agotado y lleno de méritos, murió en Tuy, el 15 de abril de 1246.
Bogotá, Colombia (2000) - Dios nos compartió con tu nacimiento el amor creativo de la vida. Como hijo de Dios serás semilla que germine con la incondicionalidad de ayudar a los demás.
Medellín, Colombia - Juanca, Papito Dios y Mamita María te bendigan hoy y siempre en unión con Adriana e Isabela, mi princesita hermosa. Besitos. Luz Marina
Ordenación Sacerdotal. Caleruega, España (1962) - P. Richard, Dios nuestro Padre lo bendice con 50 años de vida sacerdotal, y lo ha hecho bendición para quienes estamos en su entorno. Gracias a Dios; gracias a usted por cumplir fielmente su misión.
Bogotá, Colombia (2011) - Que el Señor la tenga en su Gloria y que ella misma se una a nuestras oraciones por la conversión de su familia que le sobrevive... Camilo
Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo se ensañaba con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a hombres y mujeres.
Al ir de un lugar para otro, los prófugos iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.
Al ir de un lugar para otro, iban difundiendo el Evangelio (Hechos 8,1b-8)
Salmo
Aclamad al Señor, tierra entera; / tocad en honor de su nombre, / cantad himnos a su gloria. / Decid a Dios: "¡Qué terribles son tus obras!" R.
Que se postre ante ti la tierra entera, / que toquen en tu honor, / que toquen para tu nombre. / Venid a ver las obras de Dios, / sus temibles proezas en favor de los hombres. R.
Transformó el mar en tierra firme, / a pie atravesaron el río. / Alegrémonos con Dios, / que con su poder gobierna enteramente. R.
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día."
Ésta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna (Juan 6,35-40)
Los relatos de los Hechos de los Apóstoles no tienen solamente un valor histórico: en verdad nos ayudan a reconocer los rasgos fundamentales y permanentes de la Iglesia; por ejemplo, que cada persecución es tiempo de misión. 4 min. 22 seg.
Cada uno de nosotros, creyentes, es regalo del Padre al Hijo, para gloria suya, y regalo del Hijo, expresión de su obediencia y amor al Padre. 4 min. 30 seg.
Dios quiere para nosotros la felicidad propia de una vida sin límites, sin las cadenas del pecado, sin las limitaciones del miedo y que trasciende las barreras propias del tiempo. 5 min. 30 seg.
Demos gracias a Dios Padre por amarnos; porque la prueba de su amor está en su Hijo, en todo lo que Jesús hizo, predicó y padeció y que ahora se puede ver en su glorioso cuerpo resucitado. 5 min. 15 seg.
Para recibir a Jesús como nuestro pan en la Eucaristía se requiere hambre de Él, obediencia interna propia de la fe y obediencia externa para acercarnos y alimentarnos de Nuestro Señor. 6 min. 39 seg.
El cristiano por inocente va a ser odiado y cuando es odiado es expulsado lo que lo lleva a la misión. El odio al pretender dispersarnos lo único que hace es extender el incendio del amor de Dios a otros lugares. 6 min. 11 seg.
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1.1 La Iglesia es perseguida; la Iglesia es misionera. Dos realidades que son inseparables en el texto de la primera lectura de hoy y en la historia de los cristianos a lo largo de los siglos.
1.2 A veces quisiéramos ser misioneros por afición o por gusto. La verdad es que si nosotros no perseguimos al mundo para contarle que hay esperanza en el amor manifiesto de Dios, el mundo nos perseguirá para hundirnos en el lago de la desesperanza, la desesperación y el odio.
1.3 Así pues, el texto nos está contando que los perseguidos se volvieron "perseguidores". En lugar de sentarse a lamentar por qué los trataban mal empezaron a llenar de su mensaje al resto del mundo. No preguntaron por qué hablaban mal de ellos; se dedicaron a hablar bien del mensaje del Evangelio de Jesús.
2. El Padre envía a Cristo y nos lleva hacia Cristo
2.1 Sabemos que Cristo ha sido enviado por el Padre; es bueno que hoy aprendamos que el Padre también nos envía hacia Cristo.
2.2 En efecto, el encuentro con nuestra salvación es el encuentro con nuestro Salvador. Y para que se pueda dar ese puente es preciso construir desde los dos extremos. Eso es lo que hace nuestro Padre Dios: acerca Cristo a nosotros y nos acerca a él. Vestido de nuestra carne, el Hijo de Dios se ha hecho hijo del hombre; revestidos con su gracia, nosotros, los hijos de los hombres, llegamos a ser hijos de Dios.
2.3 ¿Cómo nos lleva el Padre hacia Cristo? San Juan nos lo enseña en su Evangelio: "el que ve al Hijo y cree en él, tiene la vida". Cristo es el gran "seméion", es decir, la gran "señal"; él es el "sacramento primero"; la moción interior del Padre es una especie de capacidad para leer ese signo que es Cristo; es también una gracia que nos deja enamorarnos de la gracia, del dulce encanto y excelsa hermosura del Verbo Encarnado.
2.4 La Iglesia atribuye ese género de acciones interiores al Espíritu Santo. Y esto es muy bello: Dios Padre envía su Hijo como señal que está ante nuestros ojos; y envía a nuestro corazón la gracia de su Espíritu, que nos permite entrever el misterio de Cristo. De este modo, las dos Divinas Personas, el Hijo y el Espíritu, nos permiten sentir el abrazo del Padre, Fuente Eterna del misterio trinitario.