La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
Santo español nacido en el año 473 en Berceo, La Rioja, hijo de una familia campesina de origen hispanoromano, fue en su juventud pastor de ovejas.
Decidió dedicarse a la vida contemplativa, por lo que pasó a ser uno de los discípulos del monje Félix, retirado en los montes de Bilibio, cerca de Haro, donde llevó una vida solitaria y penitente.
Sujeto a la disciplina monacal, a la que encontró demasiado holgada, se retiró a la soledad durante cuarenta y cuatro años en los montes Distercio, soportando allí las inclemencias del tiempo y la dureza de condiciones del lugar.
Su fama de santidad se extendió de tal manera, que todos los que estaban en dificultades espirituales acudían a él. Fue llamado por el Obispo de Tarazona, Dídimo, quien no consintió que tanta virtud se perdiese en la soledad del monte. Lo ordenó sacerdote, poniéndolo a cargo de la Parroquia de Santa Eulalia en su pueblo natal Berceo.
El paso por la parroquia resultó un estruendoso fracaso, ya que las tareas administrativas no parecían encajar con su carácter. Entregaba todas las donaciones, propiedad de la parroquia, a los necesitados. Esto produjo que fuera acusado de malversación del dinero parroquial por sus hermanos sacerdotes y reprendido por el Obispo, quien lo destituyó del cargo.
Decidió volver a su soledad y se retiró al Valle de Suso, cercano a su pueblo, donde transcurrió la última etapa de su vida.
En torno al Santo va formándose una Comunidad de hermanos y hermanas, que crearán un oratorio primitivo. Sus nombres son: Aselo, Geroncio, Citonato, Sofronio, Oria y Potamia.
San Millán es visitado, consultado y venerado. Salió al parecer muy poco de su eremitorio. La última salida que hizo fue para anunciar la destrucción de algunas ciudades de Cantabria.
La tradición le atribuye numerosos milagros, tanto en vida como después de su muerte, acaecida el 12 de noviembre del 574 a la edad de ciento un años. Fue enterrado en el suelo del oratorio.
Los monjes eligieron otro abad y permanecieron como ermitaños alrededor del sepulcro de San Millán, formando después de su muerte el gran Monasterio de San Millán de la Cogolla, declarado en la actualidad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
No dejó nada escrito. Hacia el 650 el Obispo de Zaragoza, San Braulio, escribió Vita Sancti Emiliani, primera biografía de San Millán, basándose en los relatos que había escuchado de su hermano Fronimiano, monje en la Cogolla, y más tardíamente, Gonzalo de Berceo escribió la Historia del Señor San Millán.
Laboulaye, República Argentina - El 11 de septiembre de 1950 un entusiasta grupo de señoras asistidas por el Cura Párroco dio inicio a la institución, con el objeto de evangelizar y servir a quienes lo necesiten. Hoy está aún vigente. Rogamos que en su Misericordia (a la vez que apelando a la mediación de la Santísima Madre del Cielo, la Virgen María)nos permita el Señor discernir su Santa Voluntad y llevarla a cabo con alegría, diligencia y amor. Gracias por vuestras oraciones!
Bucaramanga, Colombia - Aniversario 33 años de servicio a la comunidad formando servidores del Señor.
Para su conmemoración se oficiará una Eucaristía con Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota - Cra.25 No.48-36 Tel.6478220 Bucaramanga Colombia
Hora: 2 p.m.
Bogotá, Colombia (2010) - Hoy en gozosa Pascua después de su pasión en un doloroso cáncer llevado con amor unida a la cruz de Jesucristo partió en serena paz a la celebración de sus Bodas Eternas con el Dios de su Corazón. Religiosa Dominica de Nazareth
Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Esto es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes. Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora, en cambio, deshaceos de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.
Habéis muerto con Cristo; en consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros (Colosenses 3,1-11)
Salmo
Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. / Grande es el Señor, merece toda alabanza, / es incalculable su grandeza. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; / que proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado. / Tu reinado es un reinado perpetuo, / tu gobierno va de edad en edad. R.
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: "Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas."
Dichosos los pobres; ¡ay de vosotros, los ricos! (Lucas 6,20-26)
A la victoria de Cristo nos une el amor: un amor que ya se mostró capaz de vencer ala muerte, y que es el dinamismo de renovación permanente de la vida cristiana. 7 min. 28 seg.
Bienaventurados los que descubrieron que necesitan radicalmente de Dios, que Él es su única riqueza y en quien está puesta toda su esperanza. 4 min. 14 seg.
Todos tenemos combates, que cuesta trabajo ser lo que somos en verdad y descubrir los tesoros del cielo, la solución es que agrandes tu corazón dejándote cambiar por la Palabra. 7 min. 0 seg.
1.1 Pablo, el apóstol incansable, nos pone en movimiento el día de hoy: hacia arriba y hacia delante. Nos invita, nos apremia a buscar los bienes de cielo y a dejar atrás nuestro pasado de pecado.
1.2 De aquí aprendemos en primer lugar que la vida cristiana es movimiento más que posesión; conquista, más que dominio; más la búsqueda del peregrino, que la seguridad del residente.
1.3 Queda claro también que la dirección no es la que cada cual pretenda, sino que el Señor Jesús, en virtud de su resurrección, se ha convertido en el punto omega de toda evolución y trasegar humanos, y a la vez, en el punto de referencia y criterio de marcha de la humanidad entera.
1.4 Por otro lado, no dejemos perder ese otro dinamismo tan característico del pensamiento paulino: la dialéctica entre lo antiguo y lo nuevo, entre el "hombre viejo" y el "hombre nuevo". El pecado es una flecha que pretende retardar el tiempo, para encarcelarnos en "lo mismo". El tiempo, en efecto, es el gran signo e instrumento del Creador y Soberano de todos. Por eso el pecado es una lucha contra el tiempo, y la resurrección es la victoria que da sentido al tiempo, aunque trascendiendo el lenguaje del tiempo. Esta victoria es la "novedad" por excelencia.
2. Bienaventuranzas y "Malaventuranzas"
2.1 Tal vez el contraste más notable entre la versión que Lucas nos ofrece de las bienaventuranzas y la que nos había dado Mateo, en el capítulo quinto de su Evangelio, es que Lucas, junto al anuncio de la bienaventuranza, nos declara la "malaventuranza". No sólo nos dice en qué dirección va la felicidad sino también por dónde se nos puede escapar. Porque en el fondo de eso es de lo que se trata: por dónde se va y por dónde no se va a la felicidad.
2.2 Lo cierto es que, ya en su construcción gramatical, tanto estas bienaventuranzas como estas malaventuranzas miran al futuro. Unas y otras son, en la voz de nuestro profeta y maestro, Jesucristo, el lenguaje que nos apremia a ir más allá del bien inmediato o del mal inmediato. Como vemos, una vez más, está aquí el gran tema del TIEMPO.
2.3 El presente, convertido en absoluto, es pésimo consejero, nos está diciendo Cristo. La felicidad presente nos deslumbra y nos hace olvidar que de hecho es pasajera; el abatimiento presente nos abruma y nos impide el consuelo de saber que tendrá que pasar y relevarnos de su carga. Por eso Cristo hace su llamado, para que entendamos que el tiempo tiene una dirección.
2.4 Ahora bien, esa "flecha" del tiempo no proviene del mismo tiempo, sino de Dios, que es el Señor de los tiempos y las horas. Desde una perspectiva judeocristiana, las cosas no cambian por capricho, según creían los paganos; ni por la fuerza de un destino o una razón inexorable, como pensaron muchos filósofos; ni tampoco por la repetición de ciclos, al modo de la opinión hinduista. Es Dios, y sólo Dios, quien trae la novedad radical; es Él, y sólo Él, quien abre un futuro y quien convierte lágrimas de dolor en cantos de gozo, o risas de frivolidad en lamentos de duelo.
2.5 Con Cristo ha llegado el tiempo decisivo. Cristo en la tierra es el gran "kairós", es la ocasión única, es la acción irreversible del amor y del poder compasivo de Dios. Jesucristo, entonces, y sólo Él, puede pronunciar en verdad las bienaventuranzas y las malaventuranzas, porque ante Él comparecen de hecho todos los tiempos y todas las eras.