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La Diócesis de Troyes lo venera como primer Apóstol y Mártir de la ciudad del mismo nombre. El Santo nació en la Isla de Samos.
Su conversión al cristianismo se dio gracias a que leyó la Biblia, dirigiéndose luego a Galia, para predicar el Evangelio.
Sin embargo, el emperador Aureliano ordenó su captura ante las numerosas conversiones de romanos y paganos por obra de San Sabiniano.
Tras una serie de incidentes milagrosos, como por ejemplo el de que el fuego no le consumió y que las flechas no le atravesaron, fue finalmente decapitado.
Bogotá, Colombia - Feliz Cumpleaños hijo, que Dios lo bendiga con toda clase de bendiciones, hoy y siempre, recuerda que cumple la edad de Cristo que esto lo acerque más a Él. Cecilia
Guayaquil, Ecuador (2000) - Amado esposo, a pesar de todas las dificultades que se nos presenten en el camino, estaré junto a ti, porque así Dios lo quiso un dia y así será siempre. Te Amo
Bogotá, Colombia (2008) - Gracias por el ejemplo de amor, fortaleza, perseverancia, paciencia y agradecimiento permanente hacia los demás. Y espero que esté disfrutando en la presencia de Dios.
Después que Natán habló a David, el rey fue a presentarse ante el Señor y dijo: "¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar hasta aquí? ¡Y, por si fuera poco para ti, mi Señor, has hecho a la casa de tu siervo una promesa para el futuro, mientras existan hombres, mi Señor! Has establecido a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. Ahora, pues, Señor Dios, mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y su familia, cumple tu palabra. Que tu nombre sea siempre famoso. Que digan: "¡El Señor de los ejércitos es Dios de Israel!" Y que la casa de tu siervo David permanezca en tu presencia. Tú, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho a tu siervo esta revelación: "Te edificaré una casa"; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. Ahora, mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo."
Señor, tenle en cuenta a David / todos sus afanes: / cómo juró al Señor / e hizo voto al Fuerte de Jacob. R.
"No entraré bajo el techo de mi casa, / no subiré al lecho de mi descanso, / no daré sueño a mis ojos, / ni reposo a mis párpados, / hasta que encuentre un lugar para el Señor, / una morada para el Fuerte de Jacob." R.
El Señor ha jurado a David / una promesa que no retractará: / "A uno de tu linaje / pondré sobre tu trono." R.
"Si tus hijos guardan mi alianza / y los mandatos que les enseño, / también sus hijos, por siempre, / se sentarán sobre tu trono." R.
Porque el Señor ha elegido a Sión, / ha deseado vivir en ella: / "Ésta es mi mansión por siempre, /aquí viviré, porque la deseo." R.
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre. (Salmo 131)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.» Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»
El candil se trae para ponerlo en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros (Marcos 4,21-25)
Por un lado el Evangelio nos da libertad y por otro nos hace coparticipes para empujar la historia hacia su desenlace en Cristo, al avance de la gracia en el mundo entero. 7 min. 10 seg.
1.1 David tenía conciencia de lo que significa que Dios jure una cosa. La palabra humana va y viene. La palabra divina permanece para siempre. Cuando Natán comunicó a David estas palabras y esta visión, el Rey David se presentó ante el Señor y le dijo: "¿Quién soy yo mi Dios y Señor y qué méritos tiene mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí? Y por si fuera poco, mi Dios y Señor también te has referido a la descendencia de tu siervo para un futuro lejano, mientras dure la humanidad, mi Dios y Señor."
1.2 Esta es la fidelidad divina, porque del linaje de David, como lo explican muy bien los evangelios, proviene Jesucristo nuestro Señor. La gran fidelidad de Dios, el lazo definitivo e indestructible entre Dios y los hombres es precisamente el misterio de la encarnación de Cristo y la efusión de su sangre en la cruz. Ese es el fin definitivo de Dios. Ese es el juramento definitivo de Dios. El juramento a David mira hacia esa otra palabra, rubricada en Sangre, por la que el mismo Dios se ha declarado para siempre en favor de nosotros los hombres.
2. No somos esotéricos
2.1 El evangelio de hoy, en su brevedad, trae dos temas: primero, el carácter de la enseñanza de Cristo; segundo, una advertencia sobre nuestro modo de medir a los demás.
2.2 Lo oculto saldrá a luz. Nuestra religión no es ocultista ni se goza en lo oculto. Esto viene bien recordarlo en una época en que los saberes escondidos, esotéricos y ocultos gozan de lamentable popularidad. Aunque el mundo entero busque enseñanzas "milenarias", ritos "
2.3 Alguien podrá objetar diciendo que son muchos los misterios inescrutables de la fe cristiana. Mas hemos de entender que un misterio no es algo que no puede ser pensado sino algo que es inagotable para nuestro pensamiento. No es, por ejemplo, que uno no pueda reflexionar en la grandeza del misterio de Cristo en la Santísima Eucaristía, sino que entendemos que hay ahí una fuente infinita de sabiduría y de amor que se hunde en el infinito mar de luz que es Dios mismo. No hay aquí nada esotérico, pues el Dios que ha querido revelarse no ha cambiado su opinión pretendiendo ahora que no le conozcamos.
3. Te medirán con tu medida
3.1 El segundo tema del evangelio es aquello de la medida. Seremos medidos con nuestras mismas medidas. Una advertencia seria, si pensamos en lo duros que solemos ser para juzgar de los otros.
3.2 Puede iluminarnos en este sentido lo que dice el apóstol Santiago en otro lugar: "Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez de ella" (St 4,11). El razonamiento del apóstol nos puede sonar extraño pero quizá podemos entenderlo mejor si miramos las cosas de esta manera: cuando haces lo que se te ha dicho que no hagas te sitúas por encima de la autoridad de quien te mandó que no lo hicieras. Esto es lo que él llama "juzgar la ley", cosa que en últimas significa conculcar la potestad del Autor de la ley.
3.3 Algo así podemos aprender del evangelio de hoy: al juzgar al hermano tomo el lugar de Dios o por lo menos pretendo que Dios piense y obre como yo. Cuando hago a Dios a mi medida lo menos que puedo esperar es que ese nuevo "dios" obre también conmigo como yo pretendo que obre con los demás. Por eso Jesús nos advierte que tal proceder es inicuo y sólo acarrea nuestra propia ruina.