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Josemaría Escrivá de Balaguer es uno de los más populares fundadores y apóstoles del siglo XX. Nació en Barbastro, Aragón, España, de un hogar sumamente creyente y ejemplar.
Fundó en 1928 el Opus Dei, que fue hasta noviembre de 1982 un instituto secular. En esa fecha, fue denominado por Juan Pablo II como Prelatura Personal.
Josemaría tuvo desde muy pequeño una gran cualidad: su espíritu de servicio a los demás. Se propuso imitar el espíritu de servicio de Jesús, dedicando la vida entera a lograr hacer el mayor bien posible a toda clase de gentes.
Después de obtener el doctorado en la universidad, fue ordenado sacerdote en 1925, brindando su tiempo al apostolado.
Con su espíritu alegre y jovial, se ganó el corazón de todos, convirtiendo a muchas almas pecadoras y ganando cada vez más discípulos.
Josemaría resultó ser un instrumento en las manos de Dios, por medio del cual la Iglesia Católica logró conseguir líderes apostólicos en todos los continentes, y empezó nuevas obras de apostolado en muchas naciones.
El 2 de octubre de 1928, Josemaría concibió la idea de fundar una asociación, en la cual cada persona, siguiendo sus labores ordinarias en el mundo, se dedicara a conseguir la santidad y a propagar el Reino de Cristo.
Fundó entonces, la famosa organización llamada Opus Dei (Obra de Dios), que ahora está extendida por todos los países.
Desde 1928 hasta su muerte en 1975, Josemaría Escrivá ofreció todas sus energías y sus grandes cualidades, todo su tiempo, a extender y a perfeccionar la obra maravillosa que Dios le había encomendado: El Opus Dei.
El Opus Dei, una asociación para llevar hacia la santidad a las personas, pero permaneciendo cada cual en su propia profesión y oficio.
Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II en Roma, el 17 de mayo de 1992, y canonizado por el mismo Papa el 6 de octubre de 2002.
Bucaramanga, Colombia - Feliz cumpleaños mami querida, que el Señor te bendiga y nos permita compartir contigo muchos años más. Eres la mejor madre del mundo. Te queremos mucho.
Asunción, Paraguay (2008) - Papá, léjos de nosotros físicamente tu familia te recordamos en todo y estamos seguros de tu Paz y de la Vida Nueva con Jesucristo en la Gloria del Padre.
Ensenada B.C. México (1996) - Madre mía, que nuestras oraciones sean escuchadas por nuestro Señor, para que algún día podamos vernos en el Reino de nuestro Dios.
Bogotá, Colombia (2009) - Felices desde ahora son, los que han muerto en el señor.,descansaran de sus fatigas, pues sus obras les acompañan. Descansen en paz mis viejitos lindos.
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.
Hermanos: El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo (1 Corintios 10,16-17)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida (Juan 6,51-58)
La solemnidad del Cuerpo y Sangre Santísimos de Cristo nos invita a asomarnos al milagro de la presencia real del Señor en este bendito sacramento. No es nuestro escepticismo ni nuestra racionalidad quien debe juzgar de lo que Dios quiere y puede hacer según sabe que necesitamos. 4 min. 19 seg.
En la Eucaristía nos encontramos con el amor verdadero y alimentados por Cristo con su cuerpo, vida, Palabra y ejemplo avanzamos como Iglesia por los desiertos de este mundo. 5 min. 38 seg.
En la Eucaristía nos unimos a Dios; se proclama la gloria de Cristo en su Encarnación, en su pasión y muerte y en su Resurrección y se manifiestan sus tres grandes atributos: su poder, su sabiduría y su amor. 7 min. 10 seg.
La Eucaristía es el sacramento de la verdad porque Jesús está verdaderamente presente, porque es verdadero alimento que traspasa la frontera de la muerte y porque nos exhorta a ser de verdad discípulos del Señor. 6 min. 6 seg.
En esta celebración del Cuerpo y Sangre de Cristo fijamos nuestra atención en la "Escalera de San Juan Evangelista", es decir, la manera como esteEvangelista nos presenta la revelación divina: Dios Padre es la Fuente; Jesucristo recibe del Padre y nos concede todo lo que da y es el Padre; y nosotros recibimos de Cristo y lo manifestamos al mundo: El Padre da vida y envía al Hijo y el Hijo nos alimenta con su ser, y nos envía. 13 min. 55 seg.
1.1 Moisés, en la primera lectura, les recuerda a los hebreos que han conocido un alimento nuevo: el maná. Se han saciado con una comida que no conocieron sus padres y la fuerza que han recibido les ha permitido superar la escasez propia del desierto. En esto hay una enseñanza para nosotros.
1.2 Podemos comparar nuestra vida, o parte de ella, con ese desierto, no tanto por las incomodidades sino por la imposibilidad real que a veces encontramos para seguir adelante. Hay incomodidades en todas partes; lo propio, en cambio, del desierto es que se extiende delante de nosotros como una amenaza a la vida misma. Quien alguna vez haya sentido que se le extingue la vida, o el sentido de la vida o las ganas de seguir viviendo, entiende también el significado profundo de este desierto en el que Dios concedió un pan que era absolutamente nuevo para ellos.
1.3 Nosotros aplicamos ese relato al alimento eucarístico porque comprendemos que el impulso de amor que llevó a Cristo a dar su vida por nosotros es el mismo impulso que puede darnos vida cuando todo lo demás parece alejarse o extinguirse. Ejemplo real de esto encontramos particularmente en los mártires: enfrentados al momento espantoso de ser torturados hasta la muerte, muchos hallaron su fortaleza comiendo el Pan del Cielo: su último acto fue comulgar, y con ese viático, verdadero "alimento para el camino," cruzaron el puente y entraron a la vida que nadie puede arrebatarnos.
2. La Comunión es Personal pero no Individual
2.1 Ahora bien, es un mismo Cristo quien nos alimenta a todos. Por eso es verdad que somos uno en él. Nuestra comunión es personal, porque Cristo se da a cada uno y a cada una, pero no es individual, porque no nos encierra ni nos aísla del resto de los hermanos y hermanas.
2.2 San Pablo nos recuerda estas verdades en el breve texto de la segunda lectura de hoy. "El pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo?" Llegar a descubrir que somos en Cristo es ya un paso pero hay que dar un paso más: descubrir que los demás están conmigo en Cristo. Este pensamiento es particularmente útil para santificar el afecto que tenemos por las personas que ya amamos, así como para vencer las antipatías o malos sentimientos que pudiéramos tener por alguien. Mirar a mi enemigo bañado en la misma Sangre que a mí me redime es seguramente un medio espiritual e incluso psicológico muy potente para superar divisiones y aversiones.
3. El Pan Vivo que da Vida
3.1 Aunque el Ciclo A de lecturas para el domingo toma la mayor parte de los textos para el evangelio de la versión según san Mateo, hoy hemos escuchado un pasaje de Juan que aparece después del milagro de la multiplicación de los panes. Conviene recordar, a este respecto, que aunque este milagro está en los otros evangelios, es en Juan donde se hace la transición del pan material al pan que da vida, de modo que el milagro mismo queda como prolongado, magnificado y a la vez acercado a nosotros con la meditación o predicación que le sigue.
3.2 Es cosa admirable ver que unas hogazas de pan alimentan a una multitud pero es más admirable ver que un mismo Cristo alimenta a todos los creyentes. Es maravilloso ver que comieron cerca de cinco mil familias pero es mucho más grande ver que la familia de Dios se sienta alrededor del altar y recibe de allí su alimento. Es grande que Cristo entregue ese pan bendecido pero es mucho más grande que se entregue a sí mismo en la Eucaristía.