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En 1440 fue nombrado Provincial de la Orden del Carmelo en Francia, y en 1451 fue elegido unánimemente Superior General.
La Orden del Carmelo, como tantas otras órdenes medicantes, necesitaba urgentemente una reforma debido a los estragos que había producido la peste negra y el cisma de occidente.
Esta crisis se manifestó, sobre todo, en la falta de pobreza personal, en la dispensa del coro y de la mesa común, concedida a quienes estaban dedicados a la enseñanza y en una serie de "privilegios" o dispensas de la observancia.
El Padre Soreth estableció en todas las provincias que visitó, uno o dos Conventos de estricta observancia de las Constituciones, y permitió que todos los frailes que lo desearan, pudiesen trasladarse a dichos Conventos.
Para ayuda de sus súbditos, publicó en 1462 una edición revisada de las Constituciones. Fundó también varios Conventos de religiosas carmelitas.
Emprendió esa actividad en el año de 1452, cuando varias comunidades de "beguinas" de los Países Bajos pidieron la anexión a la Orden del Carmelo.
El primero de tales Conventos fue el de Gueldre, en Holanda, al que siguieron los de Lieja, Dinant, Huy, Namur, Vilvorde y otros más.
A fines de siglo, el movimiento se había extendido ya a Italia y España. El Beato murió en Angers, el 25 de julio de 1471.
El proceso de beatificación de la Beata Francisca de Ambroise renovó en 1863 la memoria del Padre Soreth, y la Santa Sede confirmó su culto en 1865.
Chiclayo, Perú - Que Dios y la Santísima Virgen cuiden y bendigan tus pasos mamá, y que nos regale cada día el gozo de tu presencia.
Feliz cumpleaños... ¡mamita linda!
Lima, Perú (2009) - Señora Chelita, con mucho cariño a la mamá de mi esposo. Todos tus hijos y yo oramos por tí y confiamos que hoy, reunida con el amor de tu vida en la presencia de Dios, tu felicidad es eterna.
Palabras de Jeremías, hijo de Helcías, de los sacerdotes residentes en Anatot, territorio de Benjamín. Recibí esta palabra del Señor: "Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles."
Yo repuse: "¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho." El Señor me contestó: "No digas: "Soy un muchacho", que adonde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte." Oráculo del Señor.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: "Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar."
A ti, Señor, me acojo: / no quede yo derrotado para siempre; / tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, / inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
Sé tú mi roca de refugio, / el alcázar donde me salve, / porque mi peña y mi alcázar eres tú. / Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza / y mi confianza, Señor, desde mi juventud. / En el vientre materno ya me apoyaba en ti, / en el seno tú me sostenías. R.
Mi boca contará tu auxilio, / y todo el día tu salvación. / Dios mío, me instruiste desde mi juventud, / y hasta hoy relato tus maravillas. R.
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó de seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
Estamos llamados a ser mensajeros de Dios, a llevar su palabra. Eso es lo que hace un buen profeta: hablar con un amor encendido por Dios y Su Gloria 15 min. 35 seg.
El mismo Dios que con su poder nos creó, es el mismo que con su sabiduría ha pensado lo mejor para nosotros, y con su amor nos mueve para que lleguemos a la realización plena. 5 min. 21 seg.
¿Cuáles son esas estructuras que en nuestra época parecen invencibles? ¿Cuál es ese pecado tan fuerte que creemos que ya se quedó en nosotros? La buena noticia es que si Dios está con nosotros, ¿quién está contra nosotros? 7 min. 8 seg.
La juventud no es para el pecado, es para el heroísmo. No tengamos miedo de proponerle a los jóvenes que vivan en plenitud las virtudes, que busquen la santidad. 7 min. 19 seg.
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1.1 Es notable, en la primera lectura de hoy, cuánto puede brindarnos un texto tan breve.
1.2 Destaquemos: Jeremías, que es sólo un "niño" o un "muchacho" y que es llamado desde su condición de inferioridad para ser revestido de la autoridad que viene de lo alto. ¿A quiénes elige Dios? ¿Esperamos que sea siempre a los más maduros, capacitados, poderosos o bien informados?
1.3 Destaquemos también la victoria sobre el miedo. Un valiente, se ha dicho, no es el que no siente temor, sino el que se sobrepone al temor. Las palabras del Señor a Jeremías muestran la fragilidad del profeta y a la vez la fortaleza de Aquel que al llamarle, le sostiene, y al encomendarle una misión lo capacita para realizarla.
1.4 Destaquemos, finalmente, el oficio del profeta, en cuanto tal. Dios le dice: "pongo mis palabras en tu boca." De lo que se trata es en cierto modo de un "morir," porque ya no es buscar lo que uno quiere ni exponer lo que a uno le gustaría. Entregando su vida a Dios, de Dios recibe el profeta una nueva vida, con nuevo vigor y nuevas metas.
2. La Parábola más conocida del Evangelio
2.1 Hoy el evangelio nos ofrece la parábola quizá más conocida de todas: "salió un sembrador a sembrar...". Y hay algo interesante con esta parábola: se puede aplicar a sí misma, porque ella misma es una palabra, una semilla que ha llegado al campo de nuestra vida.
2.2 En efecto, solemos prestar atención a la semilla que quedo sembrada de manera "superficial" o a la que quedó "entre zarzas", porque la superficialidad y el atafago son realidades de las que podemos hacernos fácilmente conscientes. Yo quisiera que hoy destacáramos la triste suerte de las primeras semillas, las que cayeron al borde del camino, es decir: las que ni siquiera fueron siembra.
2.3 Creo que no pensamos suficientemente en todas las semillas que dejamos perder, en todas las palabras que ni siquiera oímos, en todos los sueños que abortamos, en todas las posibilidades que no alcanzamos a saludar.
2.4 Y nos falta pensar también, pienso, en todas aquellas ocasiones en que NO recibimos la Palabra de Dios solamente porque creemos que YA la hemos recibido... como de hecho suele suceder cuando el evangelio del día empieza diciendo: "Una vez salió un sembrador a sembrar..."