La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
Esta santa reina tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al catolicismo del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo, ya que se unió en matrimonio con él.
Fueron tres sus hijos, pero uno de ellos murió a los pocos años de vida. La Santa oraba y pedía perseverantemente por la conversión de su esposo, el rey Clodoveo, pues éste era pagano y se negaba rotundamente a acceder a la conversión cristiana.
Cuando los alemanes atacaron a Clodoveo en la batalla de Tolbiac, el rey le pidió al "Dios de su esposa", que si le concedía la gracia de la victoria, él se convertiría a la religión católica.
Dios, que no desoye ninguna súplica, le concedió el milagro al rey francés, y de manera inesperada, el ejército del Rey Clodoveo derrotó a los enemigos.
De inmediato, el rey solicitó al Obispo San Remigio, que lo instruyera en la religión. Durante la Navidad del año 496 fue bautizado solemnemente con todos los jefes del gobierno. Gracias a su conversión, Francia profesa la religión católica.
En el año 511 murió Clodoveo. San Gregorio de Tours señala, que la reina Clotilde era admirada a causa de su gran generosidad, por repartir limosnas, por la pureza de su vida y por las largas y fervorosas oraciones.
La gente también afirmaba que la Santa parecía más una religiosa que una reina. Después de la muerte de su esposo, sí vivió como una verdadera religiosa. Se retiró a Tours, y allí consagró la vida a la oración y a socorrer a pobres y enfermos.
Cuando murió, sus dos hijos Clotario y Chidelberto llevaron el féretro hasta la tumba del rey Clodoveo.
Hermanos: Cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.""
Primero dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la Ley. Después añade: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad."
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? (Lucas 1, 39-45)
Cristo nos muestra el camino del retorno al Señor, haciendo la voluntad de Él. Recibamos a Jesús con humildad y bendigamos al Padre quien nos lo entregó para nuestra salvación. 4 min. 26 seg.
Vivir el Adviento como la Virgen María es ser conscientemente Iglesia de Dios, es poner a trabajar nuestro bautismo, compartiendo la buena noticia y la alegría del amor de Dios, irradiando la gracia recibida siendo testigos de Nuestro Señor. 4 min. 32 seg.
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
1.1 Las lecturas de este domingo dirigen nuestra atención con resolución hacia el misterio del Mesías, nacido de la estirpe de David (primera lectura), en acuerdo con las Escrituras y para plenitud de ellas (segunda lectura), del vientre de María, la gran creyente (evangelio).
1.2 El Señor está cerca pero hay que saber dónde buscarlo para poder encontrarlo. El mensaje de hoy es: búscalo cerca de Belén, cerca de la Escritura, cerca de María. Verás cómo nace en ti, en tu casa, en tu vida.
2. La Historia como un Parto
2.1 Las palabras de Miqueas anuncian cosas grandes a la pequeña aldea de Judá: "de ti saldrá el jefe de Israel." Mas el proceso no es mágico: hay un camino que recorrer, descrito aquí con dos metáforas bien entendibles: el abandono y el parto.
2.2 Israel se siente abandonado de Dios; para ellos eso es un hecho. Y el profeta lo que hace es tomar ese sentimiento denso y agobiante, y abrirlo hacia una esperanza y ponerle un límite: hay un niño por nacer, un niño que será bendición para todos. De modo que, en cierto sentido, el dolor del parto no es sólo el dolor de esa mujer cuya identidad queda en la penumbra del misterio: el parto es de todo el pueblo. La historia se convierte en un dar a luz.
2.3 Así visto, el dolor presente se convierte en el comienzo de la alegría futura, y todos pueden de algún modo sentir que el que habrá de nacer para todos nace.
3. Cristo Llega a la Tierra
3.1 Hay dos modos, por lo menos, de enfocar la segunda lectura, y ambos nos enseñan muchas cosas. Podemos tomar esas palabras que la Carta a los Hebreos pone en boca de Cristo para ver el perfil de una espiritualidad de la Encarnación: obediencia pronta, culto en la propia vida y con la propia vida, generosidad absoluta.
3.2 Ahora bien, puede ser demasiado antropomorfismo imaginar a Cristo expresando un querer con palabras al entrar a este mundo. Según esto, es posible entender la aplicación que hace la Carta a los Hebreos no como un apunte biográfico del inicio de la vida de Cristo sino como su descubrimiento de su vocación profunda. Es como entender en un momento de la vida para qué es toda la vida.
3.3 Lo hermoso de esta segunda perspectiva es que nos permite darnos la oportunidad de hacer el mismo ejercicio nosotros mismos: también nosotros, en contacto con la Palabra de Dios, llegamos eventualmente a descubrir que nuestra vida tiene un propósito profundo. Alcanzar esa palabra fundante es encontrar una luz muy vigorosa, una ruta cierta y fecunda.
4. Llega Jesús, y con Él la Alegría
4.1 El evangelio nos acerca aún más al arribo de Cristo a nuestro mundo. ¡Ya pronto se podrá palpar su cuerpecito en el vientre fecundo de la Virgen Bella! Mas hay uno que, sin tocar es como si tocara. Se llama Juan Bautista, y ha saltado de gozo en la proximidad del Mesías. ¡Qué día gozoso!
4.2 la figura de Juan nos ha acompañado en este Adviento. Nos ha predicado conversión. Su palabra acerada ha sido una hoz afilada que quiere dejar listo el campo para la nueva siembra, la siembra de gracia que hará Cristo Jesús. Pero antes que sus palabras, es esta danza suya en el vientre de Isabel la que nos invita a tener la actitud justa frente al Mesías. Más allá de nuestros pensamientos, estudios, conclusiones o resoluciones, Cristo es la Buena Nueva, y una buena nueva se recibe con gratitud, con gozo, con danza, con explosión de alabanza.
4.3 Y destaquemos la palabra que el Espíritu Santo pone en boca de Isabel: "feliz la que ha creído." Es como la gran definición "humana" de María, ya que la definición celeste de Ella es "Kejaritomene, Llena de Gracia." Bendigamos la fe de María, y con esa fe en nuestro corazón dancemos ante el Niño que ya llega.