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Según una antigua tradición, la Santa pertenecía a una de las principales familias de Roma. Ella acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y había consagrado a Dios su virginidad.
Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano. Pero, Cecilia le dijo a éste, que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al Ángel de Dios, debía hacerse cristiano.
Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Las historias antiguas dicen, que Cecilia veía a su Ángel de la Guarda.
El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Mas, Valeriano y Tiburcio se dedicaron a enterrar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso, fueron arrestados.
Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos defendieron su fe y murieron Mártires.
En seguida, la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión.
Entonces, fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse, cantaba gozosa. Quizás por eso, la han nombrado Patrona de los músicos.
Visto que con este martirio no podían acabar con la Santa, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza.
En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la Santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, la que se conserva en la Iglesia de Santa Cecilia en Roma.
El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió. El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios.
El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes, y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas. Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey. Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías.
Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de aquella contaminación. El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo: "Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza." Daniel dijo al guardia que el jefe de los eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarías: "Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado." Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres. Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños.
Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio. Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.
No se encontró a ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías (Daniel 1,1-6.8-20)
Salmo
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, / bendito tu nombre santo y glorioso. R.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines / sondeas los abismos. R.
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."
Vio una viuda pobre que echaba dos reales (Lucas 21,1-4)
La vida cristiana es para siempre y con todo el corazón, pidamos Cristo que nuestro encuentro con Él nos devuelva la estabilidad que hemos perdido por nuestras incoherencias. 6 min. 0 seg.
Todos y en toda circunstancia estamos llamados a la generosidad: con nuestra fortaleza para servir; o con nuestra fragilidad, para dar a Cristo el tributo de nuestra confianza y unirnos a su pasión redentora. 7 min. 11 seg.
Si quieres encontrar el corazón de la verdadera fe necesitas acercarte a la gente que en el pasado tomó en serio la fe, gente que fue capaz de llegar al sufrimiento por el Señor. 5 min. 6 seg.
Al estar rodeados de incredulidad y amenazados por el poder del mundo debemos mantenernos unidos a Dios por la oración, perseverar sin doblegarnos, permanecer fieles a Él y ser excelentes en nuestro actuar. 6 min. 57 seg.
Ya se trate de nuestra propia vida, o de la civilización que conocemos, o del conjunto de la Humanidad, nos hace bien pensar en el final, sobre todo porque nos llama a dar sentido a cada entrega y a buscar la verdadera donación de nosotros mismos. 17 min. 36 seg.
Pon en primer lugar el amor a Jesús y su Evangelio y seguro que vas a descubrir que hay muchas cosas que te sobran. Nos llenamos de cosas porque estamos vacíos de amores. 6 min. 44 seg.
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1.1 La primera lectura de hoy nos presenta un momento muy duro de confrontación de un pequeño grupo de fervorosos jóvenes fieles a Dios. De su combate y de su victoria podemos aprender mucho nosotros.
1.2 Es importante que captemos el tamaño del desafío que enfrentan estos muchachos. Las circunstancias son adversas en grado sumo, por la altanería del poder al que se ven sometidos y por la falta de las seguridades a las que estaban acostumbrados. Miremos cómo y por qué.
1.3 Las seguridades usuales para los judíos eran su tierra, su rey, su templo, su alianza. De esas cuatro, las tres primeras han caído en el tiempo al que alude el relato de hoy. Están fuera de su tierra, no tienen rey, el templo está profanado y en ruinas. Sin embargo, ellos creen en el vigor de la alianza, que según entienden se expresa en la ley de Moisés, y por eso se aferran a esa ley sin descuidar las cosas pequeñas, como es el caso con las prohibiciones de alimentos.
1.4 De este modo, aunque muchas cosas habían sido pero ya no eran, ellos no se quedan lamentando lo perdido sino que dan fuerza a lo que está vigente. Su visión se concentra en lo que tienen ahora y pueden hacer ahora, de cara a un futuro mejor y más cerca de ese Dios que parece escondido. Esa actitud puede servirnos mucho y muy a menudo a nosotros.
2. Cómo Valora Dios
2.1 El evangelio de hoy, por su parte, nos ayuda a descubrir un aspecto bello y profundo de la mirada divina: cómo valora Dios las cosas.
2.2 Un modo de interpretar el texto de hoy es desde las matemáticas: no interesa la CANTIDAD sino la PROPORCIÓN.
2.3 Si lo que da es, o parece, mucho, pero es poco en proporción a lo que podrías dar, los ojos de Dios consideran eso en realidad como poco, porque, según la expresión de Cristo hoy, has dado "de lo que sobra"; si, en cambio, lo que das parece poco, pero es una proporción muy grande de lo que podías dar, cual sucedió a esta viuda de hoy, entonces eso es mucho a los ojos de Dios.