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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Viernes, Abril 22 de 2011[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Viernes Santo
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Lectura: |
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1a. |
Él fue traspasado por nuestras rebeliones (Isaías 52,13-53,12) |
Salmo |
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Salmo 30) |
2a. |
Aprendió a obedecer / y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación (Hebreos 4,14-16;5,7-9) |
Evangelio |
Prendieron a Jesús y lo ataron (Juan 18,1-19,42) |
Núm. |
Datos |
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1996/04/05 |
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1997/03/28 |
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2001/04/13 |
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2002/03/29 |
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2003/04/18 |
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2009/04/10 |
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2011/04/22 |
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2011/04/22 |
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2012/04/06 |
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2013/03/29 |
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2014/04/18 |
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2015/04/03 |
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2015/04/03 |
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2016/03/25 |
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2016/03/25 |
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2017/04/14 |
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2017/04/14 |
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2017/04/14 |
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2018/03/30 |
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2019/04/19 |
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2021/04/02 |
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2021/04/02 |
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2022/04/15 |
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2024/03/29 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1 |
1. "Tendrá éxito..."1.1 En este día, marcado por el dolor más grande, la primera frase que hemos escuchado es sin embargo un grito de esperanza: "Mi siervo tendrá éxito, crecerá y llegará muy alto....". Todo lo que sigue es espantoso en la visión de Isaías y más terrible aún en el drama del calvario. 1.2 Pero ese sufrimiento inmenso no puede, no debe callar el primer enunciado: "tendrá éxito". Ése, el Cristo de la cruz y las llagas; el Señor insultado y escarnecido; el Rey de burlas y de blasfemias, ése, precisamente ese, "tendrá éxito". 2 Ley de Amor2.1 En la Cruz se cumple plenamente aquella extraña ley que parece gobernar las escogencias del amor divino: ya de antiguo habíamos oído cómo se levantaba la voz de los profetas clamando en favor del huérfano y la viuda, el levita y el forastero. Los desclasificados, "los que sobran", los que no cuentan para el mundo están muy delante de los ojos del Altísimo, que los conoce y ama por su nombre. 2.2 Y Cristo, el Siervo de Dios, ese que, según el profeta, "ni siquiera tenía figura humana" es en la Cruz como el embajador y síntesis viva de todos ellos, los que nunca hemos querido ver, los que no reciben sino desprecio y ante los que siempre se vuelve la espalda. Ahí, en la Cruz, Dios abraza en amor a su Hijo Doliente, y en él a los dolientes del mundo y los olvidados de la historia. 3. Sacerdote compasivo3.1 La Carta a los Hebreos abre para nosotros otro camino de meditación al gran misterio que celebramos en este día. En la segunda lectura, en efecto, hemos oído que Cristo es nuestro "sacerdote compasivo". ¡Qué nombre tan bello! 3.2 Sacerdote que ofrece la hostia de su Cuerpo; sacerdote que ofrece en el cáliz de su pecho su propia Sangre; sacerdote que ora por nosotros y en nombre nuestro se presenta como abogado y curador de nuestra causa; sacerdote, en fin, que hace oír en los cielos la voz de nuestras miserias y dolores. 3.3 Sacerdote compasivo, porque conoce nuestros dolores, sabe de tentaciones, es experto en sufrimiento, conocedor de la traición de sus amigos y del odio de sus enemigos. Amador de los que salva y salvador de los que en él buscamos refugio, sanación y nueva fuerza. 4. La Pasión del Señor4.1 De tantas meditaciones preciosas sobre la ofrenda de Cristo al término de su vida, escuchemos un aparte del párrafo 18 de la Carta Apostólica "Salvifici Doloris", del Papa Juan Pablo II. 4.2 Cristo sufre voluntariamente y sufre inocentemente. Acoge con su sufrimiento aquel interrogante que, puesto muchas veces por los hombres, ha sido expresado, en un cierto sentido, de manera radical en el Libro de Job. Sin embargo, Cristo no sólo lleva consigo la misma pregunta (y esto de una manera todavía más radical, ya que El no es sólo un hombre como Job, sino el unigénito Hijo de Dios), pero lleva también el máximo de la posible respuesta a este interrogante. La respuesta emerge, se podría decir, de la misma materia de la que está formada la pregunta. Cristo da la respuesta al interrogante sobre el sufrimiento y sobre el sentido del mismo, no sólo con sus enseñanzas, es decir, con la Buena Nueva, sino ante todo con su propio sufrimiento, el cual está integrado de una manera orgánica e indisoluble con las enseñanzas de la Buena Nueva. Esta es la palabra última y sintética de esta enseñanza: "la doctrina de la Cruz", como dirá un día San Pablo. 4.3 Esta "doctrina de la Cruz" llena con una realidad definitiva la imagen de la antigua profecía. Muchos lugares, muchos discursos durante la predicación pública de Cristo atestiguan cómo El acepta ya desde el inicio este sufrimiento, que es la voluntad del Padre para la salvación del mundo. Sin embargo, la oración en Getsemaní tiene aquí una importancia decisiva. Las palabras: "Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como quieres tú"; y a continuación: "Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad", tienen una pluriforme elocuencia. Prueban la verdad de aquel amor, que el Hijo unigénito da al Padre en su obediencia. Al mismo tiempo, demuestran la verdad de su sufrimiento. Las palabras de la oración de Cristo en Getsemaní prueban la verdad del amor mediante la verdad del sufrimiento. Las palabras de Cristo confirman con toda sencillez esta verdad humana del sufrimiento hasta lo más profundo: el sufrimiento es padecer el mal, ante el que el hombre se estremece. El dice: "pase de mí", precisamente como dice Cristo en Getsemaní. 4.4 Sus palabras demuestran a la vez esta única e incomparable profundidad e intensidad del sufrimiento, que pudo experimentar solamente el Hombre que es el Hijo unigénito; demuestran aquella profundidad e intensidad que las palabras proféticas antes citadas ayudan, a su manera, a comprender. No ciertamente hasta lo más profundo (para esto se debería entender el misterio divino-humano del Sujeto), sino al menos para percibir la diferencia (y a la vez semejanza) que se verifica entre todo posible sufrimiento del hombre y el del Dios-Hombre. Getsemaní es el lugar en el que precisamente este sufrimiento, expresado en toda su verdad por el profeta sobre el mal padecido en el mismo, se ha revelado casi definitivamente ante los ojos de Cristo. 4.5 Después de las palabras en Getsemaní vienen las pronunciadas en el Gólgota, que atestiguan esta profundidad -única en la historia del mundo- del mal del sufrimiento que se padece. Cuando Cristo dice: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", sus palabras no son sólo expresión de aquel abandono que varias veces se hacía sentir en el Antiguo Testamento, especialmente en los Salmos y concretamente en el Salmo 22 [21], del que proceden las palabras citadas. Puede decirse que estas palabras sobre el abandono nacen en el terreno de la inseparable unión del Hijo con el Padre, y nacen porque el Padre "cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros" y sobre la idea de lo que dirá San Pablo: "A quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros". Junto con este horrible peso, midiendo "todo" el mal de dar las espaldas a Dios, contenido en el pecado, Cristo, mediante la profundidad divina de la unión filial con el Padre, percibe de manera humanamente inexplicable este sufrimiento que es la separación, el rechazo del Padre, la ruptura con Dios. Pero precisamente mediante tal sufrimiento El realiza la Redención, y expirando puede decir: "Todo está acabado". |
-Fr. Nelson Medina, OP
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