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Famoso por sus terribles penitencias, nació en 1499 en la comunidad española de Alcántara. Su padre era gobernador de la región y su madre de muy buena familia. Ambos se distinguían por tener una gran piedad y un excelente comportamiento.
Estudiando en la Universidad de Salamanca, el Santo se entusiasmó por la vida de los franciscanos, debido a que los consideraba personas muy desprendidas de lo material y dedicadas a la vida espiritual.
Pidió ser admitido como franciscano, eligiendo para vivir, el Convento donde estaban los religiosos más observantes y estrictos de esa Comunidad.
En el noviciado lo pusieron de portero, hortelano, barrendero y cocinero. Pero, en este último oficio sufría frecuentes regaños por ser bastante distraído.
Llegó a mortificarse tan ásperamente en el comer y el beber, que perdió el sentido del gusto, y así, todos los alimentos le sabían igual. Dormía sobre un duro cuero.
Durante horas y horas oraba de rodillas, y si el cansancio le llegaba, apoyaba la cabeza sobre un clavo en la pared, para de este modo, dormir unos minutos arrodillado.
Pasaba noches enteras en vela, rezando y meditando. Por eso, ha sido elegido Protector de los celadores y guardias nocturnos.
Con el tiempo, fue disminuyendo estas terribles mortificaciones, porque vio que le arruinaban su salud.
Nombrado Superior de varios Conventos, siempre era ejemplo para todos sus súbditos en cuanto al cumplimiento exacto de los reglamentos de la Comunidad.
Pero, el trabajo en el cual más éxitos obtenía, era el de la predicación. Dios le había dado la gracia de conmover a los oyentes, y varias veces bastaba su sola presencia, para que muchos empezaran a dejar su vida llena de vicios y comenzaran una vida virtuosa.
Prefería los auditorios de gente pobre, porque le parecía que ellos eran los que mayor voluntad tenían de convertirse.
Pidió a sus Superiores que lo enviaran al Convento más solitario que tuviera la Comunidad. Lo mandaron al Convento de Lapa en terrenos deshabitados, y allá compuso un hermoso libro acerca de la oración, que fue sumamente estimado por Santa Teresa y San Francisco de Sales. Este texto ha sido traducido a muchos idiomas.
Deseando San Pedro de Alcántara que los religiosos fueran más mortificados y se dedicaran por mayor tiempo a la oración y la meditación, fundó una nueva rama de franciscanos, llamados de "estricta observancia".
El Sumo Pontífice aprobó dicha Congregación, y pronto hubo en muchos sitios Conventos dedicados a conducir por el camino de la santidad a sus religiosos, a través de una vida de gran penitencia.
Los últimos años de su existencia los dedicó a ayudar a Santa Teresa en la fundación de la Comunidad de Hermanas Carmelitas que ella había creado, logrando grandes éxitos en la extensión de esta Comunidad.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación:
Verá su descendencia, prologará sus años
Lo que el Señor quiere prosperará por su mano
Por los trabajos de su alma verá la luz,
El justo se saciará de conocimiento.
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años. (Isaías 53, 10-11)
Salmo
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Que la palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales; / él ama la justicia y el derecho, / y su misericordia llena la tierra. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, / en los que esperan su misericordia, / para librar sus vidas de la muerte / y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
Nosotros aguardamos al Señor: / él es nuestro auxilio y escudo. / Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, / como lo esperamos de ti. R.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. (Salmo 32 )
2a.
Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: "Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir." Les preguntó:- "¿Qué queréis que haga por vosotros?" Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda." Jesús replico: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?" Contestaron: "Lo somos" "Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado." Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos."
El hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos. (Marcos 10, 35-45)
Según la carne, pensamos que el poder es para beneficio propio y para creernos importantes. Cristo nos enseña que sólo sirviendo a los demás, nos sentiremos llenos y verdaderamente felices y sin necesidad de oprimir a los demás. 25 min. 43 seg.
El sentido de la existencia de Nuestro Señor Jesucristo es servir, dándonos vida, soporte y fuerza; para luego nosotros también servir y dar soporte a nuestros hermanos. 4 min. 37 seg.
Dios escogió discípulos muy imperfectos para mostrar que también nosotros podemos ser de sus elegidos y para que tengamos esperanza cuando nos decepcionan nuestros pastores. 7 min. 56 seg.
Servir implica siempre una forma de sacrificio, en la medida en que nos conduce a posponer nuestros intereses o gustos en función de las necesidades de otro. Mas es en el servicio donde está nuestro auténtico crecimiento y genuina grandeza. 14 min. 30 seg.
¿A nosotros cómo se nos nota que seguimos a Cristo? ¿El Evangelio es nuestra norma de vida? ¿Las palabras y el ejemplo del Señor son lo que marcan nuestra existencia? 6 min. 7 seg.
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1.1 Digamos de entrada, hermanos, que Cristo no condena el deseo de ser importante ni habla mal de quien quiere tener el primer puesto. Por lo menos en el evangelio de hoy no es ese su propósito.
1.2 Más bien se trata de mostrar en dónde radica la verdadera "importancia" y cuál es el "primer puesto" al que hay que aspirar. Esto es muy importante para poder entender en qué consiste la humildad cristiana: no es tanto "hacer de cuenta" que no me interesa lo que en realidad sí me interesa, sino encauzar ese interés según la mente de quien mejor me conoce y ama, que es Dios.
2. La Grandeza del Servicio
2.1 Por otro lado, ya en la primera lectura Dios nos empuja a cambiar nuestros parámetros. Grande es el que hace algo grande. La grandeza no está en lo que cada uno dice de sí mismo, ni en lo que obliga a otros a decir, sino en las obras, en la realidad, en los hechos.
2.2 Por eso el Siervo de Yahvé, en la primera lectura, es presentado como un modelo de dolor, pero sobre todo como un modelo de fecundidad, y es esto lo que se enfatiza: "verá su descendencia", "prolongará sus años", "por medio de él prosperarán los designios del Señor". En ningún caso es una actitud de "el dolor por el dolor". No hay aquí una actitud de complejo ni de cobardía, como calumnió Nietzsche, sino más bien una conciencia del precio que tiene el bien futuro, y de la inmenso fruto que brota del amor cuando es consecuente.