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Nació en Irlanda. Su padre era diácono y funcionario municipal. Siendo adolescente, fue raptado por los invasores para ser vendido como siervo a los paganos de Irlanda.
En un lapso de seis años de trabajo rudo y sufrimiento por la esclavitud, su alma se templó maravillosamente para la santidad. Por revelación divina, el Santo huyó de las tierras de su amo y se embarcó en una nave rumbo a su patria, no sin antes haber pasado por miles de padecimientos y dificultades.
Los datos sobre su preparación, ordenación sacerdotal y luego como Obispo antes de emprender la conversión de Irlanda, son muy confusos. Pero, se cree que Patricio estudió en Francia, siendo ordenado sacerdote y después Obispo por San Germán de Auxerre, a fin de que evangelizara Irlanda.
A su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el Monasterio de Saul. Allí emprendió con su energía característica la tarea de conquistar el favor del rey Laoghaire.
En estas tierras obtuvo, ya sea por su carácter o su don de obrar milagros-, una rotunda victoria sobre sus oponentes hechiceros y paganos. Aquel triunfo sirvió para ganar cierta tolerancia a la predicación del cristianismo entre los pobladores de Irlanda.
Cuando Patricio había reunido en torno a él numerosos discípulos fieles, como por ejemplo Benigno, destinado a sucederle en la obra de evangelización, progresó rápidamente.
Hacia el 444 se fundó la Iglesia Catedral de Armagh, hoy Armoc, la sede principal de Irlanda, convirtiéndose luego en centro de administración y educación.
Tiempo después, es probable que el Santo haya convocado un Sínodo casi al final de sus días. Porque, su salud estaba quebrantada por las austeridades sufridas y los interminables viajes.
Definitivamente, la vida de este Santo se caracterizó por una presencia tanto humana como divina. El prodigio de la abundantísima cosecha que Dios le permitió recoger en Irlanda, estaba siempre presente ante el Santo y le colmaba de gratitud.
Es positivamente cierto que en 30 años de apostolado, San Patricio convirtió a "toda Irlanda" al cristianismo.
Matagalpa, Nicaragua - Feliz cumpleaños hijo querido, te deseo que pases muy feliz este día, que el Señor te bendiga y haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda lo que le pidas, te quiere mucho, tu mamá
Worcester, Ma, Estados Unidos (1996) - Hijos, ya cumplen 17 años, nos acordamos el día en que nacieron y hoy ya se han convertido en unos hombres de Dios. Acuerdense que Dios es el Camino, la Verdad y la Vida, Pongan todos sus proyectos en sus manos y El los guiara. los Amamos mucho. Papá y Mamá. Dios los Bendiga
Ordenación diácono. Chinchiná, Colombia (2007) - Que el Señor lo bendiga siempre y en todo momento; y que su ministerio esté siempre al servicio de la Iglesia y que siempre sea un anunciador del Reino de Dios. Davi
Así dice el Señor Dios: "Si el malvado se convierte de los pecados cometidos y guarda mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se le tendrán en cuenta los delitos que cometió, por la justicia que hizo, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado -oráculo del Señor-, y no que se convierta de su conducta y que viva? Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, imitando las abominaciones del malvado, ¿vivirá acaso?; no se tendrá en cuenta la justicia que hizo: por la iniquidad que perpetró y por el pecado que cometió, morirá.
Comentáis: "No es justo el proceder del Señor." Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá."
¿Acaso quiero yo la muerte del malvado, y no que se convierta de su conducta y que viva? (Ezequiel 18,21-28)
Salmo
Desde lo hondo a ti grito, Señor; / Señor, escucha mi voz; / estén tus oídos atentos / a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, / ¿quién podrá resistir? / Pero de ti procede el perdón, / y así infundes respeto. R.
Mi alma espera en el Señor, / espera en su palabra; / mi alma aguarda al Señor, / más que el centinela la aurora. / Aguarde Israel al Señor, / como el centinela la aurora. R.
Porque del Señor viene la misericordia, / la redención copiosa; / y él redimirá a Israel / de todos sus delitos. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? (Salmo 129)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto."
La cuaresma es tiempo de reconciliación, con Dios y con los hermanos. La reconciliación con Dios implica conversión, esto es: recapacitar y emprender el camino de regreso a casa del Padre Dios. 4 min. 54 seg.
Lo que Cristo pide de nosotros, en cuanto a la reconciliación con los hermanos, es nuestro empeño sincero, no necesariamente lo que logremos conseguir. 4 min. 6 seg.
Oremos con esperanza y esperamos en el Señor, porque Él es capaz de hacer que todo aquel que se encuentra en pecado y está en contra de la Iglesia, se convierta y viva. 6 min. 41 seg.
Jesús nos invita a la perfección que radica en la renovación del corazón y a evitar las divisiones y discusiones, aunque no lo logremos siempre. 6 min. 9 seg.
No te quedes en tus privilegios creando odio y división en los demás. Hay que tener una actitud de conversión, preguntándote ¿Cómo mejora mi vida mejorando la vida de otros? 6 min. 34 seg.
La reconciliación también es una ofrenda, dar pasos para acercarse al hermano es un sacrificio que agrada de forma extraordinaria a Dios. 5 min. 16 seg.
La justicia divina trae verdadera paz, está unida a la conversión, a que descubramos que el enemigo no es el opresor sino la opresión, no es cruel sino la crueldad, no es el pecador sino el pecado. 5 min. 1 seg.
Cristo nos muestra que si en nosotros hay odio o desprecio no podemos estar en comunión con Dios porque esa persona a la que odias o desprecias será hasta el final de sus días amado de Dios. 7 min. 22 seg.
La reconciliación es parte del mandato del amor al prójimo e implica que no es simple diplomacia, debe suceder en la verdad y la justicia y debe empezar por el reconocimiento de las propias faltas. 7 min. 2 seg.
1.1 Dios abre su corazón: no quiere la muerte. Él es el Dios vivo, el Dios que da la vida, el Dios que vence a la muerte. Dios no quiere la muerte, sino que la increpa con dura voz: "Oh muerte, ¡yo seré tu muerte!" (Os 13,14). Dios no quiere la muerte; ¿podría decirlo de modo más claro que aquello que leemos en el Deuteronomio? Allí encontramos: "Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el Señor juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob" (Dt 30,19-20).
1.2 La condición para que el pecador viva es simplemente que se aparte de aquello que le mata, es decir, del pecado. Así entendemos que arrepentirse es un acto de supervivencia y un modo sencillo y directo de amarse rectamente a sí mismo. Cosa que es bueno saber en todo tiempo pero que resulta tanto más saludable en el tiempo de cuaresma, tiempo por excelencia para arrepentirnos de nuestras culpas.
1.3 Toda la conversión es la historia de un hombre que deja lo que le mata y se vuelve hacia quien es su Vida. Y así como el que se vuelve al sol necesariamente es iluminado, así también quien vuelve a mirar a Dios es vivificado.
2. Una justicia mejor
2.1 Los fariseos presumían de ser justos. Practicaban o aparentaban practicar escrupulosísimamente los detalles ínfimos de la Ley para darse la certeza interior y proyectar la imagen exterior de ser justos, muy justos, perfectamente justos. Con un toque de ironía Jesucristo habla de una justicia "más perfecta". ¿En qué consistirá? ¿Se trata de ser todavía más rigurosos en los detalles de la legislación y las venerables tradiciones de los mayores? No. La propuesta de Jesús es de otro orden.
2.2 En realidad Jesús hace dos cosas con la Ley: por una parte, la lleva al interior del hombre. No es ya una ley de lo observable, y por tanto de las apariencias, sino de la sinceridad, de la intención, de la verdad del corazón. Por otro lado, Jesús une indisolublemente la Ley que nos une a Dios con la Ley que nos une a los hermanos. No caben ya, entonces, esos modelos de supuesta "santidad" que creen que van a sobresalir más cuanto más abajen al resto del universo.
2.3 La religión de la sinceridad y del corazón es también la religión de la comprensión y de la reconciliación. O dicho de otro modo: la religión de la VERDAD es también la religión de la MISERICORDIA. ¡Eso es fantástico! Y por eso es más perfecto este nuevo esquema, esta nueva "justicia". En el esquema farisaico ser "de verdad" justo implicaba endurecerse contra el que no lo era; y ser "compasivo" quedaba relegado para lo que no eran "verdaderos" fieles.
2.4 Ahora con Jesús se han hermanado la verdad y la misericordia; ahora es posible encontrar al Señor allí donde están los rostros de todos esos pobres y pequeños que son como yo: se llaman mis hermanos.