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Nació en una población del alto Egipto, al sur de Menfis, en el año 251. Antonio se retiró a la soledad, siguiendo el ejemplo de un anciano ermitaño de los alrededores.
El trabajo manual, la oración y la lectura, constituyeron, en adelante, su principal ocupación. A los 54 años de edad, hacia el 305, abandonó la celda en la montaña, y fundó un Monasterio en Fayo.
El Monasterio consistía originalmente en una serie de habitaciones aisladas. Pero, no podemos afirmar con certeza, que todas las colonias de ascetas fundadas por San Antonio, estaban concebidas de igual manera. Más tarde, creó otro Monasterio, llamado Pispir, cerca del Nilo.
El Santo exhortaba a sus hermanos a preocuparse lo menos posible por el cuerpo. Sin embargo, se guardaba bien de confundir la perfección, que consiste en el amor de Dios, con la mortificación.
Aconsejaba a sus monjes pensar cada mañana, que tal vez no vivirían hasta el fin del día, ejecutando, por tanto, cada acción, como si fuera la última de su vida. "El demonio", -decía- , "teme al ayuno, la oración, la humildad y las buenas obras, y queda reducido a la impotencia ante la señal de la Cruz".
Hacia el año 355, hizo un viaje a Alejandría por petición de los Obispos, para refutar a los arrianos. Ahí predicó la consustancialidad del Hijo con el Padre, acusando a los arrianos de confundirse con los paganos, "que adoran y sirven a la creatura, más bien que al Creador", puesto que hacían del Hijo de Dios una creatura.
Murió en el año 356, a la edad de 105 años. Parece que en el 561, sus restos fueron descubiertos y trasladados a Alejandría, después a Constantinopla y finalmente, a Vienne, Francia.
Las imágenes representan generalmente a San Antonio con una Cruz en forma de T, una campanita, un cerdo, y a veces un libro. La liturgia bizantina invoca el nombre de San Antonio en la preparación eucarística y el rito copto.
Barranquilla, Colombia (2008) - Un año sin tu presencia física madre querida, pero con la certeza de que has estado con nosotros espiritualmente y desde el Cielo sigues mirándonos con el más intenso amor. Mostrándonos al Buen Jesús. Te extrañamos mami Dorme. Msgr. Jesús Escorcia
Había un hombre de Loma de Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, de Seror, de Becorá, de Afiaj, benjaminita, de buena posición. Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un mozo bien plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba. A su padre, Quis, se le habían extraviado unas burras, y dijo a su hijo Saúl: "Llévate a uno de los criados y vete a buscar las burras".
Cruzaron la serranía de Efraím y atravesaron la comarca de Salisá, pero no las encontraron. Atravesaron la comarca de Saalín, y nada. Atravesaron la comarca de Benjamín, y tampoco. Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le avisó: "Ese es el hombre de quien te hablé; ése regirá a mi pueblo. Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: "Haga el favor de decirme dónde está la casa del vidente". Samuel respondió: "Yo soy el vidente. Sube delante de mí al altozano; hoy coméis conmigo, y mañana te dejaré marchar y te diré todo lo que piensas". Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: "¡El Señor te unge como jefe de su heredad! Tú regirás al pueblo del Señor y le librarás de la mano de los enemigos que lo rodean".
Ese es el hombre de quien habló el Señor; Saúl regirá a su pueblo (1 Samuel 9, 1-19)
Salmo
¡Señor, el rey se alegra por tu fuerza, y cuánto goza con tu victoria! Le has concedido el deseo de su corazón, no le has negado lo que pedían sus labios. R.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito, y has puesto en su cabeza una corona de oro fino. Te pidió vida y se la has concedido, años que se prolongan sin término. R.
Señor, el rey se alegra / por tu fuerza. (Salmo 20)
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían, un grupo de recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama, les dijeron a los discípulos: "¡De modo que come con recaudadores y pecadores!"
Jesús lo oyó y les dijo: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores".
Sucede con aquellos que están internamente desajustados que sus conflictos internos les dificultan alcanzar las propias metas. Cristo tiene algo muy importante para esas vidas. 24 min. 14 seg.
La transformación que Cristo realiza en Mateo se manifiesta en que antes, para este hombre, todo giraba en torno de él y todo lo quería ganar para él; convertido por Cristo es capaz de salir de sí mismo y dar. 5 min. 54 seg.
Jesús nos enseña que por encima de la fama, de lo que se diga de nosotros está la gloria de Dios, está el servicio a Dios, está el poner a Dios en primer lugar. 4 min. 56 seg.
Conoce tus talentos porque Dios trabaja a partir de lo que Él mismo te dio. Cuidado con envanecerte en lo que eres porque la arrogancia pronto conduce a la desobediencia y la desobediencia solo puede llevar al desastre. 6 min. 12 seg.
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1.1 Samuel no estaba personalmente muy convencido de los beneficios de nombrar un rey sobre los israelitas. De todos modos, fue obediente a Dios, y, como escuchamos en la primera lectura, fue donde Saúl y le contó los planes inesperados que Dios tenía para con él. Esta es una lección para nosotros, porque vemos que el gusto personal no fue lo que tuvo fuerza en el corazón de Samuel, sino que él permitió a Dios que fuera el jefe y el que guía... todo el tiempo. Esta es una señal de los santos y de los profetas.
1.2 Una segunda lección nos viene de este mismo texto de hoy. Saúl no resultó recibiendo simplemente una distinción sino un encargo. Es verdad que Samuel le dijo: "El Señor te ha ungido como jefe de Israel, su pueblo," pero también añadió: "librarás [a Israel] de los enemigos que le rodean." El llamado y la misión, el honor y le deber van juntos, y esto es algo que debemos recordar todos, especialmente si hemos recibido un ministerio o servicio particular en la Iglesia.
2. Se levantó y lo siguió
2.1 ¡Cuánta fuerza tienen las palabras de Cristo! ¡Cuánto puede la Palabra cuando nos habla! Desde que llegó esa voz, desde que resonó la voz del Señor ya no fue igual la vida de Mateo. Con ese "¡sígueme!" Jesús abrió el capítulo nuevo y decisivo en la vida de aquel hombre. Y puede hacer otro tanto en nosotros.
2.2 "¡Sígueme!" significa muchas cosas. El seguimiento implica confianza, obediencia, paciencia, humildad, virtudes todas que no abundaban en un hombre acostumbrado al lucro próximo y contante de sus recaudos. De esto entendemos que no le habló Cristo solamente con voz exterior, sino que una voz interior hizo que la palabra de Cristo fascinara a Mateo. Invitándole a seguirlo le daba la gracia de seguirlo; llamándole le hacía capaz, a la vez. A esa voz o impulso interior aludió el Señor cuando dijo en otro lugar: "nadie puede venir a mí, si mi Padre no le trae" (Jn 6,44).
2.3 "¡Sígueme!" es una palabra pronunciada una vez pero llamada a ser vivida muchas veces. Cuando el guía de un grupo de visitantes les dice al comienzo del tour: "síganme", entiende que esa palabra se repite, ya sin palabras, cada vez que el grupo entra o sale de algún recinto o de un jardín o campo. "¡Sígueme!" no es entonces una palabra: es un programa para la vida. Es el programa propio de los verdaderos discípulos de Jesús.