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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Lunes, Noviembre 15 de 2010[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Para esta fecha hay 2 posibles celebraciones litúrgicas. Esquema No. 1 Tiempo Ordinario, Año Par,
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Lectura: |
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1a. |
Recuerda de dónde has caído y arrepiéntete (Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5a) |
Salmo |
Al que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida. (Salmo 1 ) |
Evangelio |
¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea otra vez (Lucas 18, 35-43) |
Núm. |
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1996/11/18 |
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2012/11/19 |
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2014/11/17 |
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2016/11/14 |
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2022/11/14 |
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Homilía para leer: |
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1. Jesús se pronuncia sobre su Iglesia1.1 El último libro de la Biblia es también el que acompaña la última parte de nuestro año litúrgico. Se trata del "apocalipsis", como solemos llamarlo, o también "revelación". Una palabra sobre el conjunto de la historia humana, pronunciada en el contexto doloroso de la persecución. 1.2 El libro empieza con una serie de mensajes de Jesucristo a las comunidades cristianas de la época. Esto tiene sentido, porque si el conjunto de la historia humana debe comparecer ante Cristo, los que han sido elegidos por Cristo deben, antes que nadie, escuchar su voz majestuosa y verdadera. En efecto, si algún privilegio tiene el cristiano es que su Juez de mañana es hoy su Salvador. La palabra que hoy le corrige mañana no le castiga. 1.3 Las comunidades de la época son llamadas aquí "iglesias". Los mensajes que recoge el Apocalipsis no se dirigen a todas estas iglesias, sino sólo a un conjunto de ellas, localizadas en lo que se llamaba Asia Menor y que hoy corresponde a Turquía. Hoy, por ejemplo, hemos oído el mensaje a la iglesia de Éfeso. 2. ¿Qué sabe Jesús de nosotros?2.1 El Evangelio según san Mateo termina con una maravillosa promesa: "yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28,20). Esta promesa quedaría como algo sólo supuesto y abstracto si no fuera posible percibir el paso, la voz y la fuerza de Cristo "todos los días". Pues bien, las profecías del Apocalipsis a las iglesias son un modo de manifestar esa presencia. Cuando Tomás dijo que no creería a menos que viera las señales de la crucifixión en los miembros de Cristo no sabía que Cristo lo estaba escuchando (cf. Jn 20,25.27). Jesús sabe de nosotros. Acompaña a los que predican (Mc 16,15-18) y, según vemos en la lectura de hoy, está bien enterado del estado real y actual de los suyos. 2.2 A los efesios dice Cristo por medio del vidente: "conozco tu perseverancia... pero debo reprocharte que dejaste enfriar el primer amor". La Iglesia nos ofrece hoy este mensajes entre los siete porque es dolorosamente típico de la existencia cristiana, tanto en lo personal como en lo comunitario. Perseveramos, pero el amor se desgasta, se enfría, se descalifica. Y Jesús lo sabe, y quiere que sepamos que lo sabe, porque su palabra tiene la virtud de encender de nuevo en nosotros el amor que tuvo su comienzo en su propio corazón. 3. "Jesús, ten compasión de mí"3.1 El evangelio de hoy nos ayuda a tomar la actitud de corazón que nos ayudará a renovar al amor languidecido. Necesitamos de Cristo para amar a Cristo; necesitamos de Cristo para servir a Cristo; necesitamos de Cristo para alabar a Cristo. Y esa necesidad de la que el mismo Cristo nos hace conscientes tiene que volverse súplica, clamor, insistente oración, como la de aquel ciego: "Jesús, ¡ten compasión de mí!". 3.2 Podemos apelar a la justicia de Cristo cuando nos sentimos buenos y a la sabiduría de Cristo cuando nos sentimos sagaces; pero, ¿a qué apelaremos cuando nos sentimos pobres, desvalidos, endeudados? Sólo a la misericordia de nuestro Salvador. 3.3 Esta es precisamente la mejor actitud para recibir la comunión. ¿Quién presumirá de su inteligencia ante el misterio del altar, que desborda a toda inteligencia? ¿Quién alardeará de pureza o virtud delante de la santidad misma? Lo único nuestro que puede acercarnos al corazón de Dios es la humilde confianza con la que dejamos sus manos libres para amarnos, restaurarnos y bendecirnos. |
Lectura: |
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1a. |
Lo llenará con un espíritu de inteligencia (Eclesiástico 15, 1-6) |
Salmo |
El Señor es justo en todos sus caminos. (Salmo 144 ) |
Evangelio |
Cosas nuevas y cosas antiguas (Mateo 13, 47-52) |
Núm. |
Datos |
Escuchar |
Más... |
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1 |
1996/11/15 |
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1997/11/15 |
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2011/11/15 |
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2012/11/15 |
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2013/11/15 |
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2018/11/15 |
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2023/11/15 |
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2023/11/15 |
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2024/11/15 |
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Homilía para leer: |
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1 |
1. Predicador y Obispo1.1 Una figura rica y compleja como la de Alberto, que por tantas razones ha sido llamado "el Grande" (Magno), nos presenta el tremendo reto de hallar qué unifica a una personalidad tan fascinante. La repuesta, creo yo, debemos encontrarla en su propia vocación, que fue ante todo un llamado a predicar el Evangelio. Alberto es, primero que todo, un "hermano (fraile) predicador," y esto es bueno recordarlo entre otras cosas para percibir en él las riquezas del carisma de santo Domingo de Guzmán. 1.2 Es bueno recordar que el término "Ordo Praedicatorum," que santo Domingo quiso para su comunidad, era el uso común para referirse a los obispos. En cuanto sucesores de los apóstoles, son ellos los primeros testigos de la fe y maestros en el conocimiento del Evangelio de Cristo. Y tales fueron los rasgos que Domingo quiso para sus frailes. En este sentido, hay una cierta lógica en que la Iglesia muchas veces haya escogido a frailes predicadores para al alto ministerio del episcopado. Tal fue el caso con san Alberto. 2. Científico y Filósofo2.1 La predicación del Evangelio no parece inmediatamente relacionada con los conocimientos que hoy relacionamos más con la ciencia, sobre todo la ciencia natural. San Alberto, sin embargo, descolló en el conocimiento de especies animales y vegetales, y también en áreas profundas de lo que hoy es la química, y que en ese tiempo era más alquimia que otra cosa. Hay por eso incluso leyendas sobre el supuesto "esoterismo" de este hombre admirable que en su deseo de saber buscó los caminos de la sabiduría por todas partes. Tal mote, bien que resulte atractivo a las modas de Nueva Era actuales, poco tiene que ver con este fraile estudioso y crítico de sus fuentes, que no se contentaba con supersticiones. 2.2 El mundo natural atrae a Alberto como una expresión del poder, de la sabiduría y del amor de Dios. La variedad de las especies y los numerosos paralelos que pueden hacerse entre sus actividades y las de los humanos, son en el fondo aproximaciones al don primero, el don de la vida. Podemos decir que el santo y sabio fraile no da por descontada la vida sino que quiere leerla con avidez y con profundidad. 2.3 Por eso su búsqueda insaciable no se limita a lo puramente visible. Si hoy nos parece que ser científico y limitarse a lo sensible son cosas sinónimas, no era así en el siglo XIII y en todo caso, no era así para san Alberto. La misma mente que se abre a las manifestaciones del ser en los entes particulares en el fondo anhela puntos de vista más amplios, que son los que sólo puede ofrecer la filosofía. Lo mismo que alguien que recorre la orilla de un río y luego se extasía ante el panorama de todo el valle que el río atraviesa, así Alberto sabe descender a lo concreto con la ciencia y levantarse a lo universal con la filosofía. 3. Santo y Maestro de Santos3.1 Por supuesto, la búsqueda no termina en el ámbito de las cosas creadas. Creyente hasta la entraña de su ser, Alberto contempla con amor agradecido la obra del Creador y no le faltan palabras para cantar también la obra de la redención. Su magna labor filosófica quedaría incompleta sin la luz brillantísima que sólo viene de la Palabra revelada. Sin arredrarse, incansable como siempre, Alberto deja por un momento los ensayos de los filósofos y se postra con gusto ante la gracia que se derrama con abundancia del Nuevo y del Antiguo Testamento. Si por algo es "Magno" este hombre notable es por esa capacidad de recorrer la creación con ojos admirados y sin embargo ansiosos de esa Verdad, la única eterna, la única que puede saciar del todo al alma racional. 3.2 Alberto, el teólogo, el escritor, el autor místico, es también el profesor y maestro de otros. De Alberto recibe un método el más grande de los teólogos católicos, santo Tomás de Aquino. De Alberto bebe con abundancia la mística que por un tiempo hizo famoso al río Rin, con nombres solemnes como el Maestro Ekhart, Juan Taulero y el Beato Enrique Seuze. 3.3 Sin duda cuesta trabajo admitir que toda esa obra intelectual y apostólica aconteció en el curso de una sola vida humana. Prodigio fue de la naturaleza, pero sobre todo obra del amor más grande y de la gracia que no ha de faltarnos. |
-Fr. Nelson Medina, OP
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