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Cuando San Ceferino ascendió al Pontificado en el año 199, nombró a Calixto superintendente del cementerio cristiano de la Vía Apia, que se llama actualmente cementerio de San Calixto.
Se dice que el Santo ensanchó el cementerio y suprimió los terrenos privados. Probablemente, esa propiedad se convirtió en la primera que tuvo la Iglesia.
San Calixto fue ordenado Diácono por San Ceferino, y llegó a ser su íntimo amigo y consejero, elegido después por la mayoría del pueblo y el clero de Roma, para suceder a Ceferino.
Los rigoristas, encabezados por San Hipólito, se quejaban de que el Santo hubiese determinado, que el hecho de cometer un pecado mortal no era razón suficiente para deponer a un Obispo.
También, que hubiera admitido a las Órdenes, a quienes se habían casado dos o tres veces, y que hubiese reconocido la legitimidad de los matrimonios entre los esclavos y mujeres libres. Esto último estaba prohibido por la ley civil.
Por otra parte, Chapman llega a decir que el Santo trabajó como un gran defensor de la sana doctrina y de la disciplina.
San Calixto fue sepultado en la Vía Aurelia, probablemente martirizado.
Muzo, Colombia (2003) - Mamita hermosa te deseo toda la felicidad del mundo y que la Santísima Virgen siempre te bendiga y los Santos Ángeles te guarden por donde vayas. te quiero mucho. Sor Luz Mary
(1988) - Bajo la gracia de Dios y su infinita misericordia. El Señor Jesucristo nos bendice cada día con la vida y la alegría, aún en medio de tiempos difíciles. Tenemos un hijo ya universitario Manuel Andrés, muy sensible e inteligente; y una bella hija, María Alejandra, gran temperamento recubierto con dulzura.
Dios los bendiga a Fray Nelson y sus colaboradores.
Con amor, Mariana Clavijo Ramírez
En aquellos días, Naamán de Siria bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta Eliseo, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: "Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel. Acepta un regalo de tu servidor." Eliseo contestó: "¡Vive Dios, a quien sirvo! No aceptaré nada." Y aunque le insistía, lo rehusó. Naamán dijo: "Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses fuera del Señor."
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad. R.
El Señor revela a las naciones su salvación. (Salmo 97)
2a.
Querido hermano:
Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David.
Éste ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada:
Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna.
Es doctrina segura: si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros."
Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes."
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?"
Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."
¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios? (Lucas 17, 11-19)
En nuestros días hay personas que quizá han estado lejos de la fe y de la Iglesia, pero al recibir la gracia de la conversión llegan a ser modelo y referencia para nosotros. 5 min. 12 seg.
Como testigos del Evangelio debemos aliviar el dolor, acabar con la destrucción buscando oportunidades para todos y luchar contra la exclusión para que las personas restituidas por Dios sean abrazadas en la comunidad. 6 min. 25 seg.
Las distintas actitudes de los que fueron curados y el que fue curado y volvió donde Cristo nos muestran dos modos distintos de relacionarse con Dios. 5 min. 37 seg.
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1.1 La enfermedad de la lepra era más que una enfermedad para la gente de los tiempos bíblicos. Era vista como una especie de manifestación exterior de un mal interior y por eso se asociaba con el concepto de pecado y con las nociones de inmundicia e impureza.
1.2 Dentro de esta lógica, la reacción frente a la lepra sólo podía ser de rechazo al mismo leproso. Actitud tanto más grave cuanto que lo que se entendía por "lepra" en aquella época incluía muchas afecciones de la piel y no sólo lo que nosotros entendemos hoy con este nombre.
1.3 En dos lecturas de hoy, la primera y el evangelio, aparece la victoria sobre la lepra. En el primer caso por la intercesión del profeta Eliseo; en la segunda por el mandato de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, estas dos lecturas tienen en común algo más que una enfermedad.
2. La Gratitud
2.1 Agradecimiento y gracia están emparentados en español y también en la vida: nada nos mueve tanto a agradecer como recibir un regalo, una gracia, un bien que necesitábamos o deseábamos pero que por alguna razón estaba más allá de nuestras previsiones, recursos o fuerzas.
2.2 La sanación de la lepra, que implicaba también el comienzo de la sanación de toda la vida social e interpersonal del enfermo, es un regalo, una gracia de esa naturaleza. Y el pagano Naamán lo mismo que el samaritano curado del evangelio de hoy manifiestan una inmensa gratitud. No es casualidad que se trate de dos personas que no pertenecían directamente al pueblo de Dios: precisamente, cuanto más "excluidos" parecía que estaban, más les alegra sentirse y saberse curados.
2.3 Aquí hay una lección para nosotros: el que más reconoce su necesidad y el que menos cree merecer el remedio es quien mejor y más pronto ve la mano de Dios y la agradece. Y lo opuesto también es verdad: quien se considera muy fuerte o quien tiene asumido que se lo merece todo no encuentra apenas de qué dar gracias.