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Originario de la Campania, era un diácono de Roma, viudo, cuyo hijo, San Silverio, había de ceñir también la tiara pontificia.
En el año 514 fue elegido Papa. Tuvo que consagrar toda su actividad al problema delicado y complejo de la situación que había producido en el oriente el cisma, provocado por Acacio de Constantinopla con el fin de aplacar a los monofisitas.
A San Hormidas pertenece el honor de haber acabado con el cisma mediante la confesión de fe que lleva su nombre: "La Fórmula de Hormidas". Este documento, citado todavía por el Concilio Vaticano I, es una de las pruebas más fehacientes de la autoridad que se atribuía al Papa en los seis primeros siglos.
Sabemos que San Hormidas fue un hombre inteligente, hábil y amante de la paz. En sus últimos años tuvo el consuelo de ver cesar en África la persecución de los vándalos.
Señalada el 6 de agosto para conmemorar la manifestación de la Divina Gloria, registrada por San Mateo (véase San Mateo 17,1-13).
El Obispo armenio Gregorio Arsharuni (ca. 690 d. C.), adscribe el origen de esta fiesta a San Gregorio el Iluminador ( m. en 337 d. C.), quien afirma, sustituyó una celebración pagana de Afrodita llamada Vartabah (llama de rosa), reteniendo la antigua apelación de la fiesta: Cristo abrió su gloria como una rosa en el Monte Tabor.
Sin embargo, no ha sido hallada en los dos antiguos calendarios armenios impresos por Conybeare (Ritual Armenio, 527 sq). La fiesta se originó, probablemente, durante el siglo IV o V d. C., a cambio de alguna otra de naturaleza pagana, en algún lugar de las tierras altas de Asia Menor.
Al presente, los armenios observan la fiesta por tres días, como una de las cinco celebraciones mayores del año, -séptimo domingo después de Pentecostés-, precedida por un ayuno de seis días.
También en la Iglesia siria es una fiesta de primer orden. En la Iglesia griega incluye una vigilia y Octava. La Iglesia latina adoptó lentamente esta fiesta, no siendo mencionada antes del 850 d. C. (Martirologio de Wandelbert, Gavanti. "Thesarurus Liturg", II, August).
Fue adaptada en la liturgia en muchas Diócesis, cerca del siglo X, y celebrada mayormente el 6 de agosto. En la Galia e Inglaterra, el 27 de julio. Asimismo, en Meissen, el 17 de marzo; en Halberstadt, el 3 de septiembre, etc.
En 1456, Calixto III extendió la fiesta a la Iglesia Universal, en memoria de la victoria de Hunvady sobre los turcos en Belgrado, el 6 de agosto del mismo año.
El Papa mismo, redactó el Oficio. Es la fiesta titular de la Basílica Laterana en Roma y fue elevada a categoría de fiesta de doble segundo orden para la Iglesia Universal, el primero de noviembre de 1911.
En la Misa de este día, el Papa emplea vino nuevo, o presiona un racimo de uvas maduras en el cáliz. También en Roma son bendecidas uvas pasas. Griegos y rusos bendicen a su vez, uvas y otras frutas.
Bolivia (1956) - Hola soy boliviana.. Estoy casada hace 31 años vivo con mi esposo hace 4 años en España cuidad Madrid, asisto a la renovación carismática diocesana de Madrid parroquia. María reparadora...donde hemos encontrado, el espacio que buscabamos para reconfortar el espíritu.
En Bolivia asistíamos a la renovación al centro carismático de la mansión... De la cual participaba como servidora en grupos de oración.
Les pido oración por mis flia ya que dentro de mi matrimonio tenemos cuatro hijos. Tres de ellos en Bolivia.
Bucaramanga, Colombia - Doy gracias a Dios por permitirme un año más en compañia de mis hijos y seres queridos, llenándome de infinitas bendiciones y pidiéndole salud para que sean muchos más. Amén.
Mérida, Yucatán México (2007) - Que Dios en su infinita misericordia lo tenga en su santa gloria. Papá, te dormiste y despertaste junto a Dios, y nosotros nunca te olvidaremos y esperamos el día de estar juntos de nuevo.
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
El Señor reina, la tierra goza, / se alegran las islas innumerables. / Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono. R.
Los montes se derriten como cera / ante el dueño de toda la tierra; / los cielos pregonan su justicia, / y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Porque tú eres, Señor, / altísimo sobre toda la tierra, / encumbrado sobre todos los dioses. R.
El Señor reina, altísimo sobre la tierra (Salmo 96)
2a.
Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: "Éste es mi Hijo amado, mi predilecto." Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo." Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: "Levantaos, no temáis." Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos."
Cristo quiere iluminar nuestro corazón: anhelos, decisiones, afectos y temores; para que todo lo podamos ver y vivir a la luz de su amor. 5 min. 15 seg.
El milagro de la Transfiguración del Señor no quedó solo para los apóstoles sino que en la montaña y en la oración Cristo sigue esperando por tí y por mí. 4 min. 32 seg.
En los santos la obra la hace Dios en los defectos y las virtudes; en los defectos porque quedan crucificados y en las virtudes porque quedan sublimadas a la escala de los dones del Espíritu Santo. 5 min. 16 seg.
La Fiesta de la Transfiguración nos habla de oración, de ascenso al no conformarnos con lo que somos y a la esperanza porque sabemos Quién nos aguarda. 6 min. 57 seg.
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1.1 Escribe el Papa Juan Pablo II en su Carta sobre la Vida Consagrada, n. 15 : "El episodio de la Transfiguración marca un momento decisivo en el ministerio de Jesús. Es un acontecimiento de revelación que consolida la fe en el corazón de los discípulos, les prepara al drama de la Cruz y anticipa la gloria de la resurrección."
1.2 "Este misterio es vivido continuamente por la Iglesia, pueblo en camino hacia el encuentro escatológico con su Señor. Como los tres apóstoles escogidos, la Iglesia contempla el rostro transfigurado de Cristo, para confirmarse en la fe y no desfallecer ante su rostro desfigurado en la Cruz.
1.3 "En un caso y en otro, ella es la Esposa ante el Esposo, partícipe de su misterio y envuelta por su luz."
2. Resonancia de la Transfiguración en la Vida Litúrgica
2.1 Y en Orientale Lumen, n. 11, nos dice: "En la acción sagrada también la corporeidad está convocada a la alabanza, y la belleza, que en Oriente es uno de los nombres con que más frecuentemente se suele expresar la divina armonía y el modelo de la humanidad transfigurada, se muestra por doquier: en las formas del templo, en los sonidos, en los colores, en las luces y en los perfumes. La larga duración de las celebraciones, las continuas invocaciones, todo expresa un progresivo ensimismarse en el misterio celebrado con toda la persona. Y así la plegaria de la Iglesia se transforma ya en participación en la liturgia celeste, anticipo de la bienaventuranza final.
2.2 "Esta valorización integral de la persona en sus componentes racionales y emotivos, en el éxtasis y en la inmanencia, es de gran actualidad, y constituye una admirable escuela para comprender el significado de las realidades creadas: no son ni un absoluto ni un nido de pecado e iniquidad. En la liturgia las cosas revelan su naturaleza de don que el Creador regala a la humanidad: Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien (Gn 1, 31). Aunque todo ello está marcado por el drama del pecado, que hace pesada la materia e impide su transparencia, ésta es redimida en la Encarnación y hecha plenamente teofórica, es decir, capaz de ponernos en relación con el Padre: esta propiedad queda de manifiesto sobre todo en los santos misterios, los Sacramentos de la Iglesia.
2.3 "El Cristianismo no rechaza la materia, la corporeidad; al contrario, la valoriza plenamente en el acto litúrgico, en el que el cuerpo humano muestra su naturaleza íntima de templo del Espíritu y llega a unirse al Señor Jesús, hecho también él cuerpo para la salvación del mundo. Y esto no implica una exaltación absoluta de todo lo que es físico, porque conocemos bien qué desorden introdujo el pecado en la armonía del ser humano. La liturgia revela que el cuerpo, atravesando el misterio de la cruz, está en camino hacia la transfiguración, hacia la pneumatización: en el monte Tabor Cristo lo mostró resplandeciente, como el Padre quiere que vuelva a estar".