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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Domingo, Octubre 5 de 2003[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Ciclo B, Tiempo Ordinario,
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Lectura: |
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1a. |
Y serán los dos una sola carne (Génesis 2, 18-24) |
Salmo |
Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida. (Salmo 127 ) |
2a. |
El santificador y los santificados proceden todos del mismo. (Hebreos 2, 9-11) |
Evangelio |
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. (Marcos 10, 2-16) |
Núm. |
Datos |
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1997/10/05 |
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2000/10/08 |
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2006/10/08 |
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2009/10/04 |
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2012/10/07 |
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2012/10/07 |
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2015/10/04 |
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2015/10/04 |
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2018/10/07 |
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2021/10/03 |
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2021/10/03 |
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2024/10/06 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1 |
1. Ojos de hombre; ojos de mujer1.1 La primera lectura de hoy nos presenta la creación de la mujer como un acto de amor con el que Dios completa la existencia de Adán. 1.2 Tiene una ternura infinita descubrir este Dios que se ocupa de la soledad del hombre, aun después de hacer que desfilen ante sus ojos "todos los animales del campo y todos los pájaros del cielo". Dios que "mira", que "cavila" en su interior y que busca el camino de la felicidad para el hombre. 1.3 Como fruto de esa "mirada" entrañable, en la que no falta la compasión, llega la mujer. Por eso en los ojos de la mujer hay algo de esa mirada divina que, cuando mira, acaricia, protege, se preocupa, se implica. 1.4 Notemos la diferencia entre los ojos del hombre y los de la mujer. Dios había presentado al hombre "todos los animales del campo y todos los pájaros del cielo" y el hombre los había visto; los había visto y los había nombrado. El acto de nombrar tiene una nobleza propia, que se acerca al acto de crear, pues está escrito: "Dios... da vida a los muertos y llama a las cosas que no son, como si fueran" (Rom 4,17). Mas esa nobleza también marca una distancia. Los ojos del hombre son aptos para eso, especialmente, para definir una distancia, que es la que permite considerar de modo más abstracto y objetivo, pero también más "frío" e "impersonal" todas las cosas. 1.5 Por contraste, la mirada de la mujer, que emerge de cerca del corazón del hombre pero primero de cerca del corazón de Dios, es diferente. Ella no da un nombre sino que establece un vínculo. No hace del hombre una cosa ni quiere ser una cosa para el hombre. No una cosa sino una casa. En ella, el hombre encuentra la alegría que no sintió cuando nacía. En ella el hombre percibe la alegría de la gratuidad de su propio ser. 2. El Plan de Dios2.1 Por eso el relato bíblico es preciso: el encuentro entre el hombre y la mujer no se da en una especie de "terreno intermedio", como si cada uno saliera de "lo suyo" al encuentro del otro. Es el varón quien se pone en movimiento. Lo dice la Biblia y lo confirma la experiencia. En aquellos lugares y ambientes en que la mujer se siente más amada y donde el hombre se siente más feliz de ser hombre, siempre el movimiento se da en la dirección de la búsqueda de él hacia ella, y en eso encuentran ambos felicidad: él por la casa de amor que halla; ella por sentirse valorada y preciosa ante él. 2.2 En el encuentro de esas dos miradas cada uno se descubre como un "incompleto completable". A él le falta sentir el prístino murmullo de la vida, que se esconde en las entrañas blandas de ella; a ella le falta descubrirse a sí misma como posibilidad de vida en su sentido pleno... que comprende gozarse de la contagiosa alegría de Adán. El gozo de él es encontrarla; el gozo de ella es haber sido encontrada. 2.3 Pero ese encuentro no puede limitarse a un instante. De suyo, el encuentro de la vida que se trasvasa en ese abrazo de miradas clama eternidad. Y quien dice eternidad dice fidelidad. Por eso Cristo apela con toda naturalidad y firmeza al plan original de Dios cuando le preguntan sobre el divorcio. De poco vale y muy poco significa sentir que la vida llena de su energía un beso de miradas o un abrazo de palabras dulces, si ello va a durar sólo una noche o sólo unos meses. Un amor así, un amor que se rompe, que se deja doblegar y reventar, no es "imagen de Dios". 2.4 Cristo, pues, está abogando por los intereses de Dios, ¡y también por los del ser humano! Lejos de la playa de la fidelidad sólo existen las tormentas de las pasiones. Y en esa vorágine tumultuosa naufraga el sentido mismo del amor, y con él, toda posibilidad de dicha, de gratitud y de lucidez. Por eso Cristo sale en defensa de la gloria divina, que es salvación del hombre, y en defensa de la felicidad humana, que es alabanza a su Creador. 2.5 Bello espectáculo nos presenta aquí el Señor Jesús, tan dispuesto a sufrir incluso la desaprobación de nosotros para no tener luego que reprobar nuestra vida y nuestra eternidad. |
-Fr. Nelson Medina, OP
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