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Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: "Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra."
Señor, tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me levanto, / de lejos penetras mis pensamientos; / distingues mi camino y mi descanso, / todas mis sendas te son familiares. R.
Tú has creado mis entrañas, / me has tejido en el seno materno. / Te doy gracias, / porque me has escogido portentosamente, / porque son admirables tus obras. Conocías hasta el fondo de mi alma. R.
No desconocías mis huesos, / cuando, en lo oculto, me iba formando, / y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente. (Salmo 138)
2a.
En aquellos días, dijo Pablo: "Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos." Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias." Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: a vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación."
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: "¡No! Se va a llamar Juan." Le replicaron: "Ninguno de tus parientes se llama así." Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: "¿Qué va ser este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
Para dejar de obrar mal, la voz poderosa de Juan Bautista; y para aprender a obrar bien, Jesucristo con su gracia y la guía de su Espíritu. 11 min. 0 seg.
El nombre "Juan" significa "el Señor ha regalado." Es un modo de expresar cómo brilla la misericordia divina en el nacimiento del Bautista, precursor del Mesías. 4 min. 31 seg.
Zacarías quedó no sólo mudo sino también sordo: ninguna palabra entraba ni salía de él. Él se queda a solas con la palabra del ángel, hasta que esa palabra crezca en él y dé fruto. 13 min. 11 seg.
En la festividad de Juan Bautista digámosle al Señor que solo Él basta y que queremos eliminar de nuestros corazones todo obstáculo, para llevar una verdadera vida cristiana. 4 min. 25 seg.
A la luz del nacimiento de Juan Bautista dile a Dios lo único razonable: aunque no entiendo, Tu sabes mejor que yo y Tus ideas son mejores que las mías. 6 min. 11 seg.
Pidamos a Juan Bautista que interceda ante el Señor para que venza nuestras esterilidades físicas, las de los que no logramos creer y las de nuestros desiertos. 6 min. 54 seg.
El nacimiento de San Juan nos introduce en el orden nuevo del amor de Dios que se recibe por la fe, y es la superación del Antiguo Testamento donde solo hay que cumplir la ley. 4 min. 36 seg.
Estamos llamados a ser como Juan, precursores que preparan los corazones para que Cristo obre: anunciando conversión, siendo humildes y fieles a la verdad de lo que somos. 6 min. 18 seg.
Podemos sintetizar la predicación de Juan Bautista en dos palabras: arrepentimiento de los pecados y confianza en la misericordia de Dios; con este mensaje él preparó y prepara el camino para el Mesías. 11 min. 42 seg.
Juan Bautista entregó sus días en esta tierra al Señor; él cumplió su misión, su encargo haciendo que su vida en este mundo fuera la vida de Dios. 5 min. 2 seg.
Juan Bautista nos lleva a recordar la alianza, que somos pecadores necesitados y que debemos ponernos en ruta de conversión amando a Dios sin separarnos del amor al prójimo. 4 min. 41 seg.
En la Iglesia Católica nos hace falta voces que hablen con libertad, que llamen pecado a lo que es pecado. Asumamos también nosotros la responsabilidad también y sigamos las huellas de San Juan Bautista. 7 min. 40 seg.
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1.1 Juan, el Bautista, tiene su nombre en la Iglesia en razón de su obra más característica: los bautismos que realizaba a orillas del río Jordán. Le llamamos el bautista, esto es, el bautizador por esa obra de predicación profética que sirvió de preparación inmediata al ministerio público de Jesús.
1.2 Sin embargo, Juan fue preparación para la obra de Cristo no sólo con los bautismos. Mucho antes de que su palabra resonara en el desierto, Juan era precursor de Nuestro Señor. Su presencia en el mundo es fruto de un designio de Dios que quiso vencer la esterilidad de Zacarías e Isabel, y vencer también su avanzada edad, regalándoles un niño.
1.3 El nacimiento anunciado de este niño, que además recibió la visita y el amor de la Virgen María, precedió por medio año al nacimiento del Mesías. De este modo quedaron patentes tanto la gracia que traía en su seno la Madre de Dios como la grandeza de aquel que tal visita recibió.
2. ¿Qué será de este niño?
2.1 En torno al nacimiento de Juan se conjugaron bellamente varios hechos insólitos. Zacarías, su padre, que había perdido el habla como reproche a su incredulidad ante el anuncio del Arcángel Gabriel, recobró el uso de la palabra, de modo que aquel que con su mudez había mostrado la esterilidad del pecado ahora con su voz proclamara la fecundidad que trae la gracia.
2.2 Por otra parte, Zacarías escoge para el niño un nombre que no pertenece a su familia. Nadie en tu familia se llama así le increpaban con razón sus parientes y vecinos, pero él se sostuvo en su decisión. El nombre Juan, Johannes, se interpreta Yahvé es favorable y esta designación le parece preferible a Zacarías sobre su propio nombre, que se interpreta Yahvé ha recordado.
2.3 Cosa notable que este hombre haya renunciado a dejar su nombre en el único hijo de sus entrañas, con el único propósito de dar testimonio de la gracia divina.