Lección IV:
Amar al Prójimo

El fruto natural de una vida ungida y poseída por el amor es amar.

IV-A. Con la medida de Cristo

154. Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros. En eso conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros. (Jn 13,34-35)

155. Quien dice que está en la luz mientras odia a su hermano sigue en tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. (1 Jn 2,9-10)

156. Vosotros me llamáis maestro y señor, y decís bien. Pues si yo, que soy maestro y señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies. (Jn 13,13-14)

157. Os aseguro que lo que hayáis hecho a estos mis hermanos menores me lo hicisteis a mí. (Mt 25,40)

158. Si amáis solo a los que os aman, ¿qué premio merecéis? También lo hacen los recaudadores. Si amáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? También lo hacen los paganos. (Mt 5,46-47)

159. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Lev 19,18)

Véase también: I-D, III-A, III-F, VII-C

IV-B. La grandeza del Don del Amor

160. Aunque posea el don de profecía y conozca los misterios todos y la ciencia entera, aunque tenga una fe como para mover montañas, si no tengo amor no soy nada. Aunque reparta todos mis bienes y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve. (1 Cor 13,2-3)

161. El amor es paciente, es amable, el amor no es envidioso ni fanfarrón, no es orgulloso ni destemplado, no busca su interés, no se irrita, no apunta las ofensas, no se alegra de la injusticia, se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1 Cor 13,4-7)

162. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos. (Jn 15,13)

Véase también: III-A, V-C

IV-C. Perfil único y característico del amor cristiano

163. Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. (Mt 5, 43-45)

164. Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos. Dichoso tú, porque no pueden pagarte; pues te pagarán, cuando resuciten los justos. (Lc 14,13-14)

165. A los ricos de este mundo recomiéndales que no se envanezcan, que pongan su esperanza, no en riquezas inciertas, sino en Dios, que nos permite disfrutar abundantemente de todo. Que sean ricos en buenas obras, generosos y solidarios. Así acumularán un buen capital para el futuro y alcanzarán la vida auténtica. (1 Tm 6,17-19)

166. A mí Dios me ha enseñado a no considerar profano a ningún hombre. (Hch 10,28)

167. Comprendo verdaderamente que Dios no es parcial, antes acepta a quien lo respeta y procede honradamente, de cualquier nación que sea. (Hch 10,34)

Véase también: III-A, III-G, III-L, V-C, X-C

IV-D. Perdón y misericordia

168. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y os perdonarán. Dad y os darán: Una medida generosa, apretada, remecida, rebosante recibiréis. La medida que uséis, la usarán con vosotros. (Lc 6,36-38)

169. Perdona la ofensa a tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? (Sir 28,2-4)

170. Si perdonáis a los hombres las ofensas, vuestro Padre del cielo os perdonara a vosotros, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (Mt 6,14-15)

171. Acuérdate de tu fin, y deja ya de odiar. (Sir 28,6)

Véase también: II-C, VI-B, VII-E

IV-E. Actitudes básicas para la vida en la comunidad de creyentes

172. Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero no vayáis a tomar la libertad como estímulo del instinto; antes bien, servios mutuamente por amor. Pues la ley entera se cumple con un precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Ga 5,13-14)

173. Cuidado, que nadie devuelva mal por mal; buscad siempre el bien entre todos y para todos. Estad siempre alegres, orad sin cesar, dad gracias por todo. Eso es lo que quiere Dios de nosotros como cristianos. (1 Ts 5,15-17)

174. Por tanto, como elegidos de Dios, consagrados y amados, revestíos de compasión entrañable, amabilidad, humildad, modestia, paciencia; soportaos mutuamente; perdonaos si alguien tiene queja de otro; como el Señor os ha perdonado, así también haced vosotros. Y por encima de todo, el amor que es el broche de la perfección. Actúe de árbitro en vuestra mente la paz de Cristo, a la que habéis sido llamados para formar un cuerpo. Sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza. (Col 3,12-16)

175. Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. (Jn 17,21)

Véase también: III-C, III-G, X-F


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