Textos y archivos de
audio por: Fr. Nelson Medina, O.P.
Derechos Reservados © 2003.
L a reproducción de estos textos y archivos de audio, para uso privado o
público, está permitida, aunque solamente
sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Retorno
a la página de Homilías
Oremos:
Dios y Señor nuestro, que nos has revelado por medio del apóstol san Juan el
misterio de tu Palabra hecha carne; concédenos, te rogamos, llegar a comprender
y amar de corazón lo que tu apóstol nos dio a conocer.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Lectura de la primera carta del apóstol
san Juan
1, 1-4
Queridos hermanos: Lo que existía desde
el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que
contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida, –pues la
vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio, y les
anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó–; lo que
hemos visto y oído, eso les anunciamos para que también ustedes estén en
comunión con nosotros. Nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo,
Jesucristo. Les escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Alégrense, justos, con el Señor.
El Señor es rey: ¡que se alegre la
tierra y salten de gozo los innumerables pueblos lejanos! Está rodeado de nubes
y bruma, la justicia y el derecho son la base de su trono.
Alégrense, justos, con el Señor.
Las montañas se derriten como cera en
presencia del Señor, en presencia del dueño de toda la tierra. Los cielos
pregonan su fuerza salvadora y todos los pueblos ven su grandeza.
Alégrense, justos, con el Señor.
Una luz amanece para el justo, la
alegría para los hombres honrados. Alégrense, justos, con el Señor; alaben su
santo nombre.
Alégrense, justos, con el Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles.
Aleluya.
† Lectura del santo Evangelio según san
Juan
20, 2-8
Gloria a ti, Señor.
El primer día después del sábado, María
Magdalena regresó corriendo donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a
quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Pedro y el otro discípulo fueron rápidamente al sepulcro. Salieron corriendo
los dos juntos, pero el otro discípulo se adelantó a Pedro y llegó antes que
él. Al asomarse al interior comprobó que las vendas estaban allí; pero no
entró. Siguiéndole los pasos llegó Simón Pedro que entró en el sepulcro, y
observó que las vendas de lino estaban allí. Estaba también el lienzo que
habían colocado sobre la cabeza de Jesús, pero no estaba con las vendas, sino
doblado y colocado aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que
había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Celebrante:
Pidamos, hermanos y hermanas, al Señor, que escuche la oración de la Iglesia,
reunida para celebrar la fiesta del apóstol san Juan, y se muestre propicio a
nuestras peticiones:
(Respondemos a cada petición:
Escúchanos, Señor).
Por la Iglesia, para que viva siempre
el mandato del amor, recordado y testimoniado por el evangelista san Juan,
roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Por todos los que anuncian el Evangelio
por medio de la predicación, la catequesis y los medios de comunicación social;
para que sepan hacerlo siempre con la sabiduría y profundidad del apóstol san
Juan, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Por todos los que sufren en el cuerpo y
en el espíritu, para que sean fortalecidos por la maternal asistencia de la
Virgen María, confiada por Cristo en la cruz al discípulo amado, roguemos al
Señor.
Escúchanos, Señor.
Por todos nosotros, para que, por
intercesión del apóstol san Juan, unamos nuestra fe al ardor apostólico en el
servicio a Dios y a los hermanos, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Dios todopoderoso y eterno, escucha nuestras plegarias y fortalece nuestra
voluntad, para que, como san Juan, sepamos amar a nuestros hermanos y divulgar
la Palabra de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Santifica, Señor, los dones que
presentamos en tu altar y haz que por esta cena, que fue para san Juan fuente
de revelación, también lleguemos nosotros a participar plenamente en el misterio
de tu Palabra eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre
santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria
brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que conociendo a Dios
visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
El Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros, y de su plenitud todos participamos.
Oremos:
Por medio de este sacramento que hemos recibido en la fiesta de san Juan
Evangelista, concédenos, Señor, que habite siempre en nosotros tu Hijo,
Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Tabla de Versiones
para estas lecturas:
|
|
Escuchar |
Grabar |
Comentar |
|
Versión 1 |
|||
|
Versión 2 |
|||
|
Versión 3 |
|||
|
Versión 4 |
|
|
|
|
Versión 5 |
1.1 Dos características destacan indudablemente, en los escritos del apóstol Juan; dos notas que parecen contradecirse en términos físicos, pero se complementan bellamente cuando se trata de espiritualidad: altura y profundidad, es decir: ojo a a lo alto y mirada a lo profundo.
1.2 Este es el evangelista que hunde su mirada en el misterio admirable del Verbo y arranca del Cielo palabras que parecían prohibidas a los mortales. La audacia de su mensaje compite con la belleza de su expresión, de modo que el corazón creyente, cuando de veras lee a Juan, llega asentir esa especie de embriaguez deliciosa que se siente en los lugares altísimos, cuando todo se hace visible y adquiere por así decirlo su lugar en el conjunto sobrecogedor e imponente.
1.3 Nadie piense, sin embargo, que estamos hablando de un poeta de fantasías o de un novelista de seres o sensaciones imaginarias. Apegado a lo concreto y a lo real, mira qué nos ofrece: <<lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida...>>. No es un vendedor de quimeras, no es un soñador atorado en sus ilusiones: es ante todo un testigo.
2.1 Es difícil saber cuál podría ser la <<gran
palabra>>, el concepto clave de la enseñanza de Juan: ¿la Palabra?, ¿la pareja
ver-creer?, ¿la vida? Lo más seguro es decir que, más que una palabra o una
única idea, en el corazón de la doctrina de Juan tenemos un conjunto armonioso
y complementario de experiencias vividas desde Dios y hacia Dios. En este sentido el término clave
sería <<comunión>>.
2.2 Estar <<en comunión>> es precisamente participar-de, recibir y compartir, aprender y ejercer un lenguaje, vivir lo mismo aunque no en la misma forma, en fin, llegar a ser con el otro. Es algo tan central en el mensaje de Juan, que llega a decirnos: <<eso les anunciamos para que también ustedes estén en comunión con nosotros>> (1 Jn 1,3).
2.3 Es preciso que nuestra fe católica redescubra la
potencia de esas expresiones. <<Estar en comunión>>,
<<comulgar>>, que es su equivalente, significa mucho más que
participar de un rito, asentir a una doctrina o permanecer bajo una disciplina
eclesiástica, aunque todo ello tiene también su valor. Es respirar de un mismo
Espíritu, tener unas referencias experienciales comunes, haber aprendido juntos
un modo de hablar sobre el Señor, llorar con las lágrimas del hermano y reír
con su sola sonrisa.
***
Tenga en cuenta que no todos los prefacios aquí transcritos son de uso normativo. ***
Estos textos litúrgicos y bíblicos han sido proporcionados con autorización
a partir de esta completísima página de lecturas en uso en la liturgia
católica.
+
Retorno
a la página de Homilías