Textos y archivos de
audio por: Fr. Nelson Medina, O.P.
Derechos Reservados © 2003.
L a reproducción de estos textos y archivos de audio, para uso privado o
público, está permitida, aunque solamente
sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Retorno
a la página de Homilías
Señor, Dios nuestro: Cristo, tu
Unigénito, confió, antes que a nadie, a María Magdalena la misión de anunciar a
los suyos la alegría pascual; concédenos a nosotros, por intersección y el ejemplo
de aquella cuya memoria celebramos, anunciar siempre a Cristo resucitado y
verle un día glorioso en el Reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Lectura del libro del Cantar de los
Cantares
3,1-4a
Esto dice la esposa:
«En mi lecho, por las noches, a mi amado yo buscaba. Lo busqué, pero fue en
vano. Me levantaré. Por las plazas y barrios de la ciudad buscaré al amor de mi
alma; lo busqué, pero fue en vano. Y me encontraron los guardias de la ciudad,
y les dije:
“¿Qué no vieron
a aquel que ama mi alma?”
Y apenas se fueron, encontré al amor de mi alma».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres mi Dios, a ti te
busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora, como el suelo
reseco añora el agua.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Para admirar tu gloria y tu poder,
anhelo contemplarte en el santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia;
siempre, Señor, te alabarán mis labios.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Podré así bendecirte mientras viva
y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con
júbilo en los labios.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Fuiste mi auxilio y a tu sombra,
canté lleno de gozo. A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
¿Qué has visto
de camino, María, en la mañana? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada.
Aleluya.
Ý Lectura del santo Evangelio según
san Juan
20,1-2.11-18
Gloria a ti, Señor.
El primer día después del sábado,
estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la
piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro
y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto».
María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de
llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en
el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro
junto a los pies. Los ángeles le preguntaron:
«¿Por qué estás
llorando, mujer?»
Ella les contestó:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto».
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
Entonces él le dijo:
«Mujer, ¿por qué estás
llorando? ¿A quién
buscas?»
Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió:
«Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto».
Jesús le dijo:
«¡María!»
Ella se volvió y exclamó:
«¡Rabbuní!», que
en hebreo significa “maestro”.
Jesús le dijo:
«Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su
Dios”».
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al
Señor y para darles su mensaje.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Recibe, Señor, los dones que te
presentamos en la fiesta de santa María Magdalena, cuya ofrenda de amor aceptó
con tanta misericordia tu Hijo Jesucristo.
Que vive y reina por los siglos de siglos.
Amén.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario que
te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se
consagraron a Cristo,
reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la
santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará
en el cielo, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Nos apremia el amor de Cristo, para
que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por
ellos.
Oremos:
Que la participación en tus misterios, Señor, infunda en nosotros aquel amor
que impulsó a santa María Magdalena a entregarse por siempre a Cristo, su
maestro.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Tabla de Versiones
para estas lecturas:
|
|
Escuchar |
Grabar |
Comentar |
|
Versión 1 |
|||
|
Versión 2 |
|||
|
Versión 3 |
|
|
|
|
Versión 4 |
|
|
|
|
Versión 5 |
|
|
|
1.1 De María Magdalena se han dicho las cosas más bellas y
las más procaces; se han escrito líneas sublimes y vulgares; se la ha
representado como la gran imagen de la
misericordia de Dios o como la sombra más persistente al ministerio de Cristo.
1.2 Esta multiplicación de versiones sólo deja en claro una
cosa: hemos mirado a María Magdalena más como un objeto de la imaginación del
pueblo o de los guionistas del cine que como una persona que desde las páginas
de la Escritura nos saluda y nos comunica su mensaje.
1.3 O dicho de otro modo: esta fiesta, en este año, puede
ser la gran ocasión para encontrarnos no con la fantasía, sino con esa
maravillosa y salvífica verdad que el Señor nos regala en su Palabra Viva que
es la Escritura.
2.1 María Magdalena es testigo de excepción de la muerte de
Cristo y testigo de excepción de su resurrección. Allí donde los
<<valientes>> hombres, los apóstoles, han huido detrás de sus
miedos, esta mujer, audaz y sencilla en su
arrojo ha puesto sus ojos en el lugar preciso para ver, como tal vez
nadie ha visto, la Pascua de Cristo.
2.2 Pero María Magdalena está ahí, al pie de la cruz, no por
curiosidad no por causalidad, sino porque, su vida misma ha sido marcada por el
ministerio de Cristo. Ella ha sido creada por la palabra, la gracia, la oración
y el poder del Espíritu que habita en Jesucristo. Ha hecho un camino, desde
Galilea hasta Jerusalén, y por eso ha hecho también ese otro camino, desde la
entrada triunfal hasta el Gólgota.
3.1 Así entendemos que en la vida de la Magdalena lo único
grande fue y es Cristo; lo único bello fue y es Cristo; lo único poderoso fue y
es Cristo. En ella, como en todos los santos, resplandece Jesús, el Cristo de
Dios.
3.2 Fue grande Cristo liberándola de siete demonios. Fue grande perdonando sus culpas. Fue grande instruyéndola en el Evangelio vivo. Fue grande concediéndole fortaleza frente a la natural oposición que su presencia podía causar. Fue grande sobre todo llamándola como primera entre todos los hombres y mujeres que hoy proclamamos la verdad central de nuestra fe: ¡el Señor vive!
***
Tenga en cuenta que no todos los prefacios aquí transcritos son de uso normativo. ***
Estos textos litúrgicos y
bíblicos han sido proporcionados con
autorización
a partir de esta completísima página de lecturas en uso en la liturgia
católica.
+
Retorno
a la página de Homilías