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audio por: Fr. Nelson Medina, O.P.
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Oremos:
Te pedimos, Señor, que tu gracia nos inspire y acompañe, de manera que estemos
dispuestos a obrar siempre el bien.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Lectura
del libro de la Sabiduría
7, 7-11
Supliqué
y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. La
preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la
riqueza. No se puede comparar con la piedra más preciosa, porque todo el oro
junto a ella es un poco de arena, y la plata es como lodo en su
presencia. La tuve en más que a la salud y a la belleza, me propuse tenerla por
luz, porque su resplandor nunca se apaga. Todos los bienes me vinieron con
ella, sus manos me trajeron riquezas incontables.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sácianos,
Señor, de tu misericordia.
Enséñanos
a calcular nuestros días, para que adquiramos un corazón sabio. ¿Cuánto tardarás, Señor, en atendernos? Ten
compasión de tus siervos.
Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Sácianos
de tu amor por la mañana, para que vivamos con alegría y júbilo. Alégranos
tantos días como nos hiciste sufrir, tantos años como conocimos desgracias.
Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Que
tus siervos veamos tus acciones, y nuestros hijos contemplen tu esplendor. Que
descienda sobre nosotros la bondad del Señor, nuestro Dios. Da éxito a todo
cuanto hagamos.
Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Lectura
de la carta a los Hebreos
4, 12-13
Hermanos:
La palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que una espada de dos filos:
penetra hasta la división del alma y del espíritu, hasta lo más profundo del
ser y discierne los pensamientos e intenciones del corazón. Así que no hay
criatura que esté oculta a Dios. Todo queda al desnudo y al descubierto ante
los ojos de Aquél a quien hemos de rendir cuentas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación
antes del Evangelio
Aleluya,
aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Aleluya.
†
Lectura del santo Evangelio según san Marcos
10, 17-30
Gloria
a ti, Señor.
En
aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se
arrodilló y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué
debo hacer para alcanzar la vida eterna?»
Jesús le contestó:
«¿Por qué me
llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás
fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre».
El contestó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño».
Jesús lo miró con amor y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; así
tendrás un tesoro en los cielos; luego ven y sígueme».
Pero al oír estas palabras, él se entristeció y se fue apesadumbrado, porque
tenía muchos bienes. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¡Qué difícil
les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!»
Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras. Pero Jesús insistió:
«Hijitos, ¡qué difícil es
para los que confían en las riquezas entrar en el Reino de Dios! Más fácil le
es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino
de Dios».
Ellos se asombraron todavía más y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede
salvarse?»
Jesús, mirándolos fijamente, les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Para Dios todo es posible».
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
«Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte».
Jesús dijo:
«Les aseguro que quien haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o
madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en esta
vida, cien veces más en casas, hermanos y hermanas, madres e hijos, y tierras,
junto con persecuciones, y en el mundo futuro vida eterna».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se
dice «Credo».
Celebrante:
Llenos de confianza en el Señor, oremos, hermanos y hermanas, por todos los
seres humanos y por sus necesidades.
(Respondemos: Te rogamos, Señor, ten piedad).
Para
que Dios conceda el espíritu de paciencia y de caridad a los cristianos
perseguidos por su nombre y los ayude a ser testigos fieles y verídicos de su
Evangelio, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Para
que Dios conceda prudencia a los gobernantes y honradez a todos los ciudadanos,
a fin de que se mantengan la armonía y la justicia en la sociedad, roguemos al
Señor.
Señor, ten piedad.
Para
que el Señor, el único que puede hacer prosperar el trabajo humano, bendiga los
esfuerzos
de los trabajadores y haga que la tierra dé frutos abundantes para todos,
roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.
Para
que Dios no permita que en la hora de nuestra muerte, desesperados y sin
acordarnos de él, nos sintamos como arrancados de este mundo; sino que,
confiados y con una gran paz, lleguemos a la feliz vida eterna, roguemos al
Señor.
Señor, ten piedad.
Celebrante:
Dios nuestro, que juzgas las intenciones y los pensamientos del corazón humano
y ves claramente todo lo que has creado; escucha nuestras oraciones y atraviesa
nuestros corazones con la espada de doble filo de tu palabra, para que,
iluminados por tu sabiduría, valoremos rectamente las cosas terrenas y las
eternas y, libres de la seducción de las riquezas, recibamos el ciento por uno
y la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Acepta,
Señor, nuestras ofrendas y concédenos que esta Eucaristía nos ayude a conseguir
la gloria del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
El Señor
esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque manifestaste admirablemente tu poder no sólo al socorrer nuestra débil
naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino prever el remedio en la misma
debilidad humana, y así de lo que fue causa de nuestra ruina hiciste el
principio de nuestra salvación, por Cristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles te cantan con júbilo eterno, y nosotros nos unimos a sus
voces cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo …
Antífona
de la Comunión
Los que
buscan riquezas, sufren pobreza y hambre; los que buscan al Señor, no carecen
de nada.
Oremos:
Te pedimos, Señor, humildemente, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos
recibido en alimento, nos comuniquen su misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Tabla de Versiones
para estas lecturas:
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Versión 4 |
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Versión 5 |
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1.1 El tema central de las lecturas de este domingo es la
opción. La grandeza y al mismo tiempo toda la responsabilidad de ser humanos
depende de esa palabra: opción; optar.
1.2 Por otra parte, es obvio que no todas las opciones tiene
idéntico peso. Optar por salir al parque o ir a ver el partido de fútbol es
algo relativamente trivial. Optar por una carrera profesional o por otra es
algo más serio. Y así podemos pensar que hay una jerarquía de opciones en la
vida, y que eventualmente uno toma alguna opción que podemos llamar
<<fundamental>>.
2.1 La opción fundamental de algún modo es la escogencia
radical que hacemos para darle una forma específica a nuestra vida. Así por
ejemplo, en la primera lectura de hoy encontramos a alguien, que según el
relato es Salomón, que ha hecho una opción radical por algo maravilloso que es
la sabiduría. No un asunto de amontonar conocimientos o teorías, sino un modo
de vida; una opción fundamental, que en este caso ha traído una inmensa
felicidad a Salomón.
2.2 Ahora bien, Cristo se presenta en el evangelio como la
gran opción, como la opción fundamental, y ciertamente no acepta ser menos que
eso. Hay una especie de intransigencia de Cristo que nos confronta con lo más
radical de nuestro ser y nos empuja a decidirnos por él o sin él.
2.3 Esta <<intransigencia>> del Señor no es capricho. En él, en Cristo, Dios se está dando a sí mismo. Como dirían siglos después Santa Catalina de Siena o San Juan de la Cruz: <<más no nos podía dar>>. Por eso el rechazo a Cristo es una opción que configura todo en la vida de una persona; y por eso también la acogida de la persona y el mensaje de Jesús toca todo en la vida del creyente.
***
Tenga en cuenta que no todos los prefacios aquí transcritos son de uso normativo. ***
Estos textos litúrgicos y
bíblicos han sido proporcionados con
autorización
a partir de esta completísima página de lecturas en uso en la liturgia
católica.
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