Las Doce Promesas del Corazón de Jesús

¿Hay algo más bello, atractivo y puro que el amor del Corazón del hijo de Dios?

A continuación, explicaremos una por una el significado de las 12 promesas que nuestro Señor dejó a los devotos de su Sagrado Corazón

1.- “Daré a las almas devotas, todas las gracias necesarias para su estado de vida”.

Los deberes de nuestra vida diaria son numerosas y a menudo bastante difíciles. Dios nos concede, en respuesta a la oracióny la recepción frecuente de los sacramentos, todas las gracias necesarias para nuestro estado de vida. Hay también gracias extraordinarias que se encuentran fuera de la acción normal de la Providencia de Dios, gracias que Él da a sus amigos especiales. Estas son las gracias más eficaces, las más abundantemente dadas a los devotos del Sagrado Corazón.

2.- “Voy a establecer la paz en sus hogares”.

“La paz es la tranquilidad del orden, la serenidad de la mente, con sencillez de corazón, es el vínculo de la caridad”. (San Agustín) Fue la primera cosa que los ángeles desearon a los hombres en el nacimiento de Jesús. Nuestro Señor mismo ordenó a sus discípulos que dieran la paz: “En cualquier casa donde entréis, decid primero: ¡Paz a esta casa” (Lucas 10,5)

En el Corazón de Jesús se encuentra la verdadera paz, que hace que la casa sea su reflejo y el anticipo de nuestro hogar celestial

3.- “Voy a consolarlos en todas sus aflicciones”

El deseo de consolar a los tristes es la marca de un corazón noble y amable. El Sagrado Corazón es el más noble y generoso de los corazones, tanto humano como divino. ¿Cómo nos consuela? No necesariamente liberándonos de la tristeza y aflicción. Él conoce, el valor inmensurable de la cruz y por medio de ella, tenemos que expiar nuestros pecados. Por su gracia, Él hace lo que lo doloroso sea tolerable.

“Yo siempre les hablo con toda franqueza y tengo sobrados motivos para gloriarme de ustedes. Esto me llena de consuelo y me da una inmensa alegría en medio de todas las tribulaciones” (2 Cor. 7,4)

4.- “Voy a ser su refugio seguro en la vida, y sobre todo en la hora de la muerte”.

“Uno de los soldados abrió el costado de Jesús con una lanza, y al instante salió sangre y agua.” (Juan 19,34)

El costado de Cristo se abrió para demostrar que la Divina Providencia quiso que todos los hombres encontrasen en su Corazón Divino un refugio seguro contra los enemigos de nuestra salvación. En su Corazón podemos encontrar protección, fuerza en nuestra fragilidad, la perseverancia en nuestra inconstancia, refugio seguro en los peligros, fatigas de la vida y en la hora de la muerte.

5.- “Voy a conceder abundantes bendiciones sobre todo a sus empresas temporales y espirituales”.

Dios es amor. Él está dispuesto a dar a sus hijos abundantes bendiciones temporales, siempre que no pongan en peligro nuestros intereses eternos. Su especial Providencia protege y vela por los devotos al Sagrado Corazón con gran amor y ternura. Sin embargo, no debemos desanimarnos si nuestras oraciones, pidiendo favores temporales, no son contestadas siempre, porque Dios siempre pone nuestro bien eterno antes de nuestro bien temporal.

6.- “Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia”

La redención es el drama inmortal de la misericordia de Dios; y nuestro Divino Redentor es, por así decirlo, la Misericordia de Dios Encarnado. “…porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia” (Sal. 129,7)

En la tierra, el Corazón de Jesús estaba lleno de misericordia hacia todos. Ahora en su humanidad glorificada en el cielo, Jesús sigue mostrando Su misericordia sin límites, “viviendo siempre para interceder por nosotros.” (Heb. 7,25)

7.- “Las almas tibias se harán fervorosas”

La tibieza es un estado moribundo y lánguido del alma que ha perdido su interés en la religión. El Espíritu Santo expresa disgusto profundo para un alma así:

“Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.” (Ap 3,15-16)

El único remedio para la tibieza es la devoción al Sagrado Corazón, que vino “a traer fuego sobre la tierra”, es decir, para inspirar a los corazones fríos y tibios con un nuevo temor y el amor de Dios.

8.- “Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección”.

La mayor perfección es la recompensa que Jesús otorga a los devotos fervientes de su Divino Corazón; esta devoción tiene, como su fruto especial, transformarnos en gran semejanza a Nuestro Señor. Esto enciende en nuestros corazones el fuego del amor divino, que, como dice San Pablo: “es el vínculo de la perfección.” (Col 3,14)

A través de la devoción al amor del Sagrado Corazón, se dará paso a un celo ardiente por igualar nuestros intereses a los de Jesús

9.- “Bendeciré a cada lugar en el que se exponga y se venere una imagen de mi sagrado corazón”.

Las imágenes religiosas son una poderosa y atractiva fuente de inspiración. El Sagrado Corazón es un libro abierto en el que podemos leer el infinito amor de Jesús hacia nosotros en su pasión y muerte. Nos muestra su Corazón, cortado y abierto por la lanza, todo resplandeciente como un horno ardiente de amor, cuyas llamas aparecerán brotando desde la parte superior. Está rodeado de espinas, el angustiante golpe de amor ignorado. Quizás esto siempre nos impulse a los actos de amor y de generosidad.

10.- “Daré a los sacerdotes y a todos aquellos que se ocupan de la salvación de las almas, el don de tocar los corazones más endurecidos”.

La conversión de un pecador ocurre a veces por gracias extraordinarias. Dios nunca va a forzar a la libre voluntad de un ser humano. Pero Él puede otorgar gracias con las cuales impulsa al pecador a vencer la actitud rebelde que tienen las almas pecadoras más obstinadas. Esto, entonces, es lo que ocurre en el caso de los sacerdotes que están animados con gran devoción al Sagrado Corazón.

11.- “Los que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y nunca serán borrados”.

Esta promesa otorga a los promotores de la devoción al Sagrado Corazón una recompensa maravillosa: “tendrán sus nombres escritos en mi Corazón”. Estas palabras implican una amistad fuerte y fiel de Cristo mismo, y nos presenta el “Libro de la Vida” de San Juan: “No voy a borrar su nombre del libro de la vida.” (Ap 3,5)

12.- “A los que comulguen el primer viernes de cada mes, durante nueve meses consecutivos, le concederé la gracia de la perseverancia final”.

Esta promesa contiene una gran recompensa, que es nada más y nada menos que el cielo eterno. “La perseverancia final es un don gratuito de la bondad de Dios, y no puede ser merecido como un derecho adquirido por cualquier acto individual que hagamos” (Concilio de Trento) Se da como la recompensa por una serie de actos continuos hasta el final: “El que persevere hasta el final se salvará” (Mat. 10,22).

Conozcamos a San Claudio de la Colombière

“En el año de 1675, un nuevo superior había sido designado para la casa de los padres jesuitas en Paray-le-Monial. Al ser éste confesor extraordinario de las vecinas monjas de la Visitación, se acercó a ver a la superiora, la Madre de Saumaise, con el objetivo de ponerse a disposición del monasterio. Ella le presentó a toda la comunidad y, mientras el sacerdote dirigía a las religiosas unas breves palabras de incentivo a la práctica de la virtud heroica, una de ellas, Sor Margarita María Alacoque, oyó una voz interior que le decía: — He ahí al que te envío. Hacía pocos años que esta monja pertenecía a la congregación y ya había sido beneficiada por el Sagrado Corazón de Jesús con numerosas visiones y revelaciones. Sin embargo, en esos momentos estaba pasando por la prueba de la duda. Sus superiores y algunas autoridades eclesiásticas la consideraban una “visionaria”, llegándose a preguntar si no estaría siendo víctima de una ilusión o engañada por el demonio…”

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LA GRACIA del Domingo 4 de Septiembre de 2016

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C

Cristo quiere que nuestra vida gire en torno a Él, que le entreguemos nuestros corazones, prioridades, dolores, decisiones y seres queridos pues no hay lugar más seguro que su corazón.

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LA GRACIA del Viernes 22 de Abril de 2016

Dios va conduciendo a todos los pueblos a los pies y al corazón de Cristo, para que ahí podamos reconocernos como hermanos y merecedores de un mismo amor.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

Nueva catequesis sobre la confianza

* La confianza habla de una sensación de estar seguro y a gusto, por lo menos en cierta medida. Lo contrario, la desconfianza, lo asociamos en primer lugar con el miedo, pero detrás de esta palabra están el escepticismo, y después la soledad y el egoísmo. En este sentido, no tener en quién confiar constituye un desastre emocional que hoy aqueja a muchas personas, dejándolas en condición de naufragio existencial.

* Otro modo de ver las cosas es recordar que la confianza alude a nuestra “zona de confort;” y aunque el confort es agradable, aprender siempre implica un grado de desinstalación y movimiento. Es necesario salir de la total confianza del confort para entrar en la llamada “zona de aprendizaje.” Aún más allá, la “zona de riesgo” todavía puede aportar cosas valiosas a nuestra vida, aunque probablemente sea saludable hacer caso al corazón que siente grandes dosis de desconfianza. Lo importante de este esquema es que nos ayuda a ver que la búsqueda de un exceso de confianza, así ocmo la búsqueda de un riesgo absoluto, son ambos perjudiciales.

* Así llegamos a otro esquema:

confianza – seguridad – identidad – mamá
-> CRECIMIENTO
desconfianza – desafío – novedad – papá

* Es notable descubrir en los Evangelios que el Corazón de Jesús tiene de ambas características, de modo que en Cristo encontramos apoyo total y exigencia total, a la vez.

* Nos gusta mucho sentir ese apoyo sanador y reconfortante en Cristo pero evitamos las exigencias que su amor trae y que finalmente son las únicas que pueden llevar a plenitud la obra de su salvación en nosotros. Para que Él haga su obra es preciso acogerle pero también es preciso desprenderse de ídolos y falsos salvavidas.

* Los principales falsos salvavidas los podemos identificar a través de tres “claves” en tres preguntas:

(1) Las “madrigueras”: ¿Adónde corro cuando busco un refugio, consuelo, descanso?
(2) Los “globos”: ¿Cuáles son los sueños que he considerado indispensables para decir que la vida valió la pena?
(3) Los “diagnósticos”: ¿Tengo condiciones o requisitos en el orden en el que quiero que Dios obre en mi vida?

* Libres de esos ídolos podremos experimentar de modo nuevo la fuerza transformante del amor del Corazón de Jesucristo.

El Corazón de Jesús en el lenguaje de los tweets

Corazón de Jesús

Publicados con la etiqueta #SCorazon en @fraynelson

01 de 12 Nuestra época prácticamente idolatra la inteligencia. ¿Será eso lo que nos ha vuelto tan sordos a la voz del corazón?

02 de 12 La devoción al Sagrado Corazón tiene todas las credenciales de Jesús: su mansedumbre, caridad, indefensión, acogida.

03 de 12 Que Cristo deje abierta la puerta de su Corazón es gran noticia para los pecadores–y terrible para los demonios.

04 de 12 Dios nos ama: esa es una noticia buena. Pero es que además su amor es sabio y potente. Eso ya se llama Evangelio.

05 de 12 Lo sorprendente del Corazón de Jesús es que nos ama como somos pero no para dejarnos como estamos.

06 de 12 Y por eso estas dos peticiones: “¡Acéptame, Señor” y “Transfórmame, Señor” adquieren pleno sentido en Él y sólo en Él.

07 de 12 El amor nunca falla. Da el tamaño de la salvación para los que creen y el de la condenación para los que lo rechazan.

08 de 12 Al entregarse por completo Cristo me dejó sin excusas.

09 de 12 Cómo es un verdadero discípulo te lo responde el Cuarto Evangelio: es aquel que se ha recostado en el Corazón de Jesús.

10 de 12 El libro de la redención se escribió con la Santísima Sangre de Cristo. ¿Recuerdas de dónde brotó esa Sangre?

11 de 12 El salmista añoraba al templo más que a su casa. ¿Qué hubiera dicho si hubiera conocido el nuevo y definitivo Templo?

12 de 12 El que ama no pierde; sólo pierde el que no se deja amar.