ROSARIO de las Semanas 20210331

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

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LA GRACIA 2021/04/01 Lo que significa servir y amar

JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR

Hoy Jueves Santo pregúntate qué maldad estas quitando del corazón de las personas que amas y si las estas nutriendo con bondad.

https://youtu.be/Pm0hqes_NII

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¿Qué dones te ha dado Dios?

Espero este bien, quisiera hacerle algunas preguntas para que me brinde su orientacion. Algunos tips que sirvan de guia para reconocer los dones personales, lo que Dios nos ha dado a cada uno, como saber que es lo que yo puedo aportar al mundo, como reconocer mi mision. – M.M.

* * *

Hay varios modos complementarios de reconocer los dones de Dios; revisemos algunos de ellos.

1. El Método de las INTERSECCIONES. Considera tres círculos que se intersectan entre sí, como en los libros que nos hablan de conjuntos. Un círculo lo llamas “Cosas que me gustan”; otro lo llamas “Cosas que hago bien” y el último lo llamas “Necesidades y oportunidades en el mundo que me rodea.” Trata de llenar esos círculos atendiendo a las intersecciones. Por ejemplo, si hay algo que te gusta ya demás lo haces bien, ponlo en la intercesión correspondiente. Lo más interesante y lo más diciente de ese esquema es mirar qué tipo de cosas quedan en la intersección de los tres círculos.

2. El Método de la MEMORIA. Trata de recordar, y ojalá poner por escrito, aquellas ocasiones en que tu presencia, o tu ayuda, o tus palabras marcaron una diferencia positiva en la vida de alguna o algunas personas. Intenta ser específico; por ejemplo, no digas simplemente: “Creo que escuchar a Andrea le hizo bien” sino todavía más preciso: “Creo que las preguntas que le hice a Andrea sobre su relación con sus padres le ayudaron a ver las cosas de otra manera.”

3. El Método BÍBLICO. Toma la saludable costumbre de leer un pasaje de los Evangelios dada día. Y cada vez que leas, haz dos cosas: fíjate en alguno de los personajes (incluyendo a Jesús, claro está) y escribe algo breve sobre qué te llama la atención de lo que esa persona dice o hace. Después de un tiempo haciendo esto, vuelve a leer lo que has escrito y busca e ello una dirección sobre qué quieres y puedes hacer con tu vida cristiana.

4. El Método de los SANTOS. Sin que se te vuelva una simple “tarea” presta atención a cuáles son los santos que tocan más tu corazón; aquellos con los que más te identificas. Examian que tienes en común con ellos. Pregúntate qué cultivaron ellos, en lo concreto, que tú consideras que deberías cultivar.

5. El Método de la DIRECCIÓN ESPIRITUAL. Si tienes un buen director espiritual, que te conozca hace ya un tiempo, puede resultar muy orientador preguntarle directamente sobre qué dones ha visto en ti y cómo podrías cultivarlos mejor.

Estos dos últimos no deberían faltar nunca:

6. El Método de la COMUNIDAD. No cabe duda de que la experiencia real de servicio en una comunidad católica, donde haya oración, formación, evangelización y corrección fraterna es una de las mejores escuelas de conocimiento de sí mismo y de los propios dones.

7. El más importante de todos: El Método de la ORACIÓN. Pidamos siempre la gracia del Espíritu Santo; que la oración sea nuestro guía y nos vaya persuadiendo del camino que Dios quiere para nosotros, y para el cual nos va preparando y guiando.