¿Falta un versículo en la Biblia?

Padre Nelson: leyendo el Santo Evangelio segun San Mateo, en el capitulo 17, encontré que no esta el capitulo 21. Busqué en otras biblias y pasa lo mismo. Pensé que era un lio de impresión; sin embargo, parece una regla. Mi pregunta, ¿por qué no aparece el versículo 21 en Mateo capitulo 17?Gracias por su atención. — R.M.

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Es una pregunta interesante e importante porque nos habla de la “historia” que el texto ha tenido hasta llegar a nosotros.

Empecemos por esta pregunta: ¿cómo se sabe cuál es el texto de la Biblia? Uno podría responder que basta con ver los originales, que deben estar… en alguna parte. El problema es que “los originales” (que, en ciencias bíblicas, se llaman los “textos autógrafos”) no están disponibles, no existen ya; lo que tenemos son centenares, miles, de “manuscritos”, la gran mayoría en griego, que dan fe de lo que debían haber dicho los autógrafos.

¿Entonces quién y cómo se define el texto? Siempre ha sido un proceso muy complejo pero sus etapas básicas están bastante claras:

1. Se hace un inventario, lo más extenso y completo de manuscritos antiguos que contengan texto bíblico. Algunos de estos manuscritos (breves) se remontan al siglo I pero la mayoría son de siglos posteriores. La ubicación geográfica de procedencia y la datación son claves. Este inventario incluye mucho más de 5000 manuscritos, que se suelen abreviar: MS.

2. Se establecen lazos “generacionales” entre los MS según su cronología y geografía. Así por ejemplo, un MS “A” puede haber sido fuente para ser copiado en los MS “B”, “C” y “D”, y luego es posible que el “C” haya sido copiado en “H”, “Q” y “Z”. Todo esto sirve para construir una especie de árbol de dependencias y de independencias textuales.

3. La calidad misma de los MS, en términos de conservación, cantidad de texto que contienen, calidad gramatical y ortográfica que muestran los copistas, impacto en los “descendientes”, uso por parte de los predicadores y pastores, y otros factores, le dan más autoridad a unos MS que a otros. De ese modo se descubre que en ocasiones los copistas agregaron en Mateo cosas que que estaban en textos paralelos de Marcos; o tal vez lo contrario: quitaron en Marcos lo que no veían en Mateo o Lucas. Los textos presentan variaciones muy explicables entre todos esos MS.

4. El estudio detallado de todos esos factores, hecho a lo largo de décadas, tanto por protestantes como por católicos, va creando un consenso sobre cuál pudo ser el texto original, que por supuesto es que interesa traducir y difundir.

5. Ese consenso puede cambiar a lo largo del tiempo. San Jerónimo, por ejemplo, contaba con muy pocos manuscritos, y solo su conocimiento de las lenguas bíblicas; estudios posteriores pueden entonces llegar a una conclusión distinta  a la que él llegó con respecto a si considerar tal o cual versículo como “de Marcos” o “no de Marcos”, y ello para cada libro de la Biblia. No se trata de conclusiones radicalmente distintas en lo fundamental, pero sí que pueden darse diferencias.

Es lo que ha sucedido con Mateo 17,21. Ese versículo, allí donde se registra (biblias antiguas) es simplemente una copia literal de Marcos 9,29. Según el parecer de los exégetas que han estudiado más extensamente el asunto, no parece probable que ese versículo perteneciera originalmente a Mateo. Es decir, que no tratan de “eliminarlo” sino de quitar una adición que algún copista introdujo.

No son muchos los casos que se presentan como este pero sí suceden.

Y por supuesto, nada de ello disminuye en nada la autoridad y fruto de gracia propios de la Palabra de Dios.