Cuidado con el nuevo individualismo

“Los adultos suelen denunciar que un amplio sector de los jóvenes viven hoy sólo para la satisfacción inmediata de sus deseos. Sólo les interesa el disfrute de lo instantáneo, lo que ocurre en cada instante, de lo que sólo dura un momento. De ese modo reducen la temporalidad al tiempo presente, a lo fugaz, a lo que dura apenas un relámpago en el cielo: el pasado ya no existe; el futuro todavía no es…”

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LA GRACIA del Jueves 20 de Julio de 2017

Es importante que conservemos la memoria viva de lo que Dios ha hecho por nosotros y de no prescindir de la autoridad constituida en la Iglesia aunque en ocasiones sea cuestionable.

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ROSARIO de las Semanas 20170718

#RosarioFrayNelson para el Martes:
Contemplamos los Misterios de la Antigua Alianza

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la Antigua Alianza contemplamos la paciencia de Dios, que no detuvo su amor ante el pecado de los hombres.
  2. En el segundo misterio de la Antigua Alianza contemplamos el camino de fe de Abraham.
  3. En el tercer misterio de la Antigua Alianza contemplamos el éxodo de la tierra de Egipto.
  4. En el cuarto misterio de la Antigua Alianza contemplamos el don de la Ley hecho a Moisés y a su pueblo junto al Monte Sinaí.
  5. En el quinto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la gran promesa de Dios al rey David: que el cetro real no se apartaría de su descendencia.
  6. En el sexto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la valiente vocación de los profetas, por quienes el Espíritu Santo nos habló de muchas maneras.
  7. En el séptimo misterio de la Antigua Alianza contemplamos a el pequeño resto de Israel, que permaneció fiel y fue semilla de la Nueva y Eterna Alianza.

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¿Misiones un poco prematuras?

Fray Nelson, Cristo envió a sus apóstoles e incluso a otras personas a hacer misión antes de morir. ¿Cuál era el sentido de esas misiones y por qué incluían otras personas aparte de los Doce? — AC

Podemos decir que hay distintos tipos de misión y no siempre lo que se quiere con una misión es lo mismo. La palabra misma “misión” indica simplemente que una persona es enviada por otra. Así por ejemplo podemos decir que Jesucristo es el gran misionero de Dios nuestro Padre. Y también podemos decir que cuando Cristo envía a sus discípulos de alguna manera está prolongando el envío que él mismo recibió; por eso leemos en el Evangelio según San Juan estas palabras de Cristo a sus Apóstoles: “como el Padre me envió a mí yo los envío a ustedes” (Juan 20,21).

Claramente hay una gran diferencia entre los envíos que Cristo hace antes de su cruz y los envíos que él hace después de su Pascua. Uno puede decir que antes de la cruz las misiones tenían sobre todo un propósito como de entrenamiento. Por eso son misiones con bastantes restricciones entre las cuales hay que destacar aquello de que no vayan a pueblos de samaritanos ni a pueblos de gentiles sino que permanezcan únicamente en el entorno propio de los judíos. Pueden leerse algunas otras de estas restricciones en el capítulo décimo de San Mateo.

¿Qué clase de cosas podrían aprender los apóstoles en esas primeras experiencias misioneras? Podrían aprender cosas como estas: La autoridad de Jesucristo; el poder de su santo nombre; su manera de estar presente aún en la distancia; la confianza en la divina providencia; la certeza de que podían ser bien recibidos o mal recibidos; el desprendimiento necesario para hacer su tarea; la alegría del reencuentro después de la labor. Y todo esto vivido de dos en dos, es decir, aprendiendo a conjugar el amor a Dios y el amor al prójimo.

Este entrenamiento indudablemente les hizo gran bien. Sin embargo, la labor más difícil estaba por delante. eEnseñados por el misterio de la Santa Cruz y revestidos de la fuerza que solamente puede dar el Espíritu Santo, los apóstoles estarían ya dispuestos a ir por todo el mundo fundando comunidades auténticamente cristianas.

No debemos dudar del importante papel que cumplían ellos, los apóstoles, pero eso no significa que fueran los únicos misioneros. De hecho uno de los rasgos principales de la fe cristiana es que todo verdadero discípulo de Jesucristo tiene de alguna manera un encargo de misión. No es que todos hagamos las mismas cosas sino que todos colaboramos de distintos modos en la única labor de hacer presente el anuncio y la realidad del reinado de Dios.