Diálogos sobre Género, 6 de 6: ¿Qué hacer?

[Retiro “Católico Soy” versión 2015. Advertencia: la naturaleza del tema de este retiro y el lenguaje directo propio de estas discusiones puede no ser apropiado para menores de edad sin acompañamiento de sus padres o responsables.]

Tema 6 de 6: ¿Qué hacer?

1. Formación permanente: retiros, cursos, jornadas, congresos.

2. Verdadera misericordia: acoger – orar – iluminar – sanar – convertir – formar – enviar.

3. Diálogo apologético progresivo, es decir: perdiendo el miedo sin perder la prudencia.

4. Con los cercanos: tratar los comportamientos desviados (no las personas) sin “estatuto especial.”

5. Cada uno ubíquese vocacional, profesional y eclesialmente. Tienes una responsabilidad desde el lugar en que te encuentras.

6. Militancia con metas claras sin protagonismos.

7. Conciencia de que estamos hablando de una labor a muy largo plazo, probablemente siglos.

Diálogos sobre Género, 5 de 6: Causas de la omnipresencia del tema de género

[Retiro “Católico Soy” versión 2015. Advertencia: la naturaleza del tema de este retiro y el lenguaje directo propio de estas discusiones puede no ser apropiado para menores de edad sin acompañamiento de sus padres o responsables.]

Tema 5 de 6: Causas de la omnipresencia del tema de género

* A cualquier observador atento le llamará la atención que habiendo tantos temas graves y urgentes en tantos países, de repente pareciera que el único tema relevante, o por lo menos, el que recibe una atención constante y destacada, es este asunto de género. ¿Por qué sucede así? Podemos decir que, sobre la base de un “caldo de cultivo” largamente preparado, han entrado con fuerza intereses muy claramente identificables.

* El “caldo de cultivo” tiene dos ingredientes fundamentales: el naufragio emocional y la atomización de la sexualidad humana.

* “Naufragio emocional” o “existencial” es durísima situación de soledad en que millones y millones de personas se encuentran por muchos factores, sobre todo el individualismo y la obsesión por la satisfacción a través de tener más y más dinero. El efecto más notable de ese abandono es que muchas personas tratan de aferrarse a sus cosas, sus placeres, o sus amores ocasionales con la misma fuerza de un náufrago a la única tabla de salvación que ha podido encontrar. Si la persona a la que otro logra aferrarse es del mismo sexo entonces ambos tratarán de defender, más allá de todo argumento, la relación que les hace posible sobrevivir emocionalmente.

* Llamamos “atomización de la sexualidad” a la mentalidad, creada o impulsada grandemente por la difusión de la pornografía, que hace que el sexo no se vea como encuentro de personas sino como acceso a una colección de objetos de deseo: una boca, unos pechos, unos genitales. Las relaciones sexuales, así entendidas, son notoriamente pobres, frágiles y provisionales, de modo que se impone la lógica de que “todo vale” con tal de encontrar algo de placer o algún tipo de refugio afectivo.

* Preparado así el terreno resulta fácil a los políticos oportunistas presentarse como abanderados de la causa de la “discriminación” de los náufragos. Toda responsabilidad social y todo criterio moral desparecen de la escena, y los improvisados líderes logran lo único que les interesaba: los votos suficientes para acceder al poder. Únase a ello las gigantescas ganancias que trae el sexo comprado y vendido como artículo de consumo, en sus más diversas formas.

* Finalmente, una mal entendida misericordia facilita que, incluso en ambientes cristianos y católicos, avance con fuerza la mentira, pues resulta cómodo predicar un dios falso que no exige lo primero que reclamo Cristo al empezar su misión: “Convertíos.” esta falsa misericordia se queda solamente con acoger al náufrago pero no le ofrece la riqueza del amor que salva sino la pobreza de un falso amor de complicidad y mediocridad.

Preparativos de la primera expedición franciscana en México

El P. General eligió como cabeza de la misión a fray Martín de Valencia, superior de la provincia franciscana de San Gabriel, muy distinguida por el fervor espiritual con que guardaban la Regla de San Francisco. Según Mendieta, «contentóle en este varón de Dios la madurez de su edad, la gravedad y serenidad de su rostro, la aspereza de su hábito, junto con el desprecio que mostraba de sí mismo, la reportación de sus palabras, y sobre todo, el espíritu de dentro le decía: “éste es el que buscas y has menester”; porque realmente en aquél, sobre tantos y tan excelentes varones, se le representó el retrato del espíritu ferviente de San Francisco» (IV,5).

Con la venia del Emperador, el P. Quiñones mandó a fray Martín, en un capítulo reunido en Belvis, que eligiera bien unos compañeros y pasara a evangelizar los indios de la Nueva España. Los Doce apóstoles, conducidos por fray Martín de Valencia, fueron éstos: Francisco de Soto, Martín de Jesús (o de la Coruña), Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo, Toribio de Benavente (Motolinía), García de Cisneros, Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Jiménez, y los frailes legos Andrés de Córdoba y Juan de Palos.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.