El verdadero rostro de Juan XXIII

Uno de los inmensos bienes que trae la canonización de Juan XXIII es la recuperación de su perfil espiritual y pastoral. Bien sabido es que numerosos progresistas han querido tomar como apoyo a sus posturas una especie de caricatura del Papa Bueno. Se ha querido sistemáticamente usar su lenguaje de caridad y misericordia como una especie de complicidad bonachona ante el pecado, o como licencia para despreciar los mandamientos de Dios y las leyes de la Iglesia. Semejante engaño va a ser más difícil de sostener a medida que la estatura y la reciedumbre espiritual del Papa Roncalli alcancen su genuina dimensión.

El ecumenismo de Juan XXIII no es negación de la verdad de la fe; la compasión de este gran Papa no es aprobación de mediocridad ni permiso para pecar; su anhelo de paz no se disuelve en irenismo ni en pura diplomacia o negociación de contrarios.

Sólo el amor nos hace verdaderos pero sólo la verdad preserva la pureza del amor, y lo defiende de los numerosos ídolos que tratan de suplantarle. He aquí una lección que tendremos que recordar muchas veces, ahora que la Providencia de Dios nos ha concedido al Papa Francisco, en tantas cosas semejante al humilde Papa de Sotto-il-Monte.

Catheriniana – 02, El Santo Deseo, parte 2

[Catheriniana es una serie de reflexiones sobre aspectos de la enseñanza de Santa Catalina de Siena. Para sacar mayor provecho de estas conferencias es muy recomendable revisar primero la serie sobre su vida, y después la serie sobre los fundamentos de su doctrina espiritual. Si se quiere acceder a todas las publicaciones de este blog sobre la Santa Doctora, hacer click aquí.]

Tema 2: El Santo Deseo y su relación con la acción del Espíritu Santo.

* El Santo Deseo es fruto de la presencia y la acción del Espíritu Santo en nosotros. Iluminando nuestra inteligencia, el Espíritu nos deja percibir la distancia entre lo que el mundo es y lo que Dios querría que fuese. Haciendo arder nuestra voluntad, el Espíritu nos permite experimentar como dolor la manera como el mundo a menudo da la espalda al plan de Dios. Centrando todo nuestro ser en Cristo, el Espíritu nos deja ver el camino que va del ser al deber-ser.

* Esa conciencia llena de luz y esa voluntad que com-padece tienen ya un mérito en sí mismas: son vínculo de unión de caridad con el sufrimiento de Cristo, especialmente en su intercesión ferviente en Getsemaní.

* Mas hay ocasiones en que el Espíritu nos habla, recordando y grabando profundamente en nuestro ser la voz de Cristo. En tales ocasiones el Espíritu nos da “consejos de Evangelio,” o “consejos evangélicos,” que de un modo intenso y en completa consonancia con las circunstancias concretas que nos rodean, indican qué hacer, incluso si ello puede parecer difícil o ridículo a nuestra propia conciencia. No se trata de cometer pecados sino de dar pasos audaces, que pueden parecer improbables pero que resultan inmensamente útiles con una eficacia que va mucho más allá de nuestras previsiones. Es algo así como entregar el timón al Espíritu en una acción específica.

* Hay testimonios de acciones semejantes en las vidas de los santos, cuando sus acciones podían parecer extrañas, y sin embargo, en retrospectiva se ve que no fueron hechas por búsqueda de algo exótico, incorrecto o excéntrico sino bajo la guía del Espíritu. Cuanto más se crece en fidelidad al Espíritu, mayor certeza en reconocer su paso y ser capaz de seguir su voz.