Así como el conjunto de las necesidades humanas lo percibe el hombre en su unidad, así la unidad del misterio del Resucitado lo renueva todo en nosotros.
LA GRACIA del Sabado 6 de Abril de 2013
¡Todos llamados a evangelizar!
El milagro
Una pequeña niña fue a su habitación y sacó un frasco que estaba escondido en su closet.
Esparció su contenido en el suelo y contó con cuidado. Tres veces, incluso. el total fue contado a la perfección. No había cabida a errores.
Con cuidado regresó las monedas al frasco y cerrando la tapadera, ella salió sigilosamente por la puerta trasera y caminó 6 cuadras hasta la Farmacia de Rexall, que tenía un gran signo de jefe indio sobre la puerta.
Ella esperó pacientemente a que el farmacéutico le prestara atención, pero estaba muy ocupado por el momento.
Tere movió sus pies para que rechinaran sus zapatos. Nada. Se aclaró la garganta lo mas fuerte que pudo.
No sirvió de nada, finalmente tomó 25 centavos del frasco y tocó en el mostrador de cristal. Con eso fue suficiente!
Un monje que dejo huella en el siglo XX
“Uno de los autores más populares y sólidos de espiritualidad del siglo XX fue, sin duda, el abad benedictino Columba Marmión. Joseph Aloysius, pues ese era su nombre de nacimiento, nació el 1 de abril de 1858 en Dublín, Inglaterra, en el seno de una familia numerosa y muy devota. Nadie podía imaginar que el recién nacido sería uno de los autores católicos sobre espiritualidad más famosos de los tiempos modernos. En el ambiente irlandés del s. XIX, no era extraño que alguno de los miembros de la familia fuera sacerdote o religioso. Columba, que tendría además tres hermanas monjas, entró en el seminario con dieciséis años, después de estudiar en un colegio jesuita…”
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