Pasado, presente y futuro

¿Por qué recordamos el pasado y no el futuro? ¿Somos sólo nuestro pasado o somos también nuestro futuro? – Preguntado en formspring.me/fraynelson.

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Nuestra condición temporal significa exactamente lo que mencionas: no tenemos potestad sobre todo nuestro ser; no podemos disponer de él con plena soberanía, sino que estamos sujetos a dos limitantes: (1) Actuamos sólo sobre una minúscula porción de lo que somos, a saber, el presente; (2) Nuestras acciones se acumulan, y tal acumulación, que es nuestra historia personal, según lo dicho en el punto anterior es irreformable.

La pregunta tiene mucho sentido, entre otras cosas porque nos lanza a otras posibilidades de ser, o mejor aún: a otros modos de relacionar el ser y el tiempo (Heidegger). Uno ve que no es absurdo pensar un ser finito que disponga enteramente de sí “de una vez;” tal es el caso, según la teología católica, de los Ángeles. La consecuencia que esto trae, sin embargo, es que en tal modo de existencia no puede existir el arrepentimiento o la conversión. Para que hay un cambio en el enfoque global de la vida, es decir, una conversión, se requiere ser temporal como el nuestro.

Uno también puede pensar en un ser que a la vez sea infinito, autoposeído y por ello mismo, ajeno al tiempo. Esto exactamente es lo que significa la eternidad de Dios.

La oracion como principio y fundamento

¿Santo, sin oración?… -No creo en esa santidad.

Si no eres hombre de oración, no creo en la rectitud de tus intenciones cuando dices que trabajas por Cristo.

Le decías: “No te fíes de mí… Yo sí que me fío de ti, Jesús… Me abandono en tus brazos: allí dejo lo que tengo, ¡mis miserias!” -Y me parece buena oración.

La oración del cristiano nunca es monólogo.

“Hacer un minuto de silencio por…”. -Deja eso para los que tienen el corazón seco. Los católicos, hijos de Dios, hablamos con el Padre nuestro que está en los cielos.

No dejes tu lección espiritual. -La lectura ha hecho muchos santos.

El contagio de la fe

Europa ha conocido épocas de angustia, por ejemplo, cuando la plaga o la peste iban cobrando víctimas de ciudad en ciudad y de un país a otro. En lo peor de la crisis del siglo XIV hubo regiones que perdieron entre la tercera parte y la mitad de sus habitantes. La palabra “contagio” tenía un significado sombrío en aquel tiempo.

También hoy podemos contagiarnos de una variedad de cosas negativas. El mal humor es contagioso. La arrogancia tiende a serlo. La venganza despierta venganza. El pesimismo, como una peste, puede saltar de una casa a la siguiente, o irse por los cables del teléfono o de Internet.

Pero gracias a Dios, hay contagios saludables también, y son los que más nos interesan. Hay gente que lleva una sonrisa invencible a su lugar de trabajo, y parece que no descansan hasta dejarla implantada en otros rostros. Hay gente obstinada en su lucha contra la corrupción y la desidia; y en más de una ocasión su fortaleza da fruto, cuando se abre paso un nuevo ambiente marcado por la transparencia y la honestidad. A menudo los niños tienen una fuerza increíble para contagiarnos de su mirada nueva, su inocencia luminosa, su risa inigualable.

Los cristianos estamos llamados a contagiar de fe al mundo entero. No somos espectadores pasivos de un drama ajeno. Jesús dijo una vez: “He venido a traer fuego sobre la Tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!” (Lucas 12,49). ¿A cuántos has incendiado tú en vivísima convicción del amor que Dios nos tiene?

Y atención todos: el papa Benedicto nos está llamando a vivir un Año de la Fe, a partir del próximo 11 de Octubre: ocasión magnífica para recordar el hermoso deber que tenemos de ofrecer a manos llenas el don de la luz que significa creer en Dios y en su Hijo, Jesucristo. Súmate, desde ahora.

Radio Vaticana en Internet

“El Director General de Radio Vaticana, Padre Federico Lombardi, informó que la radio del Papa, emprenderá una nueva etapa de evangelización y cambiará su señal de onda corta para América y Europa por un estratégico servicio vía Internet…”

Radio Vaticana en Internet

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ESCUCHA, Breve Curso sobre la Fe, 8 de 8, Crecer en la fe

Curso ofrecido a las Dominicas del Monasterio de Lerma, España, en Junio de 2012, con motivo del Año de la Fe promulgado por el Papa Benedicto XVI.

8. Caminos de crecimiento en la fe
8.1 Oración: “Señor, aumenta mi fe.” “Señor, que vea”
8.2 Escucha de la Palabra (“La fe viene de escuchar” – Romanos 10)
8.3 La liturgia y los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión
8.4 La fe crece al ponerla en práctica (Mateo 7)
8.5 La fe se afianza recibiendo testimonio en la propia comunidad
8.6 La fe se amplía al contacto con las vidas de los santos
8.7 La fe se purifica y consolida con el estudio, si es humilde y en comunión con la Iglesia
8.8 La fe se consolida en la victoria sobre la tentación
8.9 La fe se robustece compartiéndola en la evangelización
8.10 Leer el paso de Dios en la propia historia