La crisis de los 40

“Suele ser una crisis de personalidad, que se produce entre los 35 y los 45 años y que coincide, algunas veces, con la mitad de la expectativa de vida para las personas, en la cual se produce una evaluación de la vida, en base a la comparación entre las metas fijadas y los logros obtenidos…”

crisis de los 40

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Acuerdo entre la cultura humana y la educacion cristiana

62. Aunque la Iglesia ha contribuido mucho al progreso de la cultura, consta, sin embargo, por experiencia que por causas contingentes no siempre se ve libre de dificultades al compaginar la cultura con la educación cristiana.

Estas dificultades no dañan necesariamente a la vida de fe; por el contrario, pueden estimular la mente a una más cuidadosa y profunda inteligencia de aquélla. Puesto que los más recientes estudios y los nuevos hallazgos de las ciencias, de la historia y de la filosofía suscitan problemas nuevos que traen consigo consecuencias prácticas e incluso reclaman nuevas investigaciones teológicas. Por otra parte, los teólogos, guardando los métodos y las exigencias propias de la ciencia sagrada, están invitados a buscar siempre un modo más apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de su época; porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea, sus verdades, y otra cosa es el modo de formularlas conservando el mismo sentido y el mismo significado. Hay que reconocer y emplear suficientemente en el trabajo pastoral no sólo los principios teológicos, sino también los descubrimientos de las ciencias profanas, sobre todo en psicología y en sociología, llevando así a los fieles y una más pura y madura vida de fe.

También la literatura y el arte son, a su modo, de gran importancia para la vida de la Iglesia. En efecto, se proponen expresar la naturaleza propia del hombre, sus problemas y sus experiencias en el intento de conocerse mejor a sí mismo y al mundo y de superarse; se esfuerzan por descubrir la situación del hombre en la historia y en el universo, por presentar claramente las miserias y las alegrías de los hombres, sus necesidades y sus recurso, y por bosquejar un mejor porvenir a la humanidad. Así tienen el poder de elevar la vida humana en las múltiples formas que ésta reviste según los tiempos y las regiones.

Por tanto, hay que esforzarse para los artistas se sientan comprendidos por la Iglesia en sus actividades y, gozando de una ordenada libertad, establezcan contactos más fáciles con la comunidad cristiana. También las nuevas formas artísticas, que convienen a nuestros contemporáneos según la índole de cada nación o región, sean reconocidas por la Iglesia. Recíbanse en el santuario, cuando elevan la mente a Dios, con expresiones acomodadas y conforme a las exigencias de la liturgia.

De esta forma, el conocimiento de Dios se manifiesta mejor y la predicación del Evangelio resulta más transparente a la inteligencia humana y aparece como embebida en las condiciones de su vida.

Vivan los fieles en muy estrecha unión con los demás hombres de su tiempo y esfuércense por comprender su manera de pensar y de sentir, cuya expresión es la cultura. Compaginen los conocimientos de las nuevas ciencias y doctrinas y de los más recientes descubrimientos con la moral cristiana y con la enseñanza de la doctrina cristiana, para que la cultura religiosa y la rectitud de espíritu de las ciencias y de los diarios progresos de la técnica; así se capacitarán para examinar e interpretar todas las cosas con íntegro sentido cristiano.

Los que se dedican a las ciencias teológicas en los seminarios y universidades, empéñense en colaborar con los hombres versados en las otras materias, poniendo en común sus energías y puntos de vista. la investigación teológica siga profundizando en la verdad revelada sin perder contacto con su tiempo, a fin de facilitar a los hombres cultos en los diversos ramos del saber un más pleno conocimiento de la fe. Esta colaboración será muy provechosa para la formación de los ministros sagrados, quienes podrán presentar a nuestros contemporáneos la doctrina de la Iglesia acerca de Dios, del hombre y del mundo, de forma más adaptada al hombre contemporáneo y a la vez más gustosamente aceptable por parte de ellos. Más aún, es de desear que numerosos laicos reciban una buena formación en las ciencias sagradas, y que no pocos de ellos se dediquen ex profeso a estos estudios y profundicen en ellos. Pero para que puedan llevar a buen término su tarea debe reconocerse a los fieles, clérigos o laicos, la justa libertad de investigación, de pensamiento y de hacer conocer humilde y valerosamente su manera de ver en los campos que son de su competencia.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 62]

Madurez en el Espiritu, 5 de 5, Tu necesitas del Espiritu

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 5 de 5: Tú necesitas del Espíritu

El Espíritu Santo es el fruto por excelencia del sacrificio de Cristo en su cruz. por eso mismo, el Espíritu trae todo el sabor, al esencia misma de su amor y de su entrega “extrema.”

A veces creemos que nos conocemos y que sabemos lo que es mejor para nosotros. A veces creemos que podemos decidir sobre nuestras vidas con autonomía tan grande que basta con proponerse las cosas para lograrlas. Es un poco el mensaje que se vende en la literatura de “auto-superación.”

Pero, aunque es saludable tener un pensamiento “positivo” y una actitud optimista, lo que en realidad sabemos de nosotros es como una lamparita en medio de un océano de ignorancia. San Agustín decía que Dios está más dentro de mí que yo mismo.

Fiarse del Espíritu es darle a Dios la oportunidad de hacer sus obras a su tamaño y a su placer. No podemos ganar más que cuando lo perdemos todo por Él.

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Madurez en el Espiritu, 4 de 5, La Eucaristia y la Cruz

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 4 de 5: La Eucaristía y la Cruz

Es el amor, finalmente, quien nos sana, nos reconstruye, nos alimenta, nos levanta. Por ello mismo, cuanto más grande es nuestra necesidad, más amor necesitamos. Siendo extremo el daño que causa el pecado, porque nos aparta de nuestro bien propio, hay que decir que necesitamos amor extremo.

Según el Evangelio de Juan, ese “amor extremo” se nos ofrece singularmente en el desenlace de la vida de Cristo. Viendo el testimonio de los demás evangelistas, concluimos que la eucaristía, la cruz y la donación del Espíritu son expresión y realidad de ese amor infinito, sin límites, que puede sanarlo todo y que además puede colmar de verdad nuestros anhelos más hondos.

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Madurez en el Espiritu, 3 de 5, Ejes de tension en los grupos

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 3 de 5: Ejes de tensión en los grupos

Todo grupo humano, sea constituido por creyentes o no creyentes, sufrirá tensiones principalmente en tres áreas, que resultan fáciles de recordar si uno las relaciona con los votos de los religiosos: pobreza, castidad y obediencia.

La POBREZA nos recuerda que siempre necesitamos recursos, y que allegar y administrar recursos trae sus dificultades. A este respecto, es necesario que todos tomemos conciencia de lo que se puede lograr o impedir sumando fuerzas.

La CASTIDAD nos recuerda que todos tenemos afectos, y eso implica: preferencias, amistades más fuertes, heridas del pasado, y todo ello facilita o impide la marcha de nuestras comunidades. Es preciso tener claro el bien común.

La OBEDIENCIA nos recuerda que sin líderes, organización y disciplina no se logra nada serio. Ello implica saber posponer uno muchas veces sus opiniones o gustos.

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Madurez en el Espiritu, 2 de 5, Ataques a la fe, la esperanza y el amor

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 2 de 5: Ataques a la fe, la esperanza y el amor

El enemigo malo no abandona fácilmente su presa. Al contrario, redobla ataques contra aquellos que ve que se van por el camino del Evangelio.

La FE se ve atacada a través de la disociación entre su dimensión doctrinal y su dimensión existencial. Como un péndulo que va de extremo a extremo, hemos pasado de un tiempo en que se creía que ser católico consistía en aprender muchas cosas con la cabeza, a un modo de vida de fe en que la experiencia subjetiva, al sensación y la emoción son tiranas que comandan todo.

La ESPERANZA se ve atacada especialmente en las instituciones, pues son estas nuestra manera de apostar al futuro. Sin la fortaleza propia del compromiso con nuestras instancias de vida cristiana (por ejemplo: la familia), y con nuestras instancias de fe y evangelización (los consejos de la RCC, por ejemplo), el futuro se torna opaco y nada atractivo.

El AMOR se ve atacado a fuerza de trivializarlo. Amor en la Biblia es buscar el bien del otro; no simplemente sentir o decir sentir muchas cosas.

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Madurez en el Espiritu, 1 de 5, Sanado significa reconquistado

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 1 de 5: Sanado significa Reconquistado

La sanación es acto del amor y del poder de Dios que rescata lo que le pertenece. El pecado nos tienta ofreciendo caminos más rápidos, aparentemente más fáciles y en todo caso, más intensos, hacia los bienes que anhela nuestro corazón. Así logra hundir en sus garras en nosotros.

La sanación vence por encima del daño que el pecado ha causado, y así nos devuelve al plan de Dios. Somos sanados, entonces, para ser testigos de la verdad de amor y salvación del Señor.

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Sobre la incredulidad de muchos en los milagros de Jesus

Lo que sigue es mi comentario a esta entrada del blog Reforma o Apostasía del P. José María Iraburu..


Precioso y minucioso análisis, P. Iraburu: GRACIAS. Comento tres cosas:

(1) Por supuesto no hay que oponer–ni el artículo comentado lo hace–historicidad y significación teológica. El gnosticismo larvado que incluyen posturas como la de Torres Queiruga viene a decirnos que la materia no importa, y que sólo importa el sentido o significado: la enseñanza, la “gnosis.” Muy al contrario, la estructura de los textos es “sacramental”: presupone el hecho sucedido que, precisamente en la solidez de su acontecer, sirve de base para el sentido noético, espiritual o teológico. Por ejemplo: la VERDAD del caminar sobre las aguas, invita a reconocer la VERDAD del señorío de Cristo sobre la creación, de un modo que el judaísmo sólo atribuyó a Dios, pues sólo él domeña la arrogancia de las aguas, según aquello del final del libro de Job.

(2) Otro punto importante lo comentaba Bruno Moreno hace unos meses: existe el prejuicio cientificista de que toda la gente de la antigüedad vivía en un mundo de fantasía donde cualquier cosa podía suceder en cualquier momento. Es como si se pensara que para ellos que alguien esté paralítico muchos años, y un día se levante, es parte de un mundo donde cualquier cosa puede pasar. Si ello fuera así, los autores sagrados se sentirían con cierta licencia para contar como acaecidas cosas que nunca pasaron. Gracias a Dios, los textos son lo suficientemente claros como para mostrar el impacto, la extrañeza, la incredulidad que esos hombres, lo mismo que nosotros, sentimos cuando percibimos que el mundo creado cede el paso ante la majestad y la compasión de su Creador.

(3) Ayuda mucho a la fe en la realidad de los milagros el haber presenciado unos cuantos. Sé bien que la Renovación Carismática no tiene monopolio del Espíritu Santo, ni más faltaba, pero, con mis propios ojos, y en cierto sentido como fruto de mi pobre oración, he visto milagros sobre cuerpos y mentes, incluyendo sanaciones físicas. Cuando leo esos malabares de teólogos que parece que sólo salen de sus despachos para ir a simposios donde hablan con otros de su mismo estilo y lenguaje, suspiro implorando a Dios que alguna vez todos ellos puedan asomarse a un lugar donde de veras se ore, se adore y se celebre el amor incontenible e inexhausto de Dios.

Autoridad, Amor y Libertad

El primer mensaje que enviamos no es lo que decimos ni lo que hacemos sino lo que somos.

Tener autoridad es, ante todo, ser “autor” de la propia vida.

Hay muchos modos de ser autor. ¿Cómo distinguimos a los mejores autores?

Lo primero: sus obras son coherentes. Por ejemplo, en una novela, uno ve que hay una “lógica” interna que se cumple. Hay consistencia.

Un buen autor no atrae la atención sobre sí mismo sino sobre su obra. Sie lla es buena, a él lo catalogamos como bueno. Ser buen autor de la propia vida es irradiar, generar, producir un bien sin exhibirse, pero sin tampoco esconderse.

Las obras geniales siempre generan imitadores. Muchas veces, esa imitación es un tributo de admiración. Tener autoridad es ser digno de ser admirado y en cierto sentido, digno de ser imitado.

El bien que vive aquel que es verdadero autor de su vida se irradia. Esa irradiación es un ámbito o atmosfera de amor.

La falsa autoridad crea una falsa distancia con la que pretende esconder su engaño. La verdadera autoridad no requiere de ese artificio.

El que es verdaderamente bueno ya está a distancia de los que apenas están aprendiendo a serlo. Por eso el que tiene autoridad suple con humildad y con amor la distancia que podría desanimar a los que apenas empiezan.

Por eso, el ideal de un papá no es: débil y agresivo, sino fuerte y amoroso a la vez. La autoridad no riñe con el amor. El ideal de una mamá no es: a veces cómplice y a veces regañona, sino más bien: reflejo de un amor que cuesta demasiado ofender o defraudar.

Amar con autoridad hace libre al que se sabe amado. En un hogar así, los hijos saben que repetir a los papás o competir con ellos no tiene sentido. Saben que su única opción es ser libres pero que también ellos tendrán que ser autores de sus vidas.

Concurso de Literatura Catolica

“Si queremos reavivar la literatura católica, lo primero que necesitamos no es dinero (como dirían nuestros amigos materialistas), sino autores católicos que no se avergüencen de serlo y quieran dar gloria a Dios con su pluma. Convocamos este concurso para dar a conocer a algunos (o muchos) de esos futuros autores católicos…”

Concurso Literatura Catolica

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Es la muerte la aniquilacion del hombre?

Así pudiera creerse al contemplar la descomposición de un cadáver. ¿Qué queda de él? «La rosa ha vivido el tiempo de las rosas, apenas una mañana».

Si la muerte es tan lógica para el hombre como la caída de los pétalos de una rosa, ¿de dónde ese horror instintivo que nos inspira, y cómo explicar ese extraño deseo de inmortalidad, que es para nosotros como una segunda naturaleza?

Existen las realidades invisibles

El hombre no se reduce a lo que de él vemos. Sabemos que posee una potencia de la que carecen los animales: una inteligencia bien real y original, capaz no sólo de construir, sino de reflexionar e inventar. Esta inteligencia creadora escapa al mundo de los sentidos, no tiene olor ni gusto ni color. Es capaz de ideas, como la justicia, el bien y el honor, que están más allá del mundo material.

Sería precipitado que, por no ver el espíritu en acción tras la muerte, afirmáramos que ha dejado de existir.

Si durante un concierto de piano, a causa de un accidente, el instrumento quedara destruido, el concierto quedaría interrumpido, pero no podríamos deducir de eso la aniquilación del pianista.

El espíritu no se descompone

La desaparición del cuerpo es consecuencia de su descomposición. La sangre se derrama, la piel se deshace. Pero la inteligencia es simple, consciente e intangible. No es fácil entender cómo pueda descomponerse y desaparecer.

Además, nuestro espíritu domina el tiempo: la tabla de multiplicar es tan verdad hoy como hace veinte siglos y como lo será el año que viene. Si estamos habitados por una realidad que transciende y domina el tiempo ¿cómo podremos ser completamente dominados y aniquilados por él el día de nuestra muerte? Esto es lo que ya presentían los primeros hombres cuando enterraban a sus muertos con ritos funerarios.

Un hecho único en la historia: ¡Cristo ha resucitado!

El cristiano tiene la certeza de la supervivencia como consecuencia de un hecho histórico sin precedentes: la resurrección de Cristo. Ya no se pone en duda la existencia y la muerte de Cristo. Contra lo que esperaban sus discípulos, Jesús se les apareció después de su muerte en varias ocasiones y en circunstancias muy diferentes.

Se aparece a las mujeres que acudieron a su tumba en el amanecer de la Pascua. Los apóstoles calificaron de desatinos sus testimonios, pero también ellos vendrán a ser testigos de sus apariciones entre los discípulos, en el cenáculo. Allí Jesús, para probarles que no se trata de un fantasma, les pide algo de comer. Tomás, ausente, se muestra incrédulo; pero finalmente habrá de rendirse a la evidencia.

Pablo de Tarso va a combatir la impostura de la resurrección, tratando de recuperar a los judíos recientemente convertidos. Pero en el camino de Damasco se verá sacudido por una revelación extraordinaria. Se convierte, y anuncia la resurrección de Cristo, de la que va a hacer el centro de su predicación. «Si los muertos no resucitan, ni Cristo resucitó… comamos y bebamos, que mañana moriremos» (1Co 15,16.32).

Los apóstoles y Pablo aceptaron ser decapitados no solo por afirmar una doctrina, sino por mantener la verdad de un hecho: que Cristo vive. «Yo creo en el testimonio de los que, por afirmarlo, se dejan cortar la cabeza» (Pascal).

• «Las almas de los justos están en manos de Dios….¿Muerte, donde está tu victoria?» (Sab 3,1; 1Co 15,55).

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

Iniciacion a la Vida de Oracion

“Si quieres desarraigar del ánima todos los vicios y plantar en su lugar las plantas de las virtudes, sé hombre de oración. Porque en ella se recibe unción y gracias del Espíritu Santo, la cual enseña al hombre todas las cosas…”

iniciacion vida de oracion

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