Retorno del Destierro, 7 de 8, Isaias

Retorno del Destierro

Tema 7: Isaías y la promesa renovada

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Resumen

* “Isaías” es el nombre de una escuela de profetismo. No una escuela en sentido formal, sino el resultado de un ministerio profético que dejó profunda huella, y que tuvo continuación en la forma de discípulos y luego de escritores que tomaron el nombre de su maestro. En esto no pretendían usurpación alguna sino más bien dar honor y continuidad a la obra del gran profeta.

* Como es sabido, el libro de Isaías tiene varias grandes secciones, que a veces se llaman “Primer” Isaías (Isaías I, caps. 1–39) y luego: “Segundo” (II, 40–55) y “Tercer” Isaías (III, 56–66). La temática del destierro aparece en todo el libro aunque de modo diverso.

* La primera colección, conectada con la vida del profeta mismo, data del siglo VIII a.C. y trae los temas teológicos principales: (1) Ante todo, la santidad de Dios, que todo lo trasciende pero que de nada se desentiende; (2) La incidencia de la fe en los asuntos de la vida pública; (3) La perseverancia en el pecado, fuente de desastres; (4) El peligro de fiarse más de las alianzas con los poderes de esta tierra que de Dios.

* Con Isaías I el profetismo alcanza mayoría de edad en varios sentidos: profundidad teológica, calidad literaria, alcance universal, repercusión social, trascendencia que roza lo inefable.

* Isaías II debe situarse en el tiempo del destierro. Su mensaje es de una belleza incomparable, cargado de una esperanza fuerte y contagiosa que cancela el lenguaje derrotista o amargo sobre el destierro. Dios manifestará su gloria en el retorno de su pueblo y las obras nuevas superarán a las antiguas. Véase Isaías 41,8-20, por ejemplo.

* Pero lo más destacado de Isaías II es, quizás, el conjunto de los Cánticos del Siervo, que abren dos temas propios del Nuevo Testamento: la redención por el sufrimiento, si es sufrimiento del discípulo “iniciado;” y la llamada a todos los pueblos.

* En Isaías III hay que destacar una teología muy madura sobre el arrepentimiento: 63,7–64,11. Es el mismo tono penitencial, dolido y esperanzado a la vez, lleno de lucidez y sinceridad, que encontramos por ejemplo en Baruc 1,15–3,8.

ATENCIÓN: Escucha el retiro completo, o baja las notas de los ocho temas, en PDF.