Unidad del Antiguo y el Nuevo Testamento

16. Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre, no obstante los libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo.

[Constitución Dei Verbum, n. 16, del Concilio Vaticano II]

II-H. Los grandes obstaculos a la conversion

105. Abominación para el orgulloso es la humildad. (Sir 13,20)

106. ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! (Is 5,20)

107. Mucho mal enseñó la ociosidad. (Sir 33,28)

108. Los caminos de Dios son rectos para los santos, así como para los sin ley son piedras de tropiezo. (Sir 39,24)