Invitacion a la Pneumatologia (17 de 18)

Invitación a la Pneumatología: Curso dado por Fray Nelson Medina a los frailes estudiantes de teología del Studium Generale de los Dominicos de Colombia en el primer semestre de 2010. Sesión 17:Aspectos y aplicaciones pastorales del tratado teológico sobre el Espíritu Santo.

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Retiro Sacerdotal: Jesus, Hijo de David (8 de 8)

Jesús, “Hijo de David”: Retiro espiritual ofrecido a sacerdotes de la Arquidiócesis de Medellín en Junio de 2010. Tema 8: El Reino y la Iglesia. Factores venidos del protestantismo y del modernismo que hacen difícil plantear rectamente el problema. Propuesta conciliar: la predicación apostólica “subsiste” en la Iglesia Católica en comunión con el Sumo Pontífice.

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La Obediencia de la Fe

La revelación hay que recibirla con fe

5. Cuando Dios revela hay que prestarle “la obediencia de la fe”, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios prestando “a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad”, y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por El. Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que proviene y ayuda, a los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da “a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad”. Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones.

Las verdades reveladas

6. Mediante la revelación divina quiso Dios manifestarse a Sí mismo y los eternos decretos de su voluntad acerca de la salvación de los hombres, “para comunicarles los bienes divinos, que superan totalmente la comprensión de la inteligencia humana”.

Confiesa el Santo Concilio “que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con seguridad por la luz natural de la razón humana, partiendo de las criaturas”; pero enseña que hay que atribuir a Su revelación “el que todo lo divino que por su naturaleza no sea inaccesible a la razón humana lo pueden conocer todos fácilmente, con certeza y sin error alguno, incluso en la condición presente del género humano.”

[Constitución Dei Verbum, nn. 5-6, del Concilio Vaticano II]