Amar y Educar

La vida cristiana finalmente consiste en la práctica del amor a Dios y al prójimo. En cuanto a este segundo tipo de amor, Santo Tomás enseña que la madurez consiste en el amor de benevolencia según el cual uno busca el bien del amado, y no tanto cómo se siente uno o qué sensaciones uno tiene. Este amor maduro hace que todos seamos formadores y “madres” unos de otros, según la expresión de San Francisco de Asís.

Ejercicios sobre el perdón, 24

Curación de los Sentimientos Negativos
1Ts 5,23-24

Buen PastorDespués de haber reflexionado sobre la misericordia del Padre, de Jesús, vamos a reflexionar sobre un tema fundamental para nuestra vida, y que brota de la misericordia de Dios, la curación o sanación de toda la persona. En efecto, el odio, los rencores y otros sentimientos dañinos, de los cuales ya hemos hablado, son enfermedades del alma y del espíritu con un gran poder para debilitar el vigor del cuerpo con una cantidad de enfermedades, pero que se pueden sanar.

El Señor Jesús, al encarnarse, ha querido venir a sanarnos de todas nuestras enfermedades y dolencias del cuerpo, del alma y del espíritu. Ordinariamente asociamos la curación con médicos, curanderos, medicamentos y otras ayudas. Pero, sin dejar a un lado a éstos, Jesús asocia la curación con la fe y el amor, y con la proclamación de la Buena Nueva. Los tesoros de fe y amor, que el Señor ha puesto en nuestro corazón, crecen tanto más cuanto más se comparten. Interesarnos por los que sufren, orar por los enfermos y con ellos, es un modo muy práctico de proclamar nuestra fe y expresar nuestro amor, orando por los enfermos y con ellos.

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