Unicidad

Bebé y florCuando se piensa en aquello que nos hace únicos desde el punto de vista biológico quizás la primera idea que viene a la mente son las huellas digitales. Los microsurcos de la punta de nuestros dedos no se repiten de una persona a otra y por ello pueden usarse como un medio de identificación. El iris, con sus líneas, trazos, puntos y colores parece ser único también, lo mismo que la dentadura, y seguramente hay otras partes del cuerpo, o proporciones entre partes del cuerpo, que pueden usarse para decidir si alguien es alguien.

Esta labor de identificación parece que puede automatizarse hasta niveles que interfieren con la deseada privacidad de los ciudadanos. Un sistema de cámaras de televisión no puede captar huellas digitales ni el iris de la gente pero nuevas tecnologías pueden, por ejemplo, analizar las proporciones de los rasgos de la cara: por decir algo, lo que va entre los ojos, la punta de la nariz y la barbilla. Un programa de computador puede encontrar caras en un video de circuito cerrado de TV y en ellas hacer el análisis de esa clase de proporciones. Cada vez que en una escena aparecen las proporciones conocidas de alguien–quizás un criminal, quizás un enemigo político–el programa guarda una foto de la escena y la hora en que esa persona estuvo allí. Sin duda el sistema requiere mejoras pero es algo que en principio puede hacerse.
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