Portabilidad (1)

El diseño y producción de gadgets, “aparatos” que hagan accesible la tecnología, constituyen en sí mismos una línea de desarrollo, por supuesto. Pero la portabilidad va mucho más allá de la tecnología como tal. Lo tecnológico como tal aporta en términos de miniaturización, conectividad y rapidez, pero a estos factores hay que agregar otros que son los que definen lo realmente portable.

Por ejemplo, estoy seguro de que es tecnológicamente posible hacer un teléfono celular del tamaño de una moneda pero ya eso no sería práctico.

Luego está el tema de la convergencia: ¿queremos un celular con agenda o una agenda con celular? Y también la influencia en el organismo humano: ¿de veras nuestras celulas pueden recibir tanto tiempo la influencia de los celulares?

La portabilidad está relacionada también con otros aspectos más “filosóficos,” si se quiere. Los dispositivos portables nos conectan con realidades y personas que no están física o corporalmente próximos, pero al precio de desconectarnos, a lo menos parcialmente, de los que sí están próximos. El ejemplo sencillo es la persona que habla a través de su celular con un amigo al otro lado del país y para eso no habla con ninguna de las personas que están en la misma sala.

Es decir que detrás de la portabilidad hay algo más profundo, a saber, un modo de decidir quiénes pertenecen a mi mundo. La noción de “proximidad” y el concepto de “corporalidad” quedan así en una perspectiva nueva, cuyas consecuencias aún no conocemos, sencillamente porque nunca el mundo había tenido las posibilidades de conoexión que hoy tenemos.

Otro aspecto de la portabilidad es que depende más del oído que de ningún otro sentido. El oído es el órgano de los sentidos que es apto para el caminante, como muestra el modo en que creció el pueblo de Dios a fuerza de oír y sólo oír en el desierto.

En la medida, pues, en que somos caminantes, gana más terreno la empresa o dispositivo o sistema que llega más al oído.

Aquí me atrevo yo a hacer un poco de futurología. Es notable el éxito de los Ipod, o demás reproductores de MP3. Uno diría que el paso siguiente y natural es que ahora haya un Ipod con videos. Algo de eso ofrecen ya compañías como Archos, y son persistentes los rumores del lanzamiento de un Ipod con video. Mi conjetura es esta: aunque la vista supera grandemente al oído en simultaneidad de información, los aparatos portables de video no pueden superar a los portables de audio en una proporción comparable, e incluso es posible que queden en desventaja.

La razón es que el oído demanda menos para todo lo que da. La vista requiere que uno detenga su mundo, y detener el mundo para concentrarse en un espacio de unos pocos centímetros cuadrados es fatigoso. Para que la experiencia valiera la pena tendría que realmente sumergirnos en el encanto del color y la fotografía, como lo hace el cine, por ejemplo. No es lo mismo ver Titanic asombrándose del colosal barco que se hunde trepidante en el océando que ver un dibujo de 3 centímetros y medio que desaparece de la diminuta pantalla.

¿Adónde conducirá la portabilidad? Hay varias teorías al respecto, que esperamos examinar más adelante.