Si nuestra más grande necesidad
hubiera sido de dinero,
Dios hubiera mandado a un economista.
Si nuestra más grande necesidad
hubiera sido de conocimiento,
Dios hubiera mandado a un educador.
Si nuestra más grande necesidad
hubiera sido de diversión o entretenimiento,
Dios hubiera mandado a un artista.
Pero como nuestra mayor necesidad
era de amor y salvación.
Dios mando a su Hijo, un Salvador.