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Los caminos
de Dios
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Diác. Jorge Novoa
Todos los medios de comunicación están pendientes de la
decisión que tomará el senado romano en estos días. El emperador reunido con
sus más cercanos asesores está evaluando la conveniencia de las leyes
promulgadas. El mundo está expectante, todos miran a Roma; se han hecho
presentes los más importantes y destacados medios de prensa del orbe entero.
Ciertamente, si congeláramos esta escena, que ha intentado
recrear la atención del mundo para con la capital del imperio, y entrando en
ella, le preguntáramos a un hombre cualquiera de ese tiempo, ¿dónde se está
gestando el futuro de la humanidad? Y ¿quién lo está decidiendo? Nuestra
pregunta suscitaría en él, un asombro similar al que experimentaron los
discípulos camino de Emaús ante la demanda de Jesús, "¿qué ha
ocurrido?" La respuesta claramente apuntaría hacia el Imperio Romano:
allí se están resolviendo los destinos de la humanidad. Allí esta el poder
que regirá al mundo. Los destinos de todos los hombres están en las manos del
emperador romano y su senado que bosqueja cómo disponer del mundo según su
proyecto.
Al mismo tiempo, en una parte alejada de ese mismo
imperio, dos mujeres se encuentran en uno de los tantos pueblitos
polvorientos de Israel. Una, llamada María; la otra, su prima Isabel. Las dos
llevan en sus vientres a dos personajes de la historia grande: Isabel, a Juan
Bautista; María, a Jesús. La lectura de la realidad aparece harto distinta
para quien se coloque desde esta perspectiva. El mundo no ha quedado en manos
del azar, no depende en su destino último de la prepotencia de quien ejerce
el poder arbitrariamente. No está bajo la amenaza del capricho; no es un hijo
abandonado de un padre prófugo. El Creador "no olvida la obra de sus
manos." Y en virtud de su Amor, cumple plenamente con la promesa que
había realizado desde el momento de la caída del hombre en el paraíso.
Dios está confundiendo los proyectos de los fuertes con la
disponibilidad y el amor de los débiles. Dos mujeres a la vera del camino son
las portadoras de los destinos de la humanidad de todos los tiempos. En sus
conversaciones sencillas, Dios está tejiendo la historia de la salvación. Su
acción está en medio de ellas, se torna palpable, es motivo de gozo para el
niño que lleva en el vientre Isabel. Ante la "Madre del Señor",
Juan Bautista salta de gozo. Así como David viene danzando delante del Arca
de la presencia que vuelve a estar en medio de su Pueblo, Juan Bautista salta
de gozo delante del Arca de la Nueva y Eterna Alianza que deposita al Señor
Dios en medio de su Pueblo. María es saludada por ser la portadora, como el
Arca, de la presencia de Dios, para convertirse en el primer sagrario, que
custodia con la valentía de la fe, el proyecto de Dios que se está
realizando.
¿Quiénes son los débiles desde la perspectiva del mundo?.
María, José, Isabel, Zacarías, Juan Bautista, los pastores fieles, Ana,
Simeón; eran llamados despectivamente "anawin", es decir, los
pobres del Señor. Para vivir confiadamente, es necesario pedir la gracia de
la mirada de estos "limpios de corazón": ¡así es como se ve a Dios
y su proyecto!
"No tengan miedo" nos dice el Señor, y hoy nos
lo recuerda Juan Pablo II. "Dios está con nosotros" cumpliendo su
proyecto según su promesa. Si el futuro se abre lleno de incertidumbres
busquemos purificar nuestro corazón para mirar desde la esperanza: ¡desde los
ojos de Dios!
esde la esperanza, desde los
ojos de Dios
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